“La OEA no debe ser un fiscal para decidir quién es bueno o malo”
La diplomática ecuatoriana es candidata para la Secretaría General del organismo regional con un plan que busca “cicatrizar la polarización” alcanzada durante el liderazgo de Almagro
La ecuatoriana María Fernanda Espinosa quiere convertirse en la primera mujer en liderar el Organismo de Estados Americanos (OEA). En sus tres décadas de carrera se ha desempeñado como ministra de Exteriores en el Gobierno del expresidente Rafael Correa y de su sucesor, Lenín Moreno. El pasado septiembre culminó su mandato como presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el que hizo historia al ser la primera latinoamericana en ocupar el cargo. Ahora se ha zambullido en la campaña electoral por la Secretaría General de la OEA, una elección que se llevará a cabo en marzo de 2020. Espinosa, propuesta como candidata por Antigua y Barbuda y San Vicente y Granadinas, compite contra el embajador peruano en Estados Unidos, Hugo de Zela, y el actual secretario, el uruguayo Luis Almagro.
Espinosa quiere hacer las cosas distintas de como las ha hecho Almagro. “Creo que las estrategias que se han avanzado hasta el momento no han dado los resultados esperados”, comenta vía telefónica desde Nueva York. Frente al tono contundente del actual secretario parece una diplomática de manual que evita ahondar en los temas más candentes de la región, pero sí crítica el protagonismo que ha adquirido Venezuela en la agenda de la OEA, calificándola de “monotemática”.
P: ¿En qué consiste su proyecto para liderar la organización en estos tiempos convulsos?
R: Estamos en un momento de gran ebullición social en el hemisferio, es conocido lo que está pasando y creo que es momento para recuperar los espacios de diálogo, la construcción de acuerdos, la posibilidad de que la OEA vuelva a ser la plataforma hemisférica más importante de diálogo político y que sean los Estados miembros quienes asuman el protagonismo a través de su órgano de decisión más importante que es el consejo permanente. Creo que es momento de una suerte de reconciliación en la región porque solo así la OEA va a poder cumplir el papel que tiene como espacio multilateral, plataforma de diálogo y construcción de acuerdos.
P: ¿Con quién dialogará en el conflicto venezolano, considerando que en la OEA está sentado un embajador designado por Juan Guaidó?
R: Un diálogo para ser provechoso tiene que ser entre todos los actores y esas decisiones la toman todos los Estados. Lo que sí tenemos que reconocer son dos cosas: que el tema de Venezuela ha copado la agenda de la OEA, ha sido un factor que ha polarizado a los países del hemisferio y, finalmente, [el organismo] no ha logrado un resultado positivo que haya resuelto la crisis. Los Estados miembro de la OEA son quienes deben hacer ese análisis y repensar la estrategia a futuro. Es claro que el papel de la OEA no ha sido el esperado cuando creó un grupo ad hoc para tratar este tema. Cuando una organización funciona bien, toma las decisiones con la distancia con la que debe, no crea grupos especiales para tratar un tema u otro.
P: ¿Pero hablará con la gente de Guaidó o de Maduro?
R: Anticipar y decir ‘yo voy a dialogar con estos sí y con estos no’, es caer en esa dinámica monotemática. ¿Qué vamos a hacer con países que nos preocupan como Haití o que están viviendo situaciones complicadas como Chile o Colombia? Tenemos que ver cómo ser un canal de diálogo, pero también construir una agenda positiva. Lo grave es pensar en la OEA como un gran fiscal para decidir quién es bueno o malo y para profundizar la polarización y los desacuerdos. Creo que eso no ha resultado bien. El papel de un secretario general tiene que ir más allá de decir 'voy a llamar estos sí y a los otros no, o voy a reconocer a estos'. Es momento de hacer una evaluación seria, de relanzar una agenda mucho más integral, independiente del Estado A, B o C, y de cicatrizar esas diferencias y tener un espíritu mucho más abierto a la construcción de acuerdos. Es irrelevante mi posición si hay un cuerpo gobernante como el Consejo Permanente con voz y con voto.
P: Si llega a la Secretaría, es probable que el tema de Bolivia siga cantante, ¿cómo valora el silencio de la OEA el domingo en que Morales abandonó el cargo presionado por el Ejército?
R: Lo que creo que es fundamental es lo que ha ocurrido ahora. Es decir, que todas las fuerzas políticas en Bolivia se han puesto de acuerdo en la necesidad de avanzar en un proceso de nuevas elecciones y existe un acuerdo en esa dirección. Soy una firme convencida de que es la herramienta más importante que tiene la diplomacia, el derecho internacional, la democracia.
P: ¿Usted considera que lo que se vivió fue acorde a la constitución boliviana?
R: Justamente me refiero al momento actual. No es útil hacer un examen. Sobre todo en mi condición de candidata veo inútil ser una voz dirimente sobre lo que pasó o dejó de pasar. Ese es precisamente uno de los problemas que tiene ahora la OEA. El órgano de toma de decisiones del organismo es el Consejo Permanente y las decisiones las tiene que tomar este por vía democrática. Evidentemente el trabajo de la OEA incluye la observación electoral y eso es importante, pero creo que es un tema muy delicado y hay que manejarlo de manera técnica, objetiva e independiente.
P: ¿Y se ha manejado así?
R: En mi actual posición no corresponde hacer juicios de valor.
P: El tema migratorio es otro tema de agenda relevante en la OEA. ¿Cómo valora los tratados alcanzados entre Estados Unidos y países como México o Guatemala?
R: Es muy importante que miremos cuáles son las causas estructurales de la migración. Los acuerdos bilaterales o subregionales son bienvenidos y yo creo, por ejemplo, que el acuerdo de los países del Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador), que es una zona muy delicada desde el punto de vista migratorio, son las prácticas que necesitamos. Ahí hay un acuerdo entre México y los otros tres países para atacar las causas estructurales de la migración. En otras palabras, para atacar la pobreza, las desigualdades y generar oportunidades para que las personas se queden en sus países de origen.
P: Algunos han cuestionado si Estados Unidos, miembro de la OEA, actúa como un aliado al forzar dichos acuerdos a través de amenazas arancelarias
R: Estados Unidos es un país miembro de la OEA muy importante, el país sede. Los temas y los acuerdos que se establezcan bilateralmente son bilaterales, son parte de la decisión soberana de esos Estados.
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