Estados Unidos permite a una madre de Yemen viajar a California a despedirse de su hijo moribundo
El Gobierno de Trump había denegado el visado porque Yemen forma parte del veto migratorio. La excepción se realiza después de una petición desesperada de la familia
Una familia de inmigrantes de Yemen en Estados Unidos ha puesto el rostro más dramático a las consecuencias el veto migratorio de Donald Trump. Abdulá Hassan tiene dos años y una enfermedad terminal que le mantiene atado a una máquina en un hospital de San Francisco. No le queda mucho de vida. Su madre, que vive en El Cairo, pidió un visado para ir a verlo antes de morir, pero le fue denegado por el veto migratorio de Trump. Finalmente, ante la llamada desesperada de la familia el lunes, el Departamento de Estado decidió admitir la excepción, según anunció el abogado de la familia este martes al Sacramento Bee.
El veto migratorio de Trump, dictado poco después de asumir el cargo, afectó en principio a siete países de mayoría musulmana, entre los que estaba Yemen. La medida fue anulada por los tribunales dos veces por inconstitucional, hasta que el Gobierno Trump hizo una tercera versión en la que incluía países sin mayoría musulmana (Venezuela y Corea del Norte), con lo que ya no se podía argumentar discriminación religiosa. Yemen sigue en la lista.
La petición de la familia Hassan el lunes vino a recordar que hay siete comunidades inmigrantes en Estados Unidos que siguen padeciendo los efectos de una restricción migratoria total. La madre solo quiere viajar a Estados Unidos para despedirse de su hijo moribundo. "Lo único que ella quiere es darle la mano por última vez", dijo el domingo al San Francisco Chronicle Ali Hassan, el padre del menor afectado, Abdullah, que nació con una grave enfermedad cerebral. El padre señaló que es probable que la muerte del niño se precipite si lo trasladan a Egipto, donde vive ahora la madre, Shaima Swileh.
La familia de Hassan es de Yemen y se había trasladado a Estados Unidos en la década de los ochenta, aunque mantenía fuertes lazos con su país de origen. Hassan y Swileh vivían en el país árabe cuando estalló la guerra, que ha causado desde 2015 cerca de 80.000 muertos, según estimaciones independientes. Cuando el menor tenía unos ocho meses, la familia se exilió en El Cairo.
El padre y su hijo, ambos con nacionalidad estadounidense, según Hassan, viajaron después a California —hace aproximadamente tres meses— en busca de tratamiento y con la idea de que la madre se les uniera después. Según los médicos, al pequeño no le queda mucho tiempo de vida. Abdullah padece hipomielinización, una rara enfermedad cerebral que afecta su capacidad para respirar.
"Mi esposa me llama todos los días, con ganas de besar y abrazar a su hijo por última vez", ha dicho Hassan. "El tiempo se acaba. Por favor ayúdenos a reunir a mi familia otra vez".
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