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Trump redobla la presión sobre los palestinos con otro recorte económico

EE UU reduce en más de 170 millones los programas de ayuda humanitaria en Gaza y Cisjordania

Juan Carlos Sanz
Manifestación contra el presidente de EE UU, Donald Trump, el 17 de julio en Nablus.
Manifestación contra el presidente de EE UU, Donald Trump, el 17 de julio en Nablus.JAAFAR ASHTIYEH (AFP)

Tres días después de haber anunciado que a los palestinos les aguardaba “algo muy bueno” si aceptaban negociar el plan de paz con Israel que ultima Estados Unidos, la Administración de Donald Trump dio en la noche del viernes un tajo de más de 200 millones de dólares (172 millones de euros) a sus programas de ayuda humanitaria para Gaza y Cisjordania. La Casa Blanca pretende redoblar así la presión sobre los dirigentes de la Autoridad Palestina para que pongan fin al boicot diplomático a Washington que mantienen desde diciembre, cuando el presidente republicano reconoció unilateralmente Jerusalén como capital del Estado judío.

Trump ya dio una primera vuelta de tuerca en enero para tratar de torcer la voluntad del presidente Mahmud Abbas. EE UU recortó en una sexta parte su aportación de 360 millones de dólares anuales a la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, que ofrece ayuda humanitaria a más de cinco millones de personas en Oriente Próximo. El Departamento del Tesoro había mantenido bloqueada además la transferencia de la mayor parte de los 250 millones de dólares que el Congreso había aprobado para programas de seguridad, salud o educación en Palestina durante el año fiscal que concluye el próximo 30 de septiembre.

La Casa Blanca ya había advertido a comienzos de año de que si los palestinos no regresaban a la mesa de negociaciones frenaría la entrega de fondos de ayuda, que llegaron a sumar 400 millones de dólares al año en la etapa final de la Administración del demócrata Barack Obama.

El Departamento de Estado aduce ahora que antes de aprobar el recorte se han tenido en cuenta “los retos que afronta la comunidad internacional para ayudar a Gaza, donde el el control de Hamás pone en peligro la vida de sus habitantes y agrava una situación económica y humanitaria ya desastrosa”.

Estados Unidos apela a sus intereses nacionales y los de sus contribuyentes para “redirigir” hacia “otros programas prioritarios” los fondos presupuestados para Palestina. Menos de la mitad de las partidas previstas para este ejercicio han sido efectivamente entregadas. A comienzos de mes, EE UU transfirió los últimos 60 millones de dólares para proyectos en materia de seguridad ante la preocupación expresada por Israel y Jordania por la falta de recursos de los servicios policiales palestinos que luchan contra grupos extremistas. El resto de las aportaciones humanitarias y de cooperación no son entregadas directamente a la Autoridad Palestina, sino que se derivan hacia hospitales o servicios sociales a través de la USAID, la agencia estadounidense de ayuda internacional.

"Chantaje económico"

La responsable de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) Hanan Ashrawi ha denunciado que el recorte de fondos “demuestra que EE UU está usando el chantaje como herramienta política”. “A la intimidación y castigo constantes a un pueblo bajo ocupación se suma ahora la crueldad económica”, agregó la histórica dirigente palestina.

El equipo encabezado por el yerno de Trump y asesor presidencial para Oriente Próximo, Jared Kushner, y por el enviado especial Jason Greenblatt están perfilando los detalles del plan de negociaciones de paz que EE UU espera volver a apadrinar entre israelíes y palestinos. Las últimas conversaciones fracasaron en abril de 2014 a pesar de la mediación de la Administración de Obama. Fuentes periodísticas israelíes pronostican que el plan de paz de Trump —que busca por primera vez la implicación directa de países árabes moderados— puede ser presentado este otoño durante la Asamblea General de la ONU.

El sueño de un “acuerdo de paz definitivo” con el que espera coronar su presidencia el mandatario republicano se estrella con el rechazo frontal de los líderes palestinos. El octogenario rais Abbas se muestra más bien dispuesto a aguardar su salida de la Casa Blanca tras la elección de otro presidente menos escorado hacia los intereses del Estado hebreo.

No parecen haber hecho mella siquiera los guiños que le lanzó Trump el pasado martes durante un acto electoral de Virginia Occidental, cuando anticipó que Israel iba a “tener que pagar un precio más alto” en las futuras negociaciones después de haber sido recompensado con la capitalidad de Jerusalén, y que los palestinos iban a recibir a cambio “algo muy bueno”. Pero eso fue antes de que se reanudara el viacrucis judicial por los escándalos del magnate inmobiliario.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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