Una emiratí huye de Dubái ante el rechazo de su familia a que se divorcie
Hind Albolooki, madre de cuatro hijos, denuncia que fue amenazada y pide asilo en Europa
“Busco alguien que me ayude. Por favor, mi vida está en peligro”, imploraba el mensaje de Hind Mohammad Albolooki en una cuenta de Twitter creada a principios de febrero. Detrás, otra mujer árabe que huye de una familia abusiva y que se siente desprotegida en su país. Solo que esta vez no es una joven millennial, sino una madre de cuatro hijos, y no escapa de Arabia Saudí, sino del glamuroso Dubái (Emiratos Árabes Unidos). Hace menos de 24 horas que Albolooki, de 42 años, está a salvo en Alemania, pero la odisea que ha vivido durante los últimos cinco meses plantea varias preguntas.
¿Por qué huyó?
Tal como ella misma explica en un vídeo, porque su padre, su tío paterno y su hermano le amenazaron con convertir su vida en un infierno cuando les informó de que quería divorciarse; temían que afectara a la reputación de la familia. Le pidieron el pasaporte porque dijeron que ya no podían fiarse de ella. “Si alguien te pide el pasaporte o el DNI, significa que algo está pasando y no fui tan estúpida”, relata tratando de contener las lágrimas. Fue entonces cuando tomó la decisión de escaparse. “Tengo cuatro hijos. Ninguna madre dejaría a sus hijos así. Pero tuve que dejarles. No tenía otra opción”, concluye.
La grabación, de apenas un minuto, se hizo en un domicilio de Kochani, en Macedonia, el 7 de diciembre del año pasado, poco antes de que Hind fuera detenida y enviada al Centro para Extranjeros de Gazi Baba. Las autoridades habían rechazado su solicitud inicial de asilo y la consideraban una amenaza para la seguridad. Pero la mujer disponía de cinco días para presentar la reclamación y no estaba dispuesta a perder esa oportunidad.
¿Por qué no denunció en Dubái?
Cualquiera que haya visitado Dubái se habrá visto gratamente sorprendido no sólo por la modernidad de sus edificios e infraestructuras, sino por la diversidad racial y tolerancia hacia otras nacionalidades. Además, Emiratos Árabes Unidos (EAU) destaca frente a sus vecinos por haber designado el equilibrio de género como uno de los pilares de su desarrollo. Sin embargo, Hind, como otras mujeres emiratíes antes, no se sintió protegida por las leyes de su país.
Aunque el sistema de tutela no es tan estricto como en Arabia Saudí, la libertad de movimiento de las emiratíes aún está en manos de sus padres o maridos, algo que quedó en evidencia con el caso de Latifa, una de las hijas del emir de Dubái. Las mujeres no pueden casarse sin permiso de su tutor legal y la ley del estatuto personal aprobada en 2005 sigue favoreciendo al hombre en el matrimonio, el divorcio y la custodia de los hijos. Que puedan disfrutar de las posibilidades que les da su país depende de que su familia sea más tradicional o más abierta.
“El empoderamiento de la mujer significa romper con las estructuras de poder sobre las que se ha construido la sociedad, y eso cuesta mucho”, explicaba recientemente a EL PAÍS una experta internacional que asesora al Consejo para el Equilibrio de Género de EAU. De hecho, el secretario de general de la OCDE, José Ángel Gurría, preguntaba durante un foro celebrado esta semana si “la cultura es un obstáculo para la igualdad de género”. La postura oficial es que “las tradiciones y la cultura son los pilares del futuro de EAU”, tal como declaró la jequesa Mariam Bin Zayed al Nahyan en otra sesión.
¿Por qué fue a Macedonia?
A decir de los activistas de derechos humanos, Macedonia no es la mejor elección para alguien que pide asilo. Pero Hind conocía a una familia allí, debido a la amistad que fraguó hace unos años durante un viaje a Estados Unidos. “Durante este tiempo estuvo en contacto con mi hermana y cuando ahora recurrió a ella, decidimos ayudarla”, contó a este diario Nenad Dimitrov antes de que se resolviera el caso. Además, en su país los emiratíes no necesitan visado para estancias de hasta 90 días.
“Llegó el 4 de octubre y estuvo en nuestra casa diez días hasta que decidió solicitar asilo”, relataba actuando como portavoz. “Desde el principio notamos algo raro. Apenas la tuvieron 15 horas en el Centro de Recepción de demandantes de asilo, frente a los 15 días habituales; la llamaron para la entrevista apenas tres semanas después cuando lo normal suele ser que pasen meses. Alguien estaba intentando acelerar el proceso”, señalaba. Sus sospechas se confirmaron a raíz de que, según denuncia, él y su familia fueran “objeto de presiones por parte de las autoridades macedonias” para que convencieran a Hind de regresar a Dubái.
Cuando el 4 de febrero, el tribunal rechazó su apelación, Dimitrov lanzó el vídeo en el que Hind pedía auxilio a través de la cuenta de Twitter que habían creado para ello. Macedonia daba a la mujer 15 días para abandonar el país, pero no podía hacerlo porque seguía detenida en el Centro para Extranjeros. “Mi temor es que cuando cumpla el plazo la acusen de estancia ilegal y la deporten a Dubái”, advertía.
¿Por qué Macedonia no la protegió?
“Su solicitud de asilo fue rechazada porque (…) no probó el riesgo de persecución en su país de origen”, explica en un correo electrónico Mitko Kiprovski, el abogado que ha llevado el caso. Al difundirse el rechazo, el Ministerio del Interior de Macedonia abundó en esa idea “no hay razón para creer que si regresa [a Dubái] afrontará un riesgo real grave”.
Los activistas de derechos humanos discrepan. Aunque un funcionario emiratí difundió un comunicado afirmando que “los delitos contra las mujeres se persiguen con dureza bajo la ley de EAU, y que las alegaciones deben y serán plenamente investigadas”, algunas sentencias recientes y la imposibilidad de supervisar después el destino de Hind les hacen recelar.
Dimitrov está convencido de que fue la presión de las autoridades emiratíes la que determinó la actuación de los responsables de su país. “Cuándo me llamaron para que convenciera a Hind de regresar a Dubái, un hombre que se presentó como asesor del primer ministro me enseñó fotos y mensajes de su familia en el móvil; era evidente que estaban en contacto a alto nivel”, afirma.
Al final el ruido mediático y el trabajo silencioso de los activistas dio una salida a Macedonia. “Ha sido liberada esta madrugada del Centro para Extranjeros y (…) voluntariamente ha dejado la República de Macedonia en un vuelo a Berlín a las 6.00”, anunciaba el abogado. “Apenas hemos podido verla. La han liberado solo una hora antes del vuelo y estaba rodeada de gente, pero ahora está en buenas manos”, confirma Dimitrov.
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