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Sanremo contra el nacionalpopulismo

La victoria en el festival de Alessandro Mahmood, hijo de un egipcio y una sarda, abre otra guerra política

Daniel Verdú
Alessandro Mahmood, en el festival de Sanremo el sábado.
Alessandro Mahmood, en el festival de Sanremo el sábado. ap

Alessandro Mahmood, el hijo de un inmigrante egipcio y una sarda, un chaval criado en la periferia milanesa y curtido a base de rimas de rap, levantó el premio del Festival de la Canción de Sanremo el sábado por la noche. Además, el joven, de 26 años, representará en el festival de Eurovisión a la Italia que cierra puertas y niega la nacionalidad a los hijos de inmigrantes nacidos en el país. En cualquier otro momento representaría todo un símbolo de integración y apertura.

El sábado, Mahmood tuvo que plantarse ante los periodistas y reivindicar algo que no tenía nada que ver con su talento o sus habilidades musicales. Lo único que en ese momento parecía importarle a la gente. “Soy italiano al 100%”, dijo.

Antes de que el nacionalpopulismo estuviese de moda en Europa, el festival de Sanremo ya encarnaba parte de esa esencia durante sus cuatro días de celebración. Italianidad, nacionalismo, purpurina y unas audiencias de vértigo que disolvían las clases sociales. De modo que había curiosidad por ver quién ganaría en el primer año de la era soberanista de Italia. Pero el giro de guion fue fabuloso. “Es la música de Italia la que cambia”, defendió el jurado su victoria. En realidad, es el propio país el que se transforma desde hace tiempo. Pero la victoria de Mahmood volvió a desatar una extraña polémica.

El vice primer ministro y responsable de Interior, Matteo Salvini, denunció que el resultado era fruto del peso excesivo del jurado de expertos con respecto a la votación popular. Lo mismo hizo Luigi Di Maio, el otro vice primer ministro y líder del Movimiento 5 Estrellas, que convirtió el triunfo de Mahmood en su obsesiva dialéctica entre élite y pueblo. “No ha ganado lo que quería la mayoría desde casa, sino una minoría de jueces compuesta por periodistas y radicales chic. Los mismos que cada vez están más alejados del sentir popular”. Ese mismo día su partido se había dejado 20 puntos en los Abruzos.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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