Un argentino lleva 47 años encerrado por un delito leve
Un juez revisa el caso de Miguel Arroyo después de que una trabajadora social diese la voz de alarma. Las autoridades descartan su salida del hospital psiquiátrico
En agosto de 1971, el argentino Miguel Arroyo tenía 22 años y trabajaba cosechando en el campo y como albañil. El 27 de ese mes fue detenido por un delito de lesiones leves y encerrado en un hospital psiquiátrico de la provincia de Córdoba, en el centro del país sudamericano, con un diagnóstico de esquizofrenia. 47 años después, Arroyo hace tiempo que cumplió su condena, pero permanece encerrado por olvido de la Justicia, que sólo volvió a revisar su caso por la denuncia pública de una trabajadora social.
Según el diario cordobés La Voz del Interior, hoy se desconoce por qué causa fue detenido Arroyo ya que hace dos años se quemaron gran parte de los expedientes judiciales del Tribunal Federal de Bell Ville, donde fue juzgado. Pero su tiempo de encierro supera al del mayor asesino en serie de la historia de Argentina, Carlos Robledo Puch, que cumple cadena perpetua desde el 4 de febrero 1972 por 10 asesinatos.
La Justicia volvió a revisar su caso después de que la trabajadora social Consuelo Visconti se interesase por Arroyo en el centro psiquiátrico Emilio Vidal Abal de Oliva y llamase la semana pasada al juzgado para conocer su situación procesal. A partir de su intervención, el juez y un defensor público solicitaron una nueva prueba psiquiátrica para evaluar la situación del detenido, que en dos meses cumplirá 70 años. Aunque en el informe difundido por los medios se describe a Arroyo como una persona con un "estado de salud estable, sin patologías, que se maneja solo, puede comer e ir al baño", las autoridades destacaron este lunes que está siendo medicado y que no está en condiciones de abandonar el hospital.
El secretario de Salud Mental cordobés, Néstor Filipponi, admitió que Arroyo fue internado por orden judicial, pero aclaró que no puede salir del centro psiquiátrico porque tiene una patología crónica y carece de familiares que puedan hacerse cargo de él. Flipponi detalló que Arroyo padece esquizofrenia y demencia senil.
Ramona Arroyo tampoco es capaz de recordar los motivos por los que su hermano fue detenido hace casi un cuarto de siglo, pero sí niega que tuviese problemas mentales. "Miguel siempre fue un poco nervioso. Pero no era violento, no tenía ninguna enfermedad", dijo a La Voz del Interior. Durante la entrevista, la hermana relató los obstáculos que puso durante años la institución psiquiátrica para que la familia no visitase al condenado.
"Ahora está en la unidad 10, estaba bien y creo que sigue bien. Pero antes fue espantoso. Lo tenían en la villa 5, nos llamaban a Buenos Aires para pedirnos ropa, víveres y alimentos para mi hermano menor. El médico que estaba a cargo de esa villa y otras personas ya no están más, pero usted no sabe lo que pasamos ahí...", señaló la mujer. "Me pedían ropa para una persona de 100 kilos. Cuando lo vi a mi hermano, era piel y huesos. Se quedaban con todo lo que les mandábamos. Por eso, cuando viajábamos para verlo, nos decían que no podíamos porque Miguel se ponía muy nervioso y nuestra visita le haría peor. Era para que no nos enteráramos de que se robaban las cosas". Ramona no ve a su hermano desde hace más de cinco años, cuando falleció su marido, porque no puede viajar sola.
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