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Columna
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El regreso

El retorno a Colombia de narcos, paramilitares y agentes estatales extraditados a EE UU tiene al país con los nervios de punta

Ariel Ávila

Luego de pagar penas bastante cortas, desde el año 2018 una serie de narcotraficantes y paramilitares de primer nivel están regresando de los Estados Unidos. Otros tantos regresarán en los próximos días. Sus penas en el país del norte han sido pequeñas, en promedio de 7,5 años según el New York Times, bastante bajo para personas que cometieron masacres, violaron mujeres e ingresaron toneladas de cocaína a los Estados Unidos. De hecho, los vendedores de crack o cocaína al menudeo en el país del norte pagan, en promedio, 12 años de cárcel.

El retorno a Colombia de estos narcos, paramilitares y agentes estatales colaboradores de criminales tiene al país o a sectores sociales y políticos con los nervios de punta. Por un lado, el regreso de estos jefes ha traído un aumento de la violencia en varias regiones. Gran parte de este aumento se debe a que estos jefes llegan con la intención de recuperar sus propiedades. De tal forma que sus viejos testaferros no se las devuelven y se hacen proteger de los nuevos narcos de la zona. El resultado es que rápidamente comienza la guerra. En otros casos, estos jefes intentan retomar nuevamente el control de los negocios ilegales.

En la actualidad hay dos ejemplos. El primero se da en el departamento del Valle del Cauca, ubicado al sur occidente del país. Allí, una serie de narcos que pagaron penas ha regresado y se han aliado con algunas organizaciones criminales para retomar sus propiedades y a su vez, sus antiguos testaferros se han aliado con otras organizaciones criminales para protegerse. Van decenas de muertos en Cali, la tercera ciudad del país, y sobre todo en la región del Norte del Valle. Otro ejemplo se presenta al norte del país, en la zona de la Sierra Nevada de Santa Marta. Es inminente el regreso del Hernán Giraldo, uno de los criminales más poderosos de la época paramilitar. Giraldo también es tal vez el agresor sexual más grande de Colombia, durante varios años las niñas que cumplían 15 años eran violadas, se cree que llegó a violar centenares de niñas. Ahora ante su regreso hay una reorganización criminal en La Sierra. Hay tres grupos: Por un lado, La Oficina del Caribe que forma parte de la estructura de Giraldo, ellos tienen un brazo armado que se hace llamar Los Pachenca. Además, una de las hijas de Hernán Giraldo ha creado un nuevo grupo que se hace llamar Autodefensas Conquistadoras de la Sierra. Contra estos dos grupos hay una tercera organización que está en guerra y es el Clan del Golfo. La disputa va en aumento.

Adicional a la guerra por las propiedades o por los negocios ilegales, hay otro tema que traerán los paramilitares deportados desde los Estados Unidos y es la búsqueda de la verdad. No debe olvidarse que Colombia ha puesto a andar, desde el año 2017, un sistema de justicia transicional en el marco del Acuerdo de Paz firmado entre el Estado y la exguerrilla de las FARC. Igualmente, debe recordarse que entre 2003 y 2006 se dio la desmovilización paramilitar. Lo cierto es que el modelo de justicia derivado de la desmovilización paramilitar fue un fracaso, aunque se produjo una reducción de la violencia importante en el país. En la actualidad, el sistema de justicia transicional ha comenzado a recibir una serie de peticiones de ingreso de paramilitares, políticos vinculados a grupos paramilitares y algunos terceros, es decir, civiles que se beneficiaron de la guerra o fueron determinadores de crímenes.

Aunque también hay criminales que llegan de los Estados Unidos y no quieren pasar por la justicia, ni colaborar con la verdad. Uno de estos casos es el del general Santoyo, quien fue el jefe de seguridad del expresidente y actual senador Álvaro Uribe cuando era presidente. Fue condenado a pocos años de cárcel en los Estados Unidos por temas de narcotráfico y relaciones con grupos paramilitares. Fue tal su poder que varios políticos tiemblan ante la posibilidad de que comience a hablar.

Todo este regreso de los extraditados se da en medio de un gran debate sobre esta figura. Pues con la extradición no hay verdad, no se da el perdón, ni la garantía de no repetición y no se hace justicia. Además, aquellos que defienden la extradición hacen unas cuentas complicadas o extrañas, pues para ellos es un crimen mayor el narcotráfico y no asesinar, secuestrar, torturar. Tal vez la razón de apoyar la extradición sea ocultar la verdad.

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