Conservadores y socialdemócratas cierran sus campañas con mensajes contra el avance ultranacionalista
Merkel y Weber destacan en Múnich la defensa de los valores europeos y el socialista Timmermans elige Milán para lanzar un mensaje contra la Europa que propone Salvini
El candidato conservador a presidir la Comisión Europea, Manfred Weber, fue arropado el viernes por destacados miembros de su familia política en Múnich, en la recta final de unas elecciones cruciales para el futuro de Europa. La canciller alemana, Angela Merkel, que ha permanecido durante esta campaña prácticamente en la sombra, salió a la palestra para defender a Weber, el Spitzenkandidat y advirtió de que Europa se enfrenta a “unas horas decisivas”, cuando “los valores europeos están amenazados desde dentro y desde fuera”.
“Cualquier tipo de nacionalismo es un ataque a nuestros valores”, dijo la canciller, quien consideró que en este contexto Weber es el candidato adecuado. “En un mundo polarizado necesitamos un hombre que tienda puentes, no que divida”. Puentes entre la economía y las necesidades sociales y el medio ambiente, y entre la protección de las fronteras y el desarrollo de los países de origen de los migrantes. Y recordó que “Alemania solo puede ser fuerte con una Europa fuerte”.
La palabra “seguridad” y la protección de las fronteras exteriores de la UE se repitieron en algunos de los discursos, incluido el de Weber que consideró a su partido como el garante de la seguridad frente a la migración y el terrorismo. “La gente quiere sentirse segura”, dijo Weber, quien defendió una mayor cooperación entre los servicios de seguridad de la UE. Prometió hacer la UE más eficiente y menos burocrática, más ecológica y habló de poner en marcha un gran plan de lucha contra el cáncer.
Dijo Weber que no quiere una Europa de la izquierda ni de la subida de impuestos y tampoco de la derecha que quiere llevar al continente a sus tiempos más oscuros. Que la opción es el centro, que dice representar.
Su sucesora y nueva presidenta de los conservadores alemanes, Annegret Kramp-Karrenbauer, así como Joseph Daul, presidente del Partido Popular Europeo también participaron en el acto de apoyo al candidato de la familia conservadora, la más numerosa del Europarlamento y que teme en estas elecciones el impacto del auge nacionalista en estas elecciones.
El premio Nobel de la paz y expresidente polaco, Lech Walesa fue uno de los invitados. Sebastian Kurz, cuya asistencia estaba programada no asistió debido a la profunda crisis que atraviesa su Gobierno tras publicarse vídeos muy comprometedores de sus socios de coalición, el partido de ultraderecha. Kurz se enfrenta el próximo lunes a una moción de censura contra el canciller conservador. Mariano Rajoy, el ex presidente español, también envió un vídeo mensaje de apoyo.
El holandés Frans Timmermans, candidato socialista a la presidencia de la Comisión Europea, eligió ayer Milán para cerrar la campaña electoral. No fue una casualidad. La ciudad, más allá de ser una plaza importante de la izquierda italiana en los últimos años, es el mismo lugar que escogió el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, para lanzar su desafío a la Unión Europea con sus aliados de ultraderecha hace apenas una semana. Timmermans, en cambio, estuvo arropado en el Arco de la Paz de la plaza Sempione por el nuevo secretario general del Partido Democrático (PD), Nicola Zingaretti, y el alcalde de la ciudad, Giuseppe Sala, bajo una pancarta con el lema “Para un Europa como Milán”.
La puesta en escena fue una respuesta evidente a Salvini y a su propuesta para reformar Europa. Los discursos fueron en dirección opuesta a los que se escucharon hace solo cinco días: “Antifascismo”, “diversidad”, “justicia social” o “defensa del clima”. Con algunas ventajas respecto a sus adversarios, además, como la flamante victoria socialista holandesa y el recuerdo de un Geert Wilders, líder del ultraderechista del Partido por la Libertad, bramando en vano contra Europa y el Islam.
Timmermans, en un discurso en perfecto italiano, aseguró que el mundo mira hoy hacia Italia, laboratorio de la nueva política de ultraderecha. “La liga y sus socios juegan a la estrategia del miedo por un puñado de votos. Evocan el rosario y la virgen solo para dividir. Estoy preocupado por Italia, que no merece un gobierno que no gobierna. Italia merece un puesto central en la familia europea”.
El candidato socialista, que subrayó la necesidad de crear un salario mínimo interprofesional en todos los países de la UE, aseguró que su grupo quiere “una Europa con un Estado del Bienestar para defender a los más débiles”. En una clara respuesta a los ataques de Salvini al papa Francisco, además, alabó su figura recordando que “el odio no ayuda a nadie”, en referencia a la política migratoria que la ultraderecha quiere implantar en Europa y que ha provocado un choque sin precedentes en la última semana con el Vaticano. “Los amigos de Salvini os han abandonado. No quieren soluciones, solo producir mentiras y odio”.
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