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“Nadie pensó que la implementación del acuerdo de paz iba a ser fácil”

El jefe de operaciones del CICR habla de los desafíos humanitarios que enfrenta Colombia

Santiago Torrado
Familiares de víctimas del conflicto armado en Colombia.
Familiares de víctimas del conflicto armado en Colombia.AFP

La firma de la paz con la exguerrilla de las FARC en Colombia cumple ya dos años, pero todavía afronta formidables desafíos humanitarios tras haber sufrido más de medio siglo de conflicto armado, agravados por la llegada masiva de migrantes venezolanos. La población civil en algunos de los territorios más remotos e históricamente marginados todavía no siente los beneficios de la paz, pues sufre la persistente presencia de grupos armados o el drama de sus familiares desaparecidos.

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El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) lleva cerca de 50 años trabajando en el país andino, uno de los lugares donde su presencia ha sido más prolongada y donde es más respetado. El organismo se prepara para aumentar en 20% su presupuesto en 2019 principalmente por dos razones. “Una es el resurgimiento del conflicto armado interno que hemos visto a lo largo de Colombia y la otra es el importante flujo de migración desde Venezuela”, explica Dominik Stillhart, director de actividades operacionales del CICR en el mundo.

La implementación del acuerdo de paz ha sido más lenta y dubitativa de lo anticipado. Aunque advierte de que en muchas zonas el conflicto está de regreso, e incluso se ha intensificado, Stillhart elogia en esta conversación con EL PAÍS el horizonte de esperanza que representa el pacto sellado entre el Gobierno y las FARC, hoy desarmadas y convertidas en un partido político con representación en el Congreso.

“Si tomamos distancia y miramos lo que pasó en este país, todavía veo esto como un desarrollo extremadamente positivo. Porque una de las cosas que vemos alrededor del mundo es que lidiamos con conflictos cada vez más extendidos. Difícilmente tenemos acuerdos de paz a la vista”, subraya al final de una visita que lo llevó a la convulsa región del Catatumbo, cerca de la frontera con Venezuela. “Miren a Siria, que ha sido el peor conflicto en las últimas décadas, uno de los peores que hemos visto desde la Segunda Guerra Mundial, y estamos lejos de cualquier tipo de acuerdo político, o de paz, simplemente porque la comunidad internacional está completamente dividida. Aquí los que lucharon por este acuerdo, y lo firmaron, necesitan ser elogiados. Visto desde la distancia esto es innovador, no estamos habituados a este tipo de procesos políticos que llevan a un acuerdo de paz, y nadie nunca pensó que la implementación iba a ser fácil”.

Dominik Stillhart, director de actividades operacionales del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Dominik Stillhart, director de actividades operacionales del Comité Internacional de la Cruz Roja.CICR, imagen de archivo

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El asesinato de líderes sociales y defensores de derechos humanos ha surgido como un punto crítico en el tiempo transcurrido desde que se firmó el pacto en noviembre de 2016. “Por esto precisamente conversamos no solamente con el Gobierno, sino también con todos los grupos armados acerca del respeto por el Derecho Internacional Humanitario. Una de nuestras actividades más importantes aquí es promover el respeto del DIH. Estamos lidiando con una situación que por un periodo muy largo ha visto mucha violencia, que ha sido endémica y que no va a detenerse de un día para otro. El acuerdo de paz también ha demostrado que incluso si la implementación se hubiera hecho al pie de la letra, hay otros actores armados que son responsables de una parte significativa de la violencia en este país, y tratamos de hablar con todos ellos”, apunta Stillhart.

Más de 80.000 desaparecidos

Esclarecer el destino de los desaparecidos y apoyar a sus familiares es desde hace unos 20 años una parte importante de la misión del CICR en Colombia, un país donde según el Centro Nacional de Memoria Histórica hubo más 80.000 desparecidos, una dimensión superior a todas las dictaduras sumadas del Cono Sur. “Esta es un área en la que hemos visto un fortalecimiento significativo tras el acuerdo de paz”, destaca Stillhart sobre una labor que tomará años. El pacto contempla, como parte del Sistema Integral de Verdad, Justicia y Reparación, una Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas que apenas empieza su marcha.

“Hemos visto una y otra vez que tener desaparecido a un familiar es mucho peor a un familiar asesinado, porque el dolor simplemente no se va. En muchas situaciones, estas familias sencillamente no pueden seguir adelante con sus vidas, debido a que todos los días piensan que quizá tendrán noticias sobre su hija, su padre, su tío. Es también un asunto que, si permanece sin atender y sin resolver, va a ser un gran impedimento para implementar un acuerdo de paz. Porque ese dolor es tan grande que a menos que las familias obtengan respuestas, tan honestas como pueda ser posible, es muy difícil cerrar ese capitulo”, razona Stillhart. “De un lado estamos atendiendo el tremendo sufrimiento de estas familias, pero por otro lado, al trabajar en estos archivos hemos visto en diferentes países que frecuentemente también ayuda al proceso político hacía la paz o la estabilización”.

El éxodo venezolano

El CICR ha manifestado que considera que persisten al menos cinco conflictos armados no internacionales actualmente en Colombia. Cuatro son entre el Gobierno y algún actor armado: el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Ejército Popular de Liberación (EPL), las llamadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y las antiguas estructuras del Bloque Oriental de las FARC que no se acogieron al proceso de paz. El quinto es el enfrentamiento entre el ELN y el EPL en la región del Catatumbo, en el fronterizo departamento de Norte de Santander, en el nororiente del país.

“Esta confrontación en particular ha generado necesidades humanitarias importantes, y ahora con el resurgimiento de los frentes de las FARC que solían estar activos allí hay un tercer actor que se suma la mezcla. La población civil está pagando el precio. Adicionalmente está la llegada de miles de migrantes venezolanos que añaden presión extra. Estamos preocupados acerca de Catatumbo, pero de hecho estamos preocupados por toda la región fronteriza entre Venezuela y Colombia, donde está esa mezcla y superposición entre conflicto y violencia que ha estado allí por bastante tiempo, más el tránsito y el arribo de migrantes venezolanos”, advierte.

– La llegada de venezolanos es un reto no solamente en Colombia. ¿Está Latinoamérica preparada?

“Si comparo la respuesta de los Estados en esta región ante los migrantes venezolanos con lo que Europa ha hecho con los refugiados sirios creo que pueden estar orgullosos con la respuesta que han dado. Está lejos de ser perfecta, hay historias horribles que hemos visto en nuestras conversaciones con los migrantes, pero en líneas generales ha sido una respuesta relativamente positiva para los que han llegado desde Venezuela. Ahora, la comunidad internacional ha incrementado su apoyo. La pregunta es cómo continuará esto, dado que el flujo continua y probablemente va a continuar por algún tiempo”.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.

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