La lucha por el clima marca la batalla política en las elecciones de Finlandia
Los socialdemócratas parten con ventaja en los comicios del domingo, con un fuerte ascenso de los Verdes
Finlandia se divide cada vez más. El país nórdico celebra unas elecciones parlamentarias el próximo domingo para las que los últimos sondeos dan como vencedor a los socialdemócratas de Antti Rinne (19%) a la contra de la tendencia mayoritaria de los demás países de la UE, donde el populismo de derechas sube como la espuma. La gran sorpresa, sin embargo, viene de la mano de los Verdes. El líder ecologista, Pekka Haavisto, lleva meses siendo el preferido de los ciudadanos para ser primer ministro en una probable coalición rojiverde, según las encuestas. De hecho, el clima ha entrado con más fuerza que nunca en la campaña.
Los ultras Verdaderos Finlandeses (VF) se estancan en torno al 14%, según los diferentes sondeos. Aunque en los ultimas días han mantenido un aumento sostenido que, de seguir, podría llevarles hasta el segundo puesto efectuando un sorpasso a la derecha tradicional de Coalición Nacional. “Estamos un poco preocupados”, asegura Petteri Orpo, líder conservador.
Estos son los temas que decidirán los comicios del domingo.
"Elecciones climáticas"
La Alianza Verde de Haavisto está siendo la sorpresa de cara a estos comicios que algunos han bautizado como las “elecciones climáticas”. Y es que es la primera vez que todos los partidos, excepto los Verdaderos Finlandeses —que abogan por políticas climáticas “moderadas”, según su líder, Jussi Halla-aho—, llevan en su agenda grandes compromisos para reducir las emisiones contaminantes. Los jóvenes están liderando la defensa del clima y el líder ecologista, según una encuesta de Taloustutkimus, lleva cuatro meses consecutivos siendo el preferido de los ciudadanos para Gobernar el país en una potencial alianza rojiverde.
Una de las regiones no solo en Finlandia, sino en toda Europa, donde más se aprecian las consecuencias del calentamiento global es Laponia, al norte del país. Los samis —la única comunidad indígena del continente que habita el norte de Noruega, Suecia, Finlandia y, en menor medida, Rusia— votará este año con un miedo en el horizonte: el tren Ártico.
Este ferrocarril es una línea que, según los planes, partirá en dos la helada Laponia (de Rovaniemi hasta Kirkenes, en la costa noruega) para fomentar el comercio debido a las nuevas rutas marítimas hacia Asia que emergen por culpa del calentamiento global en el Polo Norte. Helsinki aprobó la construcción del Corredor Ártico sin consultar al Parlamento Sami, que es meramente representativo, y los norteños, el domingo, lo tendrían en cuenta. Solo dos partidos se han opuesto públicamente a su construcción: Verdes, por sus políticas ecologistas, y el partido de los suecoparlantes, por defender —como ellos— a las minorías en Finlandia.
Reforma Sanitaria
Pese a que la fecha de los comicios estaba marcada en el calendario desde hacía meses —la Constitución estipula que las elecciones se deben celebrar el tercer domingo de abril—, Sipilä dimitió el pasado 8 de marzo tras haber fracasado en su proyecto estrella: la reforma de la Sanidad. Se trata de un conglomerado de leyes, conocido como SOTE, que iba a privatizar numerosos aspectos del servicio sanitario —se enseñaba especialmente con la tercera edad— y que los últimos Gobiernos habían intentado, sin éxito, sacar adelante. Pero que tendrán que abordar en el futuro.
El quid de la cuestión está en el envejecimiento de la población. Las estadísticas muestran que para 2030, un cuarto de los 5,5 millones de habitantes del boscoso país tendrá más de 65 años y, por tanto, hará cada vez más uso de los servicios sanitarios. Los partidos están de acuerdo en que el sistema colapsará —faltan, por ejemplo, enfermeros— y no eluden su reforma, pero no coinciden en la manera de efectuarla.
La coalición gobernante de liberales, conservadores y ultra derecha apostaba por un modelo sueco de privatizaciones. Sipilä, que hace gala ante sus socios comunitarios de su austeridad, ha llevado a cabo numerosos recortes en Educación y gasto público durante los últimos cuatro años. Y la oposición más progresista dijo basta. “El anterior Gobierno separó a la gente en dos bloques: los que les fue bien y los que le fue peor”, dice el líder socialdemócrata, Antti Rinne, para quién luchar contra la desigualdad se ha convertido en un mantra.
Así, los socialistas no solo han hecho caer a todo el Ejecutivo a dos meses de las elecciones a los 200 escaños del Eduskunta (Parlamento finlandés), sino que se han puesto en cabeza en todos los sondeos. La huida de votos a la izquierda, junto con la subida de los Verdaderos Finlandeses, significa, sin embargo, que la sociedad se está polarizando, según los analistas. Y la cuestión ahora es si las diferentes fuerzas del sistema se unirán para hacer un cordón sanitario a la ultraderecha. Solo un partido (de 10 en liza) es tajante y les cierra la puerta: Alianza de Izquierda. El resto, incluidos Verdes y Socialistas, se limitan a esperar a ver el programa de Gobierno que salga de las negociaciones entre los líderes durante las próximas semanas. Finlandia, por tanto, no es Suecia en el bloqueo a los ultras. “Tenemos una gran tradición de coaliciones”, justifica Rinne.
Inmigración
Finlandia fue un país pionero en la UE en incluir a un partido ultra y abiertamente eurófobo y xenófobo en un Ejecutivo de coalición bajo el liderazgo de la derecha del partido Coalición Nacional y de los liberales del partido Centro del hasta hace un mes el primer ministro, Juha Sipilä. Y tras las malas previsiones en las encuestas, los conservadores se están replanteando sus posibles alianzas.
Los Verdaderos Finlandeses han marcado su campaña con el discurso xenófobo. Llevan meses agarrándose a varios episodios de abusos sexuales perpetrados presuntamente por jóvenes de origen extranjero en Oulu, al noroeste del país. Se desconocen los detalles de la supuesta agresión, el sospechoso lo ha negado y, tras cuatro meses de investigación y la detención de ocho personas, las autoridades han archivado el caso. “La inmigración no es un problema para nadie, excepto para un partido”, asegura la candidata de los democristianos, Sari Essayah, en referencia a los ultras. Y los datos rebaten las teorías del miedo que alientan su discurso: en 2017, 4.325 solicitantes llegaron a Finlandia. Un año después, 2.945, según ACNUR. Cifras que contrastan con las 22.190 personas que entraron en Suecia el año pasado pidiendo protección.
Los Verdaderos Finlandeses han sufrido una legislatura turbulenta. Poco después de entrar en la coalición de Gobierno liderada por los liberales, la formación eurófoba y xenófoba se resquebrajó por divergencias internas y, en el ecuador de la legislatura en 2017, el partido se rompió en dos, quedando el ala más moderada, Reforma Azul, en el Ejecutivo. Y pese a ello su apoyo, de momento, no decae.
¿Giro en la región?
Según las encuestas, los progresistas podrían recuperar el Gobierno del país dejando a la ultraderecha fuera del Ejecutivo. Y el tablero ideológico nórdico, que hasta ahora era casi al 100% conservador –a excepción de Suecia (socialistas) e Islandia (verdes)-, daría un vuelco a la izquierda en contraste con el resto del continente.
En Dinamarca, con elecciones parlamentarias esta primavera, los sondeos sitúan en cabeza a los socialistas después de cuatro años de Gobierno coalición entre liberales y conservadores con el apoyo externo de los ultras del Partido del Pueblo Danés (PPD).
'Speed-dating' con los candidatos
El cronómetro marca dos minutos y una funcionaria del Ministerio de Exteriores hace sonar la campanilla. Así comienza el original turno de preguntas con los candidatos que el Gobierno puso en marcha el martes para la prensa extranjera.
Nueve candidatos se enfrentaron a las preguntas de unos 20 reporteros de todas partes del mundo. Dos minutos para conocer a cada aspirante a primer ministro. Como en las speed-dating (citas rápidas) para encontrar pareja, no había tiempo para rodeos ni mítines políticos.
"Es la primera vez que se hace algo así", aseguraba un sorprendido Antti Rinne, candidato socialista. Todos los líderes, a excepción del ex primer ministro liberal, Juha Sipilä, acudieron curiosos a la cita en el sótano del edifico donde se aloja el Helsingin Sanomat, el periódico más importante del país.
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