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Bolsonaro cambia la ley por decreto para facilitar la venta de armas

Los brasileños podrán comprar hasta cuatro pistolas sin tener que justificar por qué las necesitan

En vídeo, Bolsonaro libera el acceso a las armas.Foto: atlas | Vídeo: UESLEI MARCELINO

Comprar un arma en Brasil, el país con más asesinatos del mundo en 2017, es más fácil gracias al decreto firmado este martes ceremoniosamente por el nuevo presidente, el militar retirado Jair Bolsonaro. Cumple así su promesa a la poderosa coalición parlamentaria conocida como bancada de la bala, a la que ha rebautizado “de la legítima defensa” en su comparecencia en Brasilia rodeado de ministros. El ultraderechista, erigido en el defensor de “los brasileños de bien”, sugirió en campaña levantar también el veto a que un civil use un arma legal en la calle.

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El derecho a tener armas y a la legítima defensa fue uno de los temas recurrentes de Bolsonaro en su carrera hasta la Presidencia; y el gesto con el que simula apuntar con dos pistolas, el más imitado por sus seguidores. Y con el decreto de este martes empieza a cumplir una de sus grandes promesas.

La inseguridad ha aumentado en los últimos tiempos en buena medida porque la lucha entre las bandas criminales se ha tornado más violenta. Es sin duda una de las principales urgencias de la ciudadanía. Brasil registró 64.000 asesinatos en 2017, según los últimos datos disponibles. Más de dos tercios fueron perpetrados con armas de fuego. Las armas legales son una parte mínima del total; con 209 millones de habitantes, se estima que en Brasil existen unos ocho millones de armas ilegales.

El presidente ha explicado durante la ceremonia celebrada en la capital que el cambio legal responde a que “el pueblo soberano decidió” a favor de la venta de armas en un referéndum celebrado hace 13 años. Entonces, un 63% votó en contra de prohibirla. “Para garantizarles ese legítimo derecho a la defensa, yo como presidente voy a usar este arma [en referencia a la estilográfica]”, ha proclamado. De todos modos, las encuestas actuales indican que en estos años ha habido un drástico cambio de opinión: el 68% es contrario a flexibilizar las restricciones vigentes a la compraventa de armas, según un sondeo de Datafolha de esta semana.

Unos 330.000 brasileños tienen permiso para poseer armas en casa o en sus comercios, pero este no se extiende a llevarlas por la calle. Este decreto incluye dos novedades relevantes. Uno, la duración de la licencia se amplía a diez años de los cinco actuales. El anterior presidente, Michel Temer, del centro-derecha, lo extendió de tres a cinco. Dos, el potencial comprador ya no tendrá que argumentar ante la Policía Federal por qué necesita un arma como tuvieron que hacer los 330.000 brasileños que tienen permiso. Bolsonaro sostiene que este trámite era “subjetivo”.

No cambian los requisitos de tener 25 años, un empleo lícito, una dirección conocida y carecer de antecedentes penales o impedimentos físicos o psicológicos para adquirir una pistola. En los últimos años las ventas y licencias han aumentado muy notablemente. La reforma bolsonarista también amplía a cuatro las armas que un ciudadano puede poseer y amnistía a aquellos cuya licencia caducó.

El Instituto Sou da Paz (Soy de Paz) ha criticado al presidente por usar un decreto presidencial que hurta el debate al Congreso, a los agentes de policía que patrullan las calles… “El asunto es tan relevante y tiene tanto impacto en la vida de millones de brasileños que debía haber sido debidamente debatido. Ese uno de los pilares de la democracia”, recalca Felippe Angeli, coordinador de activismo de esta ONG. Hasta ahora todos los cambios a denominada ley de desarme fueron aprobados por los parlamentarios.

Con esta decisión, el presidente hace además un gesto de calado al lobby de las armas en su tercera semana en el poder. En la primera semana ya tuvo un guiño al sector agropecuario, otro de los grupos que más le ha apoyado, al dar al Ministerio de Agricultura la competencia de demarcar las reservas indígenas para disgusto de los ambientalistas. El presidente, no obstante, ha decidido desdecirse de su promesa de abandonar el Acuerdo de París contra el cambio climático.

Bolsonaro y sus hijos han ido calentando el ambiente en los últimos días para la firma de este martes. El presidente anunció este decreto nada más instalarse en el palacio de Planalto. Y su hijo Eduardo, antiguo policía y actual diputado, difundió hace dos semanas un vídeo suyo en el que se entrena en un campo de tiro con la leyenda: “Nos gusta el tiro, tal vez usted prefiere otras actividades, usted es la mejor persona para decidir cómo quiere vivir su vida y que el Estado no le diga qué es lo correcto”. Los tres hijos adultos del presidente son parlamentarios pero además son un elemento clave en la difusión de su ideario en redes sociales.

La receta de Bolsonaro para combatir el crimen incluye su promesa electoral de dar impunidad a los agentes que maten a un criminal en una operación policial. El año pasado, más de 800 personas murieron en Rio de Janeiro por las balas de la policía.

Hacia el fin de un monopolio

La Taurus del 38 es el arma que más mata en Brasil. La más barata. La que más a menudo decomisa a policía. Es de fabricación local. La empresa homónima se disparó en Bolsa cuando Jair Bolsonaro pasó a la segunda vuelta electoral -aunque arrastra una profunda crisis- después se desplomó abruptamente, empezó a subir de nuevo tras la toma de posesión, en Año Nuevo, y este martes bajaba 1,27% a media tarde en el índice Ibovespa.

Taurus, con el resto de los fabricantes de armas locales, corre el riesgo de perder el monopolio del mercado de las armas cortas porque el Gobierno de Bolsonaro sopesa permitir la entrada de fabricantes extranjeros. El ministro de la Casa Civil, Onyx Lorenzoni, ha declarado este martes en Brasilia que “no hay problema” con que haya inversiones 100% extranjeras en este sector.

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