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Trump invita a Kim a una reunión este fin de semana en la frontera entre las dos Coreas

La sugerencia llega después de un “interesante” intercambio de cartas entre los dos presidentes

Macarena Vidal Liy
Donald Trump y Kim Jong durante su primer encuentro en Hanoi, Vietnam, en febrero pasado.
Donald Trump y Kim Jong durante su primer encuentro en Hanoi, Vietnam, en febrero pasado.Evan Vucci (AP)
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El presidente de EE UU, Donald Trump, ha invitado este sábado al líder norcoreano, Kim Jong-un, a reunirse con él este fin de semana en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas. Trump, que se encuentra en Osaka (Japón) para participar en la cumbre del G20, tenía ya previsto partir esta tarde hacia Corea del Sur, donde permanecerá hasta el domingo para reuniones con el presidente de ese país, Moon Jae-in.

La invitación ha llegado por el medio favorito de Trump, un tuit mañanero. “Después de algunas reuniones muy importantes, incluida mi reunión con el presidente Xi de China, me marcharé de Japón hacia Corea del Sur (con el presidente Moon). Mientras esté allí, si el presidente Kim de Corea del Norte lo ve, me gustaría reunirme con él en la zona fronteriza/DMZ solo para estrecharle la mano y decirle ¡Hola (?)!”.

Que Trump y Kim vayan a reunirse no es completamente seguro, por el momento. En declaraciones divulgadas por la cadena de noticias norcoreana KCNA, la viceministra de Exteriores Choe Son Hui ha respondido a Trump que la invitación "es una sugerencia muy interesante", pero también ha matizado que "no hemos recibido una propuesta oficial al respecto". "Soy de la opinión de que si se celebrara una reunión cumbre Corea del Norte-Estados Unidos en la zona divisoria, como sugiere el presidente Trump, sería una ocasión significativa para profundizar aún más las relaciones personales entre los dos líderes y hacer avanzar los lazos bilaterales", ha precisado la viceministra.

En declaraciones en Osaka, Trump ha reconocido que la idea de invitarle se le ocurrió de repente, y no era algo que estuviera preparado. “No sé dónde está (Kim) ahora mismo, quizás no esté en Corea del Norte”, afirmaba. “Veremos. Si está ahí, nos veremos dos minutos, es todo lo que se puede hacer. Pero estará bien”.

Posteriormente, en una rueda de prensa, se declaró dispuesto a pasar a suelo norcoreano si Kim Jong-un acepta la cita. Preguntado por esa posibilidad respondió que “lo haría. Me sentiría muy cómodo haciendo eso. Ningún problema”.

La posibilidad de un nuevo encuentro entre ambos, el tercero en poco más de un año, era un rumor insistente desde hace días entre diplomáticos y analistas. Algo se estaba moviendo en un proceso que hace un mes parecía completamente estancado desde que la cumbre de Hanói en febrero concluyó en absoluto fracaso.

El 20 de junio, Xi había viajado a Pyongyang para una visita de Estado donde fue recibido con honores de emperador. Tras esa visita, el presidente chino ha subrayado que Kim mantenía intactas sus ganas de seguir adelante con el proceso de negociación iniciado un año antes con Estados Unidos sobre la desnuclearización de la península coreana.

Tres días más tarde, los medios oficiales norcoreanos anunciaban a bombo y platillo que Kim había recibido una “excelente” carta de Trump. Los mismos medios publicaban una detallada foto de su líder escudriñando la misiva, con el membrete de la Casa Blanca, una gran firma de Trump al pie y —misteriosamente— lo que parecían dos tachones, o dos palabras subrayadas, en la despedida.

A comienzos de esta semana, y mientras Moon revelaba que Corea del Norte y Estados Unidos mantenían contactos entre bambalinas para tratar de acordar una tercera cumbre, el inquilino de la Casa Blanca descartaba que fuera a reunirse con Kim durante la cumbre del G20. Pero, tentadoramente, dejaba caer que podrían hablar “en formato diferente”.

Ya durante la cumbre de Osaka, el enviado especial de Trump para las conversaciones con Corea del Norte, Stephen Biegun, indicaba que Estados Unidos está abierto a conversar con Pyongyang sobre avances “simultáneos y paralelos” de ambos países en el proceso de desarme norcoreano.

Esa declaración era clave, y apunta a una flexibilización de la postura de Washington. La cumbre de Hanói, la segunda en la serie de encuentros Kim-Trump, había fracasado precisamente por desacuerdos en ese punto. Desde que la cumbre de Singapur, el 12 de junio del año pasado, había puesto en marcha el proceso de negociación, Corea del Norte había buscado un acuerdo por fases. Que cada país se comprometiera a una serie de concesiones graduales: desmantelamiento del programa nuclear en el caso norcoreano, y levantamiento de las sanciones en el caso estadounidense. Para pasar a la siguiente fase, los dos habrían tenido que cumplir cada uno de los compromisos de la anterior.

Pero Estados Unidos se había resistido. En cambio, Trump planteó el levantamiento de las sanciones —y no todas— a cambio del desmantelamiento total, irreversible y verificable del programa de armamento no convencional norcoreano.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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