_
_
_
_

El Ejército desaloja a Al Bashir del poder después de 30 años y toma el control de Sudán

El vicepresidente del país anuncia la puesta en marcha de un consejo militar de transición mientras el dictador permanece arrestado en el Palacio Presidencial

Decenas de personas participan en una protesta este martes exigiendo la salida del presidente sudanés, Omar al-Bashir, en Jartum.
Decenas de personas participan en una protesta este martes exigiendo la salida del presidente sudanés, Omar al-Bashir, en Jartum.STRINGER (EFE)
José Naranjo

Omar al Bashir ya no es presidente de Sudán. Este jueves ha sido detenido por el Ejército, según anunció el vicepresidente, el general Awad Ibn Awf, quien también informó que las Fuerzas Armadas toman el poder durante dos años y que suspenden la constitución. El general anunció la puesta en marcha de un consejo nacional de transición. Asimismo anunció varias medidas de emergencia, como el cierre del Aeropuerto Internacional de Jartum. Al Bashir permanece en el Palacio Presidencial bajo una intensa vigilancia militar, mientras decenas de miles de personas han salido a las calles de Jartum, la capital, para celebrar la caída del dictador que llevaba 30 años en el poder.

Más información
La ‘kandaka’ que canta a la revolución en Sudán
Miles de sudaneses exigen a su Ejército que fuerce la caída de Al Bashir
Las protestas en Sudán causan la muerte de 30 personas en un mes
El presidente de Sudán declara el estado de emergencia durante un año y disuelve el Gobierno

La jornada comenzó con el anuncio, por parte de los militares, de una “importante declaración” que mantuvo en vilo al país toda la mañana. Los rumores sobre la dimisión de Al Bashir comenzaron a circular de inmediato y decenas de miles de personas se echaron a las calles de Jartum y, en especial, a los alrededores del cuartel general de las Fuerzas Armadas, donde miles de manifestantes habían protagonizado una concentración desde el pasado sábado.

Los acontecimientos se iban produciendo a toda velocidad. A medida que se iba filtrando que el presidente sudanés estaba bajo arresto en su Palacio Presidencial, las celebraciones iban subiendo de intensidad. Varios soldados llevaron a cabo una redada en la sede del Movimiento Islámico, -un grupo que apoya a Al Bashir-, y procedieron a la detención de colaboradores del ex presidente. Además, la Agencia Nacional de Inteligencia y Seguridad (NISS) anunció la liberación de “todos los presos políticos” del país, decenas de los cuales comenzaron a abandonar las cárceles esta mañana.

Pese al llamamiento a respetar los bienes públicos por parte de los organizadores de las protestas, lo cierto es que en Port Sudan y Kassala, dos ciudades del este del país, grupos de ciudadanos atacaron sedes de la NISS provocando daños de diversa consideración.

Los promotores de las protestas que han conducido a la caída de Al Bashir se han mostrado muy críticos con la toma del poder por parte del Ejército, hecho que han calificado de “golpe conducido por el régimen para seguir en el poder”. En un comunicado de la Alianza para la Libertad y el Cambio, colectivo que reúne a partidos de oposición y grupos de la sociedad civil, aseguran que “presentan las mismas caras contra las que nuestra gente se rebeló” y hacen un llamamiento a “continuar con la sentada delante del cuartel general de las Fuerzas Armadas” en la capital, así como con las protestas en el resto del país. Este colectivo exige que el poder sea entregado a un gobierno civil de transición. "Los que destruyeron el país y mataron a nuestro pueblo intentan robar todas las gotas de sangre y sudor derramadas por el pueblo sudanés en su revolución", añade el comunicado.

El origen de las protestas

Las revueltas que han forzado la caída de Omar al Bashir comenzaron el pasado mes de diciembre debido a la subida del precio del pan. Organizados por la Asociación de Profesionales Sudaneses, que nace como medio de organización obrera ante el control estatal de los sindicatos oficiales, decenas de miles de sudaneses se echaron a las calles de las principales ciudades del país en manifestaciones sin precedentes que costaron la vida a una treintena de personas en enfrentamientos con la policía en los últimos cuatro meses.

Manifestantes sudaneses protestan este jueves en las inmediaciones del cuartel general del Ejército.
Manifestantes sudaneses protestan este jueves en las inmediaciones del cuartel general del Ejército.AFP

Las motivaciones económicas en un país desfondado (de unos 43 millones de habitantes) que sufre una inflación del 70% anual pronto cedieron paso a reivindicaciones políticas. Los manifestantes pedían la caída de Al Bashir, pero este no estaba dispuesto a tirar la toalla. Ante la amplitud de las protestas, el mandatario declaró el estado de emergencia el 22 de febrero y destituyó a prácticamente todo su Gobierno. Como la presión popular no descendía, liberó a miles de personas. El movimiento revolucionario, al que se habían unido ya los principales partidos de la oposición, se dio unas semanas de tregua.

Sin embargo, la caída de Abdelaziz Buteflika en Argelia tras semanas de movilizaciones en la calle envió un nuevo mensaje de esperanza a quienes reclamaban la dimisión de Al Bashir. Coincidiendo con la celebración del 34 aniversario de las revueltas de 1985 que acabaron con el régimen del dictador Jaafar al Numeiri, el pasado 6 de abril miles de sudaneses se concentraron en torno al cuartel general de las Fuerzas Armadas en Jartum. Hasta ese momento, el Ejército no había intervenido en la represión y las fuerzas del cambio pretendían forzarle a tomar partido.

Ese sábado comenzó a larvarse el principio del fin de Al Bashir. Las fuerzas de seguridad, encabezadas por las unidades antidisturbios, trataron en varias ocasiones de desalojar a los manifestantes por la fuerza, lo que provocó al menos siete muertos más, pero su determinación se mantuvo intacta. Algunos soldados incluso trataron de defender a los ciudadanos de las embestidas de la Policía disparando al aire. Este martes, las fuerzas de seguridad anunciaron que ellas tampoco atacarían a los manifestantes que, en un ambiente festivo, atisbaban que el fin del dictador estaba cerca. No se equivocaron.

La ONU pide una transición democrática

AGENCIAS

Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, Alemania, Bélgica y Polonia pidieron este jueves una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre Sudán tras la destitución del presidente Omar al Bashir por parte del Ejército. La reunión se celebrará este viernes a puerta cerrada. En un comunicado, el secretario general de la ONU, António Guterres, hizo un llamamiento a la calma y aunque se abstuvo de condenar el golpe, sí pidió una transición “que respete el deseo democrático de los sudaneses”.

La Unión Africana criticó la destitución de Al Bashir por considerar que “el golpe militar no es la respuesta adecuada a los desafíos que enfrenta Sudán y a las aspiraciones de su pueblo”, indicó Moussa Faki, el jefe de la Comisión de la UA.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_