Netanyahu defiende la anexión de Cisjordania al presentar su nuevo Gobierno
El pacto con el centrista Gantz pone fin a 17 meses de bloqueo político con tres elecciones
Israel ha estrenado un Gobierno enfrentado al antiguo problema de la ocupación. Tras 17 meses de bloqueo político, Benjamín Netanyahu presentó al fin su nuevo Gabinete con una encendida defensa de la anexión parcial de Cisjordania, territorio palestino ocupado desde 1967. En su discurso ante la Kneset (Parlamento) previo a la toma de posesión del Ejecutivo de coalición con el centrista Benny Gantz, el líder conservador apeló a “aplicar la ley de Israel en la tierra donde nació el pueblo judío”. La anexión de territorios en contra del derecho internacional, la pandemia de coronavirus y la crisis económica que ha generado, así como el proceso por corrupción que afronta dentro de una semana son algunos de los asuntos clave del quinto Gobierno de Netanyahu en 14 años de mandatos como primer ministro indiscutido.
Expansión de la soberanía
“Ha llegado la hora de que quienes creen en la justicia de nuestros derechos sobre la tierra de Israel lleven a cabo este proceso histórico”, afirmó Netanyahu en la Kneset al referirse a la extensión de la soberanía israelí a los asentamientos de colonos y el valle del Jordán, que representan un 30% del territorio cisjordano, al amparo del plan diseñado por la Casa Blanca para la región.
Aunque la anexión parcial de Cisjordnia no figura explícitamente en los principios programáticos del nuevo Ejecutivo que han sido remitidos al Parlamento, el acuerdo político entre Netanyahu y Gantz prevé que se pueda impulsar a partir del 1 de julio. El primer ministro se encargó de recordarlo en su discurso en la Cámara. “Todo el mundo sabe la verdad: cientos de miles de residentes (israelíes) en Judea y Samaria (nombres bíblicos para Cisjordania) permanecerán siempre en sus hogares cualquiera que sea el acuerdo de paz que se alcance finalmente. [La anexión] no nos alejará de la paz, nos acercará a ella”, enfatizó. Más de 400.000 colonos judíos viven en unos tres centenares de asentamientos en el territorio ocupado junto a 2,7 millones de palestinos. Durante el último decenio, la expansión de las colonias se ha visto reforzada bajo los sucesivos mandatos de Netanyahu. “Si Israel se anexiona parte de Cisjordania, se producirá un colosal conflicto con Jordania”, ha advertido el rey Abdalá II en declaraciones a Der Spiegel.
Tres elecciones en un año
El Gobierno de unidad nacional pactado con Gantz pone fin a 500 días de bloqueo político jalonados por tres elecciones legislativas en apenas un año que arrojaron resultados no concluyentes. Recibió el voto de confianza de 73 de los 120 escaños de Kneset, una mayoría que le concede amplio margen de maniobra. “La gente quería un pacto de unidad, y eso es lo que hemos hecho”, aseguró Netanyahu antes de tomar posesión del cargo. Desde las bancadas de la oposición se escucharon gritos llamándole “mentiroso”. “Hemos puesto fin a la mayor crisis política en la historia de Israel. Vamos a dejar de pelearnos y a trabajar en favor de los ciudadanos”, remachó Gantz desde la misma tribuna parlamentaria sin citar en ningún momento la espinosa cuestión de la anexión.
Emergencia sanitaria
Ambos líderes acordaron formar un Ejecutivo de emergencia con el objetivo de hacer frente a la pandemia de coronavirus, que en Israel ha tenido limitadas consecuencias sanitarias —unos 16.600 infectados y 270 muertes— pero que ha golpeado con fuerza la economía y ha disparado la tasa de desempleo desde el 3,5% al 27%. Tras evitar la convocatoria de unas cuartas elecciones, los dos pactaron turnarse en el puesto de primer ministro, en una rotación que iniciará Netanyahu durante los próximos 18 meses. Gantz ejercerá mientras tanto como jefe de Gobierno adjunto o “primer ministro alternativo”.
La contención del coronavirus será el eje central del Ejecutivo durante sus seis primeros meses de existencia. Israel está retornando paulatinamente a la normalidad a lo largo de este mes: este domingo se reincorporaron a clase los alumnos de primaria y secundaria. Posteriormente, la coalición se transformará en Gobierno de unidad nacional con el objetivo de tender puentes en una sociedad polarizada entre religiosos y laicos y marcada por las desigualdades económicas, de acuerdo con el programa defendido por Gantz en la Kneset.
El Ejecutivo más numeroso
Para acomodar a todos los socios de coalición, el pacto ha ampliado hasta 36 el número de ministros, a los que se suman 16 viceministros, en el Gabinete con mayor número de carteras en la historia de Israel. Los ministerios se han repartido por igual entre el bloque conservador —el Likud de Netanyahu, dos partidos ultrarreligiosos y algunos independientes de derechas— y el bloque progresista —integrado por Azul y Blanco, la alianza centrista liderada por Gantz, y por los últimos restos del histórico Partido Laborista—, lo que ha dificultado el reparto de cargos.
Mayor presencia de mujeres
La coalición entre conservadores y centristas ha duplicado la presencia femenina en el Gabinete, que sin embargo sigue estando limitada a una cuarta parte de las carteras. Por primera vez, una mujer nacida en Etiopía se sentará en el Consejo de Ministros. La abogada Pnina Tamano-Shata, que llegó a Israel junto a miles de judíos aerotransportados desde el país africano en los años ochenta, será la nueva responsable de Inmigración, dentro de la cuota ministerial designada por Gantz.
Reparto de poder
El Likud va a controlar dos departamentos clave en la crisis de la pandemia: el Ministerio de Finanzas, dirigido por Israel Katz, mano derecha de Netanyahu, así como Sanidad, que queda bajo el mando de Yuli Edelstein, anterior presidente de la Kneset. También se reserva Educación y Seguridad (policía). Mientras tanto, Gantz y su principal socio político, el también exjefe del Ejército Gabi Ashkenazi, dirigirán respectivamente Defensa y Relaciones Exteriores hasta el otoño del año que viene.
Los ultraortodoxos, por su parte, han recibido carteras como Interior y Vivienda, que responden a los intereses de su comunidad. Un representante del nacionalismo religioso entra además en el Gobierno como ministro para Asuntos de Jerusalén, después de que Netanyahu haya excluido de la negociación final al resto de las fuerzas de la extrema derecha.
Los restos de la izquierda
También se incorporan al Gabinete dos de los tres diputados laboristas que aún siguen en la Kneset para dirigir los ministerios de Economía y Servicios Sociales. La Internacional Socialista, a la que el laborismo israelí perteneció hasta hace dos años, ha lamentado en un comunicado la decisión de “un partido con tan larga tradición en la familia socialdemócrata” de incorporarse a un Gobierno que impulsa la anexión y “daña las perspectivas de paz en Oriente Próximo”.
Juicio por corrupción
Los centristas de Gantz controlarán además la cartera de Justicia en vísperas del inicio del proceso por corrupción contra Netanyahu, quien comparecerá por primera vez el próximo domingo ante la justicia inculpado por soborno, fraude y abuso de poder en tres casos por los que puede ser condenado hasta a 10 años de cárcel. Para el líder del Likud mantenerse al frente del Gobierno, incluso como teórico número dos dentro de año y medio, es fundamental para no verse forzado a dimitir hasta que haya sentencia firme, dentro de varios años, y mantener su blindaje legal.
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