España impulsa una petición para que Bruselas culmine las negociaciones con Mercosur
Sánchez, Merkel, Rutte y Costa tratan de contrarrestar los recelos de Macron al acuerdo con el bloque sudamericano ante el acelerón de las conversaciones
Las eternas negociaciones comerciales entre la UE y los países de Mercosur parecen a punto de encarar la recta final. El presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, ha lanzado una ofensiva diplomática para contrarrestar la resistencia francesa y lograr que el acuerdo se cierre definitivamente, tal vez tan pronto como la semana que viene.
La meta parece al alcance le la mano tras más de dos décadas de negociaciones. Tanto la UE como los países de Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) preparan el asalto definitivo para un acuerdo comercial que permitiría a las empresas europeas el acceso en condiciones más ventajosas a un mercado de 260 millones de consumidores. Ante el acelerón de los contactos entre ambos bloques, España promovió una carta dirigida al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que rubrican otros seis países –Alemania, Holanda, Portugal, Suecia, Lituania y República Checa— para que culmine las negociaciones. El documento trata de contrarrestar las reticencias al pacto que el presidente francés, Emmanuel Macron, expresó también por carta al jefe del Ejecutivo comunitario esta misma semana.
En los cuarteles generales de la Comisión Europea nadie quiere cantar todavía victoria. Bruselas ha acariciado el acuerdo con Mercosur en varias ocasiones y en todas ellas se acabó frustrando. Este mes, sin embargo, volvió a abrirse la oportunidad de sellar un tratado comercial que, recordaron fuentes diplomáticas, es siete veces mayor que el alcanzado con Canadá. El optimismo expresado por los mandatarios de Argentina, Mauricio Macri, y Brasil, Jair Bolsonaro, a principios de mes en Buenos Aires precedió a una serie de reuniones técnicas que debían culminar este viernes. Si este encuentro entre funcionarios de la UE y de los cuatro países concluía con éxito, fuentes comunitarias señalaron que la semana que viene se convocará una "reunión política" entre la Comisión y los ministros de Comercio de los integrantes de Mercosur.
Bruselas ve en este acuerdo una enorme oportunidad para la economía europea. No solo por el acceso privilegiado que le daría a parte del mercado latinoamericano, sino también por la oleada proteccionista impulsada por Donald Trump. Sin embargo, en el seno de los socios de la UE hay profundas discrepancias sobre ese pacto. “En los acuerdos comerciales, cuando se acerca el final, hay problemas realmente complicados en ambos lados que a menudo están relacionados con la agricultura, pero no siempre”, sostuvo la semana pasada la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström.
Por el lado europeo, los recelos proceden sobre todo de Francia, aunque a la misiva del presidente Emmanuel Macron se añadieron también el primer ministro belga, Charles Michel y sus homólogos de Irlanda, Leo Varadkar, y Polonia, Mateusz Morawiecki. También unos 70 eurodiputados se dirigieron a Malmström para urgirle a no concluir el acuerdo de libre comercio, en especial tras “las declaraciones públicas” de Bolsonaro sobre “el cambio climático, el futuro de la Amazonia, los derechos de los trabajadores, los derechos de los pueblos indígenas, la libertad de pensamiento y la libertad de expresión y asociación”.
"Mensaje fuerte" contra el proteccionismo
Tras constatar los “progresos significativos” en la “reflexión interna” que han mantenido los países de Mercosur para liberalizar sectores claves para la economía europea, Pedro Sánchez, logró sacar adelante una carta en el sentido contrario a la francesa. La misiva de Sánchez la rubrican también la canciller alemana, Angela Merkel; y los primeros ministros de Holanda, Mark Rutte; Portugal, António Costa; República Checa, Andrej Babis; Lituania, Krisjanis Karins, y Suecia, Stefan Löfven. Estos países consideran que la UE debe aprovechar la predisposición que ha trasladado el bloque latinoamericano para poner punto y final a unas negociaciones para las que se han requerido ya una veintena de rondas de negociación.
En la carta, estos mandatarios recuerdan a Juncker que varios sectores europeos se verían beneficiados por el acuerdo, entre ellos, el automovilístico, los fabricantes de maquinaria y la industria química o farmacéutica. Pero subrayan sobre todo que ese pacto enviaría un “fuerte mensaje”: que el comercio internacional es beneficioso para todos si se basa en “el diálogo, la cooperación y unas reglas justas”.
“Estamos en una encrucijada. La UE no puede ceder el paso a argumentos populistas y proteccionistas sobre la política comercial”, señala la misiva. Fuentes diplomáticas añadieron que la rúbrica de ese acuerdo, además, se acompañaría de la exigencia de que esos países tuvieran que cumplir con el Acuerdo de París, lo cual consideraron que sería un hito para la lucha contra el cambio climático.
Si las negociaciones se cierran, este sería el primer acuerdo que culmina Mercosur. Y lo haría con su primer socio comercial e inversor. Ya sin un marco estable, las relaciones entre ambos bloques son muy intensas. Las exportaciones de esos cuatro países a la UE alcanzaron los 42.600 millones de euros en 2018, según la Comisión, y consistieron sobre todo en productos agrícolas y ganaderos. En sentido contrario, de Europa al bloque latinoamericano, ascendieron a 45.000 millones de euros, sobre todo en maquinaria, transporte e industria química y farmacéutica. La UE es el principal inversor exterior de esos cuatro países, con una tendencia creciente en los últimos años al pasar de inyectar 130.000 millones en 2010 a 381.000 millones en 2017.
Sin embargo, los detalles cuentan. Y las experiencias anteriores, en las que el acuerdo ha acabado frustrándose, hacen que Bruselas quiera seguir siendo cauta al respecto. Fuentes comunitarias esperaban este viernes el resultado de las negociaciones que se estaban llevando a cabo a nivel técnico para poder sentar las bases de una discusión política la semana que viene. Sin embargo, según estas fuentes quedaban "flecos pendientes" en productos agrícolas y ternera, tanto por parte de la UE como de Mercosur.
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