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La ola de calor provoca incendios y pérdidas millonarias para la agricultura en Alemania

Un gran fuego al este del país provoca una nube de humo sobre Berlín y obliga a evacuar tres localidades

Ana Carbajosa
Un bosque arde este viernes en Klausdorf, a 50 kilómetros de Berlín.
Un bosque arde este viernes en Klausdorf, a 50 kilómetros de Berlín. PATRICK PLEUL (AFP)

La policía de Berlín ha pedido a los vecinos el viernes por la mañana que cierren las puertas y ventanas para impedir la entrada de una nube de humo provocada por un gran incendio. La tarde anterior, el fuego había prendido a unos 50 kilómetros al sur de la capital alemana, donde tres localidades han tenido que ser evacuadas. El humo ha impregnado los barrios del sur y hasta el centro de Berlín. Las llamas se propagan en un paisaje marchito, después de un verano en el que las temperaturas han superado récords históricos y han provocado pérdidas millonarias a los agricultores. “Esto es solo el principio. Los eventos climáticos extremos se producirán con más frecuencia en el futuro debido al calentamiento global”, vaticina Joachim Schnellnhuber, director del Instituto de Investigación sobre el impacto del cambio climático de Potsdam.

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El mapa de riesgo de incendios de la autoridad meteorológica alemana muestra el noreste del país en rojo, el nivel cuatro de un total de cinco. Más de medio millar de efectivos luchan este viernes contra las llamas en un terreno especialmente delicado debido a la presencia de munición de la Segunda Guerra Mundial enterrada. La policía y el Ejército utilizan cañones de agua y helicópteros para tratar de pagar el fuego y han anunciado que los trabajos de extinción podrían demorarse varios días. “Llévense solo medicinas y documentos importantes”, pidieron a los vecinos de Tiefenbrunnen, Klausdorf y Frohnsdorfs.

“Para que haya un incendio tiene que haber vegetación y que esta esté seca. Está claro que estos incendios son producto de una cadena de causas al final de la cual se encuentra el aumento de emisiones contaminantes y el cambio climático”, explica a EL PAIS Schnellnhuber, autor de un reciente artículo publicado en la revista Nature sobre episodios climáticos extremos. Detalla además, que este año entre abril y julio ha sido el periodo con temperaturas más altas desde que existen registros en 1881. El deshielo del Ártico y su impacto en el Jet Stream, la gran corriente atmosférica, es según este experto un factor fundamental para comprender la sucesión de eventos extremos en Europa.

La inusual ola de calor de este verano ha teñido los campos alemanes de amarillo y ha rebajado los ríos hasta niveles históricos. Los animales del zoo han tenido que ser refrescados con aspersores. Pero la ausencia de lluvias y el calor han afectado sobre todo a las cosechas y al pasto para el ganado, lo que a su vez ha encarecido el forraje. El impacto es tal, que el Gobierno alemán ha anunciado esta semana que el campo contará con una ayuda suplementaria de 340 millones de euros –frente a los 1.000 millones que habían pedido los afectados- destinada a sufragar las pérdidas causadas por la sequía.

La asociación alemana de agricultores (DBV) calcula un descenso del 22% en la cosecha de cereales respecto al año anterior. Unas 10.000 explotaciones se encuentran en peligro de quiebra y los ganaderos alertan de que se han visto obligados a sacrificar parte de su ganado. En la vecina Dinamarca, los agricultores auguran también mermas drásticas, que se prevé que sitúen al sector en una situación similar a la de la crisis financiera de 2008. En Suecia, este verano se han registrado inusuales fuegos descontrolados, mientras que en Hungría, la bajada de nivel del Danubio ha afectado al tráfico de cruceros y de barcos de mercancías.

Incluso el astronauta Alexander Gerst ha mostrado su asombro este verano al contemplar el continente desde la Estación espacial Internacional. “He tenido oportunidad de tomar mis primeras imágenes de Europa central y Alemania resecadas y estoy en shock. Lo que debería ser verde, ahora es marrón. Nunca lo había visto así”, tuiteó.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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