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Estados Unidos designa al Clan del Golfo como un grupo terrorista extranjero

El secretario de Estado, Marco Rubio, confirma que el autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia se suma a la lista de los carteles del narcotráfico en la mira de la Administración Trump

El Gobierno de Donald Trump en Estados de Unidos designó como una organización terrorista extranjera al Clan del Golfo, la mayor banda del narcotráfico en Colombia, según informó este martes el secretario de Estado, Marco Rubio. La organización armada más grande del país sudamericano, que se autodenomina como Ejército Gaitanista de Colombia, actualmente está sentada en una mesa de diálogos con el Gobierno de Gustavo Petro.

“Hoy, el Departamento de Estado designa al Clan del Golfo como Organización Terrorista Extranjera (FTO) y como Terrorista Global Especialmente Designado (SDGT)”, indicó Rubio en un comunicado, lo que le permite imponer una amplia gama de sanciones económicas tanto a los grupos armados como a las personas o entidades relacionadas con ellos. Se trata de “una organización delictiva violenta y poderosa con miles de miembros”, apunta el jefe de la diplomacia estadounidense, cuya principal fuente de ingresos “es el tráfico de cocaína, que utiliza para financiar sus actividades violentas”. También recuerda que el Clan del Golfo es responsable de atentados terroristas contra funcionarios públicos, fuerzas del orden y personal militar, así como civiles en Colombia.

Desde su primer día de regreso en la Casa Blanca, el 20 de enero, Trump puso en marcha su propósito de designar a varios carteles del narcotráfico como grupos terroristas. No especificó el nombre de todas las organizaciones que sumaría a esa lista, peroThe New York Times aseguró desde principios del año que se proponía incluir al Clan del Golfo. Washington ya ha incluido en su lista negra a seis cárteles mexicanos, así como las bandas transnacionales Tren de Aragua, la Mara Salvatrucha y su rival Barrio 18, además de las ecuatorianas Los Lobos y Los Choneros. También al denominado Cartel de los Soles, que según la Casa Blanca está encabezado por el presidente venezolano, Nicolás Maduro.

Después de haberlos bombardeado sin contemplaciones, el presidente Petro puso en marcha, a mediados de septiembre, una mesa de diálogos de paz con el Clan del Golfo en Doha, en Qatar, con el acompañamiento de España, Noruega y Suiza como países mediadores. Después de la segunda ronda de diálogos, las delegaciones anunciaron el pasado 5 de diciembre que habían acordado tres zonas de ubicación para hacer un tránsito a la desmovilización de combatientes a partir de marzo del próximo año. La designación llega como un nuevo obstáculo para el accidentado proceso de negociación, en momentos en que la política de paz total acusa el desgaste de más de tres años de Gobierno con pocos resultados tangibles.

El Clan del Golfo, un grupo involucrado en todo tipo de rentas ilegales que ha pasado por varios nombres, es responsable de cerca de la mitad de la droga que ha salido de Colombia en los últimos años, según las autoridades, y sus tentáculos se extienden a ejercicios de control criminal asociados a la extorsión, la minería ilegal y la captura de recursos públicos a través de las administraciones municipales. También está involucrado en el tráfico de migrantes por la espesa selva del Darién que separa a Colombia y Panamá.

El grupo surgió tras la desmovilización de los paramilitares en el Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010). El que había sido su máximo líder, Dairo Antonio Úsuga, Otoniel, reciclado varias veces en el mundo criminal después de haber sido miembro de la guerrilla del EPL y de los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), fue capturado en octubre de 2021 y extraditado a Estados Unidos. El entonces presidente Iván Duque (2018-2022), el antecesor de Petro, lo celebró con grandilocuencia como el “golpe más importante de este siglo contra el narcotráfico”, que marcaba el fin de la banda. Se equivocó de plano. Su extradición no mermó el poder del Clan del Golfo, ahora encabezado por Jobanis de Jesús Ávila, alias Chiquito Malo. Por el contrario, se ha expandido desde entonces: hoy cuenta con cerca de 9.000 hombres en armas, de acuerdo con los cálculos más recientes de la inteligencia colombiana.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.
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