La trastienda del presidente
La periodista Diana Calderón disecciona la gestión del mandatario de Colombia en el libro ’Iván Duque. De frente y a fondo’, una entrevista en profundidad para descubrir quién gobierna el país
El oficio de presidente consiste en buena medida en hablar. Iván Duque cumple esa función, más allá de las consideraciones sobre su administración de Colombia y los mensajes, cada día. En ocasiones la sensación que transmite es la de estar comunicando a todas horas. El mandatario, que acaba de culminar sus dos primeros años de Gobierno, presenta cada tarde, desde marzo, un programa de televisión en el que informa sobre la gestión de la emergencia sanitaria del coronavirus. Su exposición es constante y se intensificó en medio de la pandemia. Sin embargo, en su figura política hay trazos difíciles de definir o encasillar, a veces contradictorios, otras resbaladizos, siempre decisivos en su estilo de mando. Y determinantes sobre todo para los colombianos, que pese a su presencia pública le conocen poco o no le conocen en absoluto. No saben muy bien quién les gobierna.
La periodista Diana Calderón, directora de Hora 20 de Caracol Radio y columnista de EL PAÍS, se propuso hace más de un año llevar a Duque precisamente por ese camino que el presidente más transita: hablar. Lo hizo sin rodeos, recurriendo al género más transparente, el de la entrevista. Las conversaciones, que se iniciaron en la base militar de Catam el 11 de mayo de 2019, quedaron plasmadas en el libro Iván Duque. De frente y a fondo (Planeta). Y el resultado es el retrato más completo del político al que los colombianos escuchan a diario y de quien, probablemente, apenas conocen su argumentario o las fichas que le prepara su equipo. El intercambio directo permite vislumbrar lo que hay detrás, en la trastienda, lo que piensa, lo que siente un hombre, escribe la autora, que “se mueve entre la dureza del ala más radical de su partido, el Centro Democrático, y su concepción de ser un liberal en el sentido clásico de la palabra”.
El trabajo repasa la trayectoria del mandatario de apenas 44 años, el más joven de la historia reciente de Colombia, desde sus inicios. Bucea en su formación, su paso por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington, las primeras colaboraciones con su mentor político, el expresidente Álvaro Uribe, cuando este formó parte de la comisión de la ONU sobre la flotilla de Gaza. Arroja luz sobre sus aspiraciones al regresar a Bogotá y convertirse en senador. Muestra la importancia de los afectos, de su esposa, María Juliana Ruiz, su padre, su madre, sus hermanos, sus amigos como el actual fiscal general, Francisco Barbosa. Las convicciones, la fe, su admiración por Kennedy, la música, la guitarra o las motos eléctricas.
Duque sabe que, a estas alturas, será recordado como el presidente de Colombia que tuvo que gestionar la emergencia de la covid-19. Sin embargo, asegura también que le gustaría dejar huella en las nuevas generaciones. El político defiende su trabajo en la Casa de Nariño sin apenas reconocer errores a pesar de que la entrevistadora le inquiere sobre los grandes desafíos y temas nacionales, de la construcción de la paz a la violencia incesante contra los líderes sociales, el reto de la convivencia, los escándalos de las Fuerzas Armadas, la crisis de Venezuela, el diálogo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la economía, los cuestionamientos de los medios internacionales y la relación con Uribe y su partido.
El exmandatario se encuentra en arresto domiciliario cautelar desde principios de agosto por un caso de supuesta manipulación de testigos en un proceso sobre paramilitarismo. Duque hiló desde el principio una defensa cerrada del político que le permitió llegar a la presidencia. En el libro de Diana Calderón abunda en ello. “Es un ser humano al que lo define la palabra honorabilidad. Lo he visto muchas veces acercar posturas”, llega a afirmar Duque, quien rechaza que sectores de la opinión pública quieran enfrentarle a él, al también exmandatario Andrés Pastrana o a la actual vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez. También presume de haber derrotado “las expresiones extremistas” en el seno de su partido al ser preguntado por las posturas de la senadora María Fernanda Cabal.
Lo que se desprende de las conversaciones coincide, en el fondo, con la percepción de la autora. Esto es, Colombia está siendo gobernada “por un presidente que corresponde a su época”. “Con convicción y equilibrio personal. Y una mirada sobredimensionada de sí mismo”. Pero también se ve a un hombre que quiere hacer planes para cuando deje el cargo, dentro de dos años, y proyecta una Escuela de Administración Pública que llegue a las zonas rurales del país. Un político que de una forma o de otra no para de definirse a sí mismo. Y que insiste, como siempre lo ha hecho: no se considera ni de izquierda ni de derecha.
–¿Usted se declara un hombre de centro?
–Siempre he sido un hombre de centro.
–Siendo un hombre de centro ¿privilegia la libertad o el orden? ¿Cuáles son sus características?
–Un hombre de centro concilia las dos (...).
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