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Seis personas sobreviven a una caída de 84 pisos en un ascensor en Chicago

Los afectados quedaron atrapados durante tres horas en el elevador del emblemático rascacielos John Hancock Center

Antonia Laborde
Los servicios de rescate abren las puertas del ascensor averiado el pasado viernes en el rascacielos John Hancock Center, en Chicago.
Los servicios de rescate abren las puertas del ascensor averiado el pasado viernes en el rascacielos John Hancock Center, en Chicago.REUTERS

Parece el avance de una película de terror: tres parejas de desconocidos se ven obligados a abandonar a medianoche un lujoso restaurante ubicado en un rascacielos de Chicago. Entre ellos se encuentra una embarazada, dos estudiantes que no pudieron acceder al local y un matrimonio de turistas mexicano. Una vez dentro del ascensor, percibieron que la velocidad con la que la máquina bajaba era anormal. De repente, un frenazo. Conscientes de que se habían quedado atrapados comenzaron los gritos, los llantos, la plegaria. Todo ocurrió el pasado viernes en el edificio antes conocido como John Hancock Center, que con sus 100 pisos ocupa el cuarto lugar en el ranking de los más altos de la ciudad de los vientos.

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El ascensor se desplomó en caída libre durante 84 pisos. Todos sus ocupantes, que descendieron de la planta 95 a la 11, salieron ilesos del incidente. La causa del fallo mecánico se debió a la rotura de uno de los cables que sustentan el elevador. Los supervivientes lograron avisar a los servicios de emergencia mediante mensajes de texto. Los bomberos tardaron unas tres horas en liberar al grupo, que había tomado el ascensor tras abandonar el restaurante Signature Room ubicado en la planta 95. El retraso en el rescate se debió a que estaban atrapados en un "pozo ciego", lo que significa que no había puertas por las que los bomberos pudieran acceder, explicó el jefe del Departamento de Bomberos de Chicago, Patrick Maloney, a los medios estadounidenses.

"En un principio, pensábamos que íbamos a morir", contó el mexicano Jaime Montemayor, que había acudido de visita a la ciudad junto a su esposa. Montemayor describió lo que vivió en el interior del cubículo: "Estábamos bajando y sentí que nos caíamos y luego escuché un ruido de clack clack clack", recogió un diario local. Su pareja, Mana Castillo, afirmó que el aparato "se movía a una velocidad normal, pero que empezó a descender haciendo ruido". Otro de los afectados, un joven estadounidense, aseguró que comenzaron a caer "cada vez más y más rápido, sin detenerse".

Un estudiante de Derecho de la Universidad Northwestern describió la sensación al Chicago Tribune como las turbulencias en un avión. Cuando el ascensor frenó abruptamente, gracias a los cables que sí funcionaban correctamente, la cabina se llenó de polvo y suciedad.

El equipo de rescate perforó un boquete en un muro de cemento a la altura del undécimo piso. "Fue una situación precaria, se partió el cable en la parte superior del ascensor y no pudimos hacer un rescate de ascensor a ascensor; tuvimos que romper una pared", explicó Maloney. El aparato no llegó a impactar con el suelo gracias a que se encontraba sustentado por varios cables adicionales que soportaron el exceso de peso. Cerca de las tres de la madrugada, los seis afectados fueron liberados y recibidos entre aplausos por sus amigos y familiares.

Las causas del accidente en el que ahora se conoce como edificio 875 North Michigan Avenue todavía se investigan aunque el ascensor averiado pasó una inspección el pasado julio. Además, el equipo de mantenimiento visitó el rascacielos en dos ocasiones en los últimos cuatro años, la última en 2017. En la actualidad, más de 20.000 elevadores instalados por toda la ciudad requieren inspecciones anuales.

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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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