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El avance global de la autocracia se topa con resistencias crecientes, asegura Human Rights Watch

La organización denuncia “tiempos oscuros” para la salud de los derechos humanos en el mundo

Ana Carbajosa
Manifestantes en Budapest protestan contra la reforma laboral de Orbán, el pasado 5 de enero.
Manifestantes en Budapest protestan contra la reforma laboral de Orbán, el pasado 5 de enero. Laszlo Balogh (Getty )

Los autócratas avanzan sin aparente freno por todo el planeta, pero a la vez, despiertan potentes resistencias multilaterales y de la sociedad civil, que en el último año han cobrado creciente intensidad. Ese es el menos el análisis que hace Human Rights Watch (HRW), la organización global de defensa de derechos humanos, que este jueves ha presentado su informe anual en Berlín. “Los mismos populistas que están esparciendo el odio y la intolerancia, están provocando resistencias que ganan batallas”, ha indicado la organización con sede en Nueva York en la presentación del informe. “Los excesos de los regímenes autócratas están alimentando una contrarreacción”, ha añadido.

El informe, de casi 700 páginas, pasa revista a la situación de los derechos humanos en el mundo y considera que asistimos a “tiempos oscuros”. “Los líderes autocráticos rara vez resuelven los problemas de los que hablan para justificar su ascenso al poder, pero sí crean su propio legado de abusos”, indica HRW. Siria, Arabia Saudí, Venezuela, Brasil, Turquía, Egipto China o Estados Unidos son algunos de los países que merecen especial mención en el informe.

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Pero Kenneth Roth, director de HRW, explica a este diario que el panorama sombrío ofrece también signos de esperanza. Que el nuevo equilibrio de poderes global ha dado pie a la irrupción de nuevos actores, ante la inhibición de los líderes tradicionales en la promoción de derechos humanos. “Trump está demasiado ocupado apoyando a autócratas amigos, Reino Unido con el Brexit, Francia habla, su retórica no se traduce en hechos. Lo que vemos es que otros Gobiernos, pequeños y medianos, en lugar de desesperarse y tirar la toalla, han asumido un liderazgo y un papel como defensores de los derechos humanos”. Aseguran que el aumento de la presión, ha elevado el precio político de cometer abusos. “Incluso los autócratas son racionales y ponen en la balanza el coste y el beneficio”, asegura HRW, para quien puede que los efectos de la resistencia no sean inmediatos, pero sí piensan que tienen un impacto a largo plazo.

“Los titulares del último año hablan del avance de los autócratas, de Bolsonaro, de Maduro… pero también vemos una reacción, sobre todo en América Latina”, sostiene el director. La inhibición multilateral de Washington en materia de derechos humanos ha provocado paradójicamente beneficios colaterales en Naciones Unidas, explica Roth. “Tradicionalmente, había países que no criticaban a los demás porque querían evitar alinearse con Washington, considerado imperialista. Paradójicamente, una consecuencia de la retirada de Trump del consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas es que ya ningún Gobierno latinoamericano tiene que temer estar haciéndole el trabajo a EE UU”.

Roth pone como ejemplo el grupo de Lima [13 gobiernos latinoamericanos más Canadá], y su trabajo en el consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas por primera vez para adoptar una resolución condenando la represión en Venezuela y también criticando lo que sucede en Nicaragua.

En Europa, HRW destaca las condenas contra la deriva autoritaria de Polonia y Hungría por parte del Ejecutivo comunitario y de la Eurocámara. Y advierte de la importancia que tendrá la adopción de los próximos presupuestos comunitarios el año que viene. Polonia es el mayor receptor de fondos de la UE y Hungría uno de los mayores per cápita. Ambos “han utilizado los fondos para fines políticos, por lo que es razonable preguntarse si la UE debe continuar financiando de manera generosa ataques a los valores que suponen los pilares democráticos de la Unión”, se pregunta la organización de derechos humanos.

Las protestas a gran escala en Polonia y Hungría, en contra del retroceso de derechos y libertades son otro síntoma a juicio de la organización de derechos humanos de la creciente resistencia con la que se topa el avance populista. Resaltan además que los votantes han conseguido expulsar a través de las urnas a autócratas corruptos en Malasia, en Armenia, en las Maldivas y que en Estados Unidos, las elecciones legislativas de mitad de mandato repudiaron las políticas divisivas de Trump.

Pone también HRW como ejemplo el alto el fuego alcanzado en la provincia siria de Idlib, en la que millones de civiles se encontraban bajo el riesgo de morir por los bombardeos indiscriminados sirios y rusos. “Lo que vimos fue que ciertos países europeos y Turquía presionaron a Putin y le hicieron ver que él sería el responsable y le forzaron a acordar un alto el fuego, que está salvando potencialmente millones de vidas civiles. Sí, hay impunidad, pero también hubo una presión multilateral en Rusia que funcionó”, interpreta Roth.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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