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Columna
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El pasaporte político

¿Estarán los partidos dispuestos a cerrarle la puerta a personas cuestionadas?

Ariel Ávila
Una calle de Icononzo, en el departamento de Tolima, durante las pasadas elecciones presidenciales.
Una calle de Icononzo, en el departamento de Tolima, durante las pasadas elecciones presidenciales.R. ARBOLEDA (AFP)

En algunos días, los partidos políticos deberán entregar el listado oficial de sus candidatos a cargos de elección popular para las próximas elecciones locales de octubre. Alcaldías, concejos, gobernaciones y asambleas departamentales estarán en juego. Todo parece indicar que los extremos de la disputa política son los que subirán, mientras que los viejos partidos sufrirán un verdadero colapso.

Así, por ejemplo, el partido de la derecha más radical, el Centro Democrático, el cual es además el partido de Gobierno, estará cercano a las 400 alcaldías, un crecimiento de más del 200%. Al otro lado del espectro político, en el centro izquierda, el Partido Verde capitalizará el crecimiento inmenso de las voces críticas del país. Los partidos tradicionales de las viejas élites, con algunas excepciones regionales, sufrirán una verdadera derrota. El partido de la U y Cambio Radical estarán al límite en la capital colombiana, seguramente, el primero de ellos no llegará siquiera al umbral necesario para acceder a una curul.

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El festival de avales, como se conoce popularmente estas fechas, es un verdadero reto para los partidos políticos. En Colombia, a diferencia de otros países, los candidatos escogen al partido por el cual quieren lanzarse a un cargo de elección popular, y no al revés, como debería ocurrir en una democracia partidista sólida. Hijos de parapolíticos, corruptos y estructuras políticas criminalizadas están, incluso, pagando por la entrega de avales partidistas.

Hasta hace algunos pocos años, la entrega de avales a corruptos no era un problema para los grandes partidos. En su lógica de partidos “atrapa todo”, era común ver todos los espectros ideológicos en un mismo partido. Igualmente, la ciudadanía no castigaba casos de corrupción o relaciones con criminales. Esta vez es diferente, todo parece indicar que la ciudadanía estará atenta al listado de candidatos y los errores serán castigados.

Hijos de parapolíticos, esposas y esposos de corruptos, excondenados por casos de corrupción o personas con cuestionamientos públicos están buscando avales desesperadamente. Así, las preguntas son dos. ¿Estarán los partidos dispuestos a cerrarles la puerta a estas personas cuestionadas? Lo cual llevará a que pierdan votos en varias regiones, aunque ganen en algunas zonas urbanas. La segunda pregunta es ¿qué controles o mecanismos de depuración utilizarán los partidos para evitar que ingresen estas personas cuestionadas?

Una de las modalidades más importantes como se camuflan las estructuras políticas criminalizadas es el gobierno en cuerpo ajeno. Es decir, el jefe del clan político se encuentra preso o fue condenado por temas de corrupción, entonces, decide lanzar a su hijo o esposa o esposo al cargo de elección popular. El argumento que dan estas estructuras es que no hay delitos de sangre y, por ende, sus familiares pueden postularse a estos cargos de elección popular. Sin embargo, al revisar los casos, se encuentra que estos “nuevos” políticos tienen detrás de ellos toda la estructura criminalizada, es decir, financiadores, alcaldes, concejales, senadores, etc. Es como un proceso de lavado, donde luego de controlar el poder por medio de acciones ilegales, una estructura política intenta cambiar su imagen y mostrarse como una fuerza renovadora.

Por ello, algunos han propuesto una metodología de “pasaporte político” para aquellas personas que decidan participar en política. En el ciclismo existe el pasaporte biológico, que es un mecanismo de seguimiento fisiológico a los ciclistas. Se hace por medio de muestras de orina y sangre, con eso, entre otras cosas, se determina hasta los niveles de transporte de oxígeno en la sangre. Con ello se pueden detectar alteraciones y determinar si se utilizan mecanismos antideportivos para mejorar el rendimiento físico. El pasaporte político permitiría que un candidato con el solo hecho de postularse deba abrir su vida financiera para ser revisada, al igual que la hoja de vida financiera de sus familiares y apoyos políticos.

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