Cuba acusa a EE UU de “chantajear” a la OPS para desprestigiar su cooperación médica
La Habana asegura que Washington montó una “campaña deshonesta” para “no desembolsar la contribución financiera” que le corresponde ante el organismo
Washington ha convertido nuevamente los programas de cooperación médica de Cuba en un campo de batalla para hostigar al Gobierno de La Habana. Mientras la isla mantiene 3.800 médicos, enfermeros y técnicos de la salud trabajando en 39 países frente a la pandemia de la covid-19, la Administración Trump ha arreciado sus ataques contra la colaboración médica cubana, bajo la acusación de que fomenta el “trabajo esclavo” de su personal sanitario. La Habana dice que desde hace tiempo la Casa Blanca ha recrudecido su “campaña de desprestigio” contra estos programas de sanitarios, pero ahora, ha dado un paso más al “presionar” a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en un “ataque frontal contra el multilateralismo”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba no ha querido dejar pasar lo que considera una nueva “campaña deshonesta” de Washington, y el miércoles acusó formalmente a EE UU en un comunicado de “chantajear” a la OPS “para desacreditar a la cooperación médica internacional de Cuba, presionar a los gobiernos que la reciben y privar a los pueblos de esos servicios de salud”.
Según la cancillería cubana, EE UU ha amenazado al organismo internacional con “no desembolsar la contribución financiera” que debe y le corresponde si no se realiza “una revisión externa del papel de la OPS en el programa Más Médicos en Brasil”, al tiempo que ha tratado de vetar el ingreso de la isla en el Comité Ejecutivo de la OPS, algo que no ha conseguido.
La denuncia cubana indica que el programa Más Médicos, articulado entre los Gobiernos de Cuba y Brasil entre 2013 y 2018 con el respaldo de la OPS, “ha recibido auditorías previas con resultados satisfactorios”, siendo “objeto de la más grosera campaña de difamación” por parte de EE UU y del actual Gobierno de Jair Bolsonaro, al que califica de “servil”.
La Habana asegura que la Administración Trump trata de “vincular la cooperación médica internacional de Cuba con la trata de personas”, y censura las declaraciones de la directora de Economía y Desarrollo del Departamento de Estado de Estados Unidos, Kristen Pisani, en las que advierte a la OPS que la elección de Cuba sería ofensiva y podría “socavar los principios de esa Organización”. Para el Gobierno de Miguel Díaz-Canel, las últimas acciones de Washington constituyen “una burda manipulación de la OPS con fines políticos y de una extensión de la agresión contra Cuba”, además de un “ataque frontal contra el multilateralismo”.
“Si Cuba no se hubiera visto conminada a retirar sus médicos de Brasil, estos habrían podido contribuir al control y enfrentamiento de la pandemia de la covid-19 en ese país, el segundo más afectado a nivel mundial”, recuerda la Cancillería cubana, indicando que en los cinco años que duró la cooperación entre Cuba y Brasil los médicos cubanos atendieron a 113 millones de pacientes brasileños en 3.600 municipios, proporcionando cobertura médica a 60 millones de personas. A finales de 2018, tras la llegada al poder de Bolsonaro, la isla decidió retirar a sus médicos debido a la actitud “hostil” del nuevo Gobierno brasileño hacia ellos.
La Administración Trump ha pedido en diversas ocasiones a los países receptores de cooperación médica cubana que revisen sus programas de colaboración, por ser estos una importante fuente de recursos para el Gobierno de Cuba. Se calcula que La Habana obtiene por el trabajo de sus brigadas médicas en el extranjero -son más de 40.000 profesionales de la salud trabajando en 60 países, la mayoría de los profesionales en Venezuela- más que todo lo que el país ingresa por concepto de turismo, unos 3.000 millones de dólares al año.
Desde que llegó a la Casa Blanca, Trump se ha esforzado en cortar las fuentes de recursos del Gobierno cubano con el argumento de que La Habana es el principal valedor de Venezuela. La semana pasada, el presidente de Estados Unidos anunció nuevas medidas contra Cuba, entre ellas la prohibición a todos los ciudadanos estadounidenses de hospedarse en hoteles que sean propiedad del Estado, además de suspender las importaciones de ron y tabaco. Antes acabó con los viajes de los cruceros, estableció límites de las remesas que podían enviar a sus familiares los emigrados, aplicó la ley Helms-Burton para desincentivar las inversiones extranjeras y arreció la persecución financiera contra los bancos que realizan operaciones con Cuba. El ataque contra los programas de cooperación médica es, para La Habana, parte del mismo esfuerzo de Washington por acorralar a la isla.
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