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Turquía ordena detener a otro millar de gülenistas

Alrededor de 100.000 personas han sido procesadas en dos años y medio por su supuesta vinculación con el clérigo Fetulá Gülen

Andrés Mourenza
Erdogan durante un acto en Ankara este martes.
Erdogan durante un acto en Ankara este martes. AFP

Las autoridades judiciales de Turquía emitieron este martes órdenes de arresto contra 1.112 sospechosos de pertenecer a la red del clérigo Fetulá Gülen —acusado por Ankara de orquestar el intento de golpe de Estado el 15 de julio de 2016— de los que al final del día habían sido detenidos al menos 641. En concreto, la acusación que pesa sobre ellos es haber copiado en las oposiciones de acceso al puesto de subinspector de policía en 2010. Desde el fallido levantamiento contra el Gobierno, que dejó más de 250 muertos, unas 100.000 personas han sido procesadas por supuesta pertenencia a dicha organización.

La redada, que tuvo lugar en 76 de las 81 provincias del país y fue coordinada por la Fiscalía de Ankara, ocurrió solo un día después de que el ministro del Interior, Süleyman Soylu, avisase de que se preparaba "una gran operación" contra FETÖ: siglas que definen a la Organización Terrorista de Fetulá, como se tilda ahora a los seguidores de este teólogo islamista exiliado en EE UU. 

Pero no siempre fue así. En la época del examen en cuestión, las relaciones entre el ahora presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y Gülen estaban en su máximo esplendor. El partido de Erdogan se había apoyado en las estructuras gülenistas para conquistar el poder. "No teníamos a nadie de nuestro lado ni en la Administración ni en la Judicatura ni en la policía, por eso nos aliamos con los gülenistas", explicaba en el pasado a este periodista un cercano excolaborador del presidente.

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En 1998, fueron reveladas unas cintas de vídeo en las que Gülen llamaba a sus seguidores a infiltrarse en las "venas" del Estado. El método era conocido: los gülenistas que ya tenían puesto de funcionario sustraían las preguntas de los exámenes y las suministraban a sus camaradas de cofradía hasta engordar las filas de la Administración pública. Pero desde la primera investigación abierta en la academia de policía a finales de los ochenta, ninguna había llegado lejos. Siempre se topaban con algún poderoso protector de los gülenistas.

De hecho, entre 2009 y 2014, la oposición se desgañitó denunciando las irregularidades en los exámenes al funcionariado. Pero hasta que Erdogan no rompió con Gülen en 2013 no fue escuchada. Las 1.112 personas sobre las que se emitió orden de detención este martes habían respondido exactamente lo mismo a 13 preguntas del examen, incluidos los mismos errores que se le debieron colar a quien pasaba las respuestas.

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La caza al gülenista se ha convertido en un asunto de seguridad nacional desde el fallido golpe de Estado de 2016, incluso con aquellos que han tenido relaciones meramente tangenciales con la cofradía. Ese año, la noche del 15 de julio, algunas facciones de las Fuerzas Armadas se levantaron contra el Gobierno de Erdogan, que reaccionó pidiendo a los turcos que tomaran las calles. La estrategia del mandatario surtió efecto y, junto con la intervención de los militares, el golpe se desinfló a las pocas horas. Desde entones, las organizaciones de defensa de derechos humanos denuncian numerosas violaciones de los derechos más básicos de los detenidos. En la actualidad, 77.000 personas permanecen en prisión a la espera de juicio y otras 150.000 han sido purgadas del funcionariado y el Ejército, según la agencia Reuters, no sólo por su supuesta adscripción gülenista sino también por simpatía hacia movimientos kurdos o izquierdistas.

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