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España rechaza el plan francoalemán de repartir solo los migrantes que lleguen a Italia y Malta

Grande-Marlaska acusa a los socios europeos de olvidarse del Mediterráneo occidental, principal puerta de entrada en Europa

En vídeo, declaraciones del mininistro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, desde la reunión de ministros celebrada en Bucarest.Vídeo: ROBERT GHEMENT
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Spain rejects French-German plan to tackle Mediterranean migration crisis

España se plantó este jueves frente al plan impulsado por Alemania y Francia para establecer un mecanismo de reparto de inmigrantes. El insólito rechazo español a una propuesta apadrinada por los dos países a los que más se aproxima en cooperación comunitaria obedece principalmente a que la iniciativa francoalemana se limita a distribuir a los migrantes que lleguen a Italia y a Malta, cuando España es desde el año pasado el país mediterráneo que más presión de llegadas soporta. “España no se opone a los acuerdos temporales, siempre y cuando se extiendan a todo el Mediterráneo. Alemania y los demás países se olvidan del Mediterráneo occidental”, reprochó el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, durante una reunión informal de ministros del Interior de la UE celebrada en Bucarest. Así lo han revelado a EL PAÍS fuentes conocedoras del encuentro en la capital rumana.

Europa lleva meses tratando de buscar un parche temporal —a falta de soluciones más duraderas— que evite episodios como los que se han vivido recientemente en el Mediterráneo, con barcos de ONG varados en el mar ante la falta de puerto europeo en el que atracar. Ninguna iniciativa ha prosperado hasta ahora, pero nunca había sido España la que vetara con rotundidad un plan que concitara el acuerdo de un grupo de Estados capitaneado por las dos grandes potencias comunitarias. El hartazgo español con la actitud italiana y la sensación de que la solidaridad con España resulta excesivamente limitada han motivado esta contundencia de Grande-Marlaska.

La iniciativa francoalemana intentaba superar el estancamiento de la política migratoria y de asilo de la UE, bloqueada desde la crisis de refugiados en 2015. Las sucesivas propuestas, desde las cuotas obligatorias de reparto de aspirantes al asilo hasta la creación de campos cerrados para migrantes irregulares, han ido embarrancando.

Berlín y París plantean una solución temporal, basada en un mecanismo de reparto para los migrantes que desembarquen en las costas europeas a través de la llamada ruta del Mediterráneo central, procedente de Libia. La participación en ese mecanismo sería voluntaria y un puñado de países (Holanda, Portugal y Rumania, entre otros), además de los dos beneficiados (Italia y Malta) parecen dispuestos a secundar la propuesta.

Sin efecto en las costas españolas

El mecanismo tiene, sin embargo, una gran pega para España porque excluye la zona del Mediterráneo de mayor tránsito actual. La ruta que lleva al sur de España constituye la principal puerta de entrada de la inmigración clandestina a Europa, con un récord histórico de 64.000 llegadas el año pasado, según datos de Interior. Inicialmente las autoridades españolas eran reacias a repartir a todos los migrantes porque consideraban que podía provocar un efecto llamada que intensificara las llegadas desde África. Pero la negativa italiana a acoger a quienes naufragan cerca de su territorio ha endurecido la postura española.

El Ejecutivo español ve, además, injusto que se perfile un plan de cuotas para aliviar la presión migratoria de los países que, precisamente, no cumplen sus obligaciones internacionales, como sería el caso de Italia y también de Malta.

Marlaska recordó a sus colegas europeos que, desde este verano, cuando los barcos de las ONG se han dado de bruces con los puertos cerrados de Italia y Malta, España los ha recibido en varias ocasiones. “Lo hacemos como una llamada a la solidaridad y por responsabilidad. ¿Se nos puede pedir más?”, cuestionó Marlaska. “España rescata porque es una obligación”, subrayó, en un claro reproche a quienes no asumen ese deber.

En su reivindicación, el ministro defendió que un futuro acuerdo europeo de acogida solidaria debe ir más allá de recibir a los náufragos que rescatan las ONG y tiene que incluir a los rescatados por los medios de un Estado, como es el caso de Salvamento Marítimo, que ha auxiliado en el mar a la inmensa mayoría de los inmigrantes registrados el año pasado. “Nosotros no necesitamos ONG porque ponemos medios del Estado para rescatar. En enero llegaron a España 4.000 personas, espero que entren también en los acuerdos temporales”, lanzó el ministro.

La política de puertos cerrados de sus socios europeos ha llevado al Ejecutivo español a denegar la salida de dos barcos de ONG de rescate españolas que pretendían zarpar al Mediterráneo central. El Ejecutivo ha esgrimido un argumento técnico: que los buques no están preparados para transportar durante tantos días un número elevado de personas.

Pese a la negativa española, Bruselas optó por celebrar el germen de iniciativa lanzada por París y Berlín. Durante el encuentro en Bucarest, el comisario europeo de Migración, Dimitris Avramopoulos, dio “la bienvenida a que Alemania y Francia hayan dado un paso al frente para hacer realidad este mecanismo temporal lo antes posible”. El comisario añadió: “Necesitamos el mayor número de países para hacer que este mecanismo funcione, que sea predecible y que sea justo”.

Carmen Dan, la ministra rumana de Justicia e Interior y presidenta semestral del Consejo, aseguró que los debates concluyeron que “la solución debe ser la solidaridad y traducir esa solidaridad a medidas legales”.

Reproches también en ayuda exterior

La falta de un esquema de reparto no es el único reproche español ante Bruselas. A largo plazo, la estrategia compartida consiste en cooperar con los países de origen y de tránsito para reducir la migración. Pero España lamenta que la UE se haya volcado más con Libia que con Marruecos en ayudas. “¿Qué ocurre con Marruecos? Es un socio fiable. ¿Se puede decir lo mismo de Libia?”, se preguntó retóricamente Marlaska.

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