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Europa teme los efectos de la intensa ola de calor

Los térmometros repuntarán a comienzos de esta semana

Un hombre se pone crema solar en el Green Park de Londres, Reino Unido.Vídeo: FACUNDO ARRIZABALAGA (EFE) | ATLAS
Álvaro Sánchez

Todavía no ha generado la oleada de muertes de otros años, pero la próxima subida de los termómetros ha desatado las alarmas en Europa. La referencia, cuando se habla de los efectos perniciosos del aumento de las temperaturas es siempre el verano de 2003. Aquel año, el calor tuvo que ver, directa o indirectamente, con el fallecimiento de unas 70.000 personas en Europa, con Francia e Italia como los países más golpeados, con casi 20.000 muertes en cada uno,

15 años después, la inquietud se extiende por gran parte del continente, si bien los expertos no prevén que este mes vaya a repetirse algo similar. Francia tiene dos tercios del país en alerta naranja y ha cerrado cuatro reactores nucleares ante la posibilidad de que se sobrecalienten por no poder refrigerarlos convenientemente. En Alemania, donde el curso escolar empieza antes que en otros países europeos y suele hacer una pausa más larga en los meses invernales, los profesores han recibido instrucciones de trasladar los cursos a lugares mejor acondicionados e incluso evitan pedir a los alumnos que hagan deberes en casa. Además, la agencia DPA informa de una afluencia récord a fuentes y piscinas públicas, y Berlín ha anunciado el reparto de agua y protector solar entre los sintecho, el colectivo más expuesto a los golpes de calor y la deshidratación.

Las estadísticas dan la razón a los que hablan de una temporada inusualmente calurosa. La canícula ha sorprendido con más intensidad a países del centro y el norte de Europa, menos preparados para los días de bochorno. Pablo Muñoz-Cobo, informático español de 33 años, lleva apenas cuatro meses viviendo en Oslo. En ese periodo ha comprobado con extrañeza cómo en la capital noruega se disparaba el mercurio superando a otras latitudes más habituadas. "Este verano ha habido días en los que hacía más calor en Oslo que en España", dice sorprendido.

Bélgica, un país en el que el clima es objeto frecuente de conversación por el motivo contrario, el perpetuo lamento por la ausencia de sol, los ánimos han girado hacia el extremo opuesto. Después de vivir el invierno más oscuro desde 1934, con solo 30 horas de sol entre diciembre y enero, y con los médicos recomendando la ingesta de vitamina D para paliar la ausencia del astro rey, el país vive este año su periodo más caluroso desde 1976. Este 2018 suma 51 jornadas consideradas estivales —entre 1981 y 2010, la media de días considerados de verano fue de veintiocho—. De continuar la racha, podría incluso batir la marca de 1947, cuando se registraron 66 días con más de 25 grados, según la televisión pública RTBF.

El cambio es palpable a pie de calle. La francesa Garance Tardieu, de 28 años, se abanica sentada en una terraza de Bruselas y da un trago a su cerveza. Ha pasado una parte de sus vacaciones entre Francia y Bélgica antes de regresar a la Ciudad de México, donde vive. "No recuerdo un verano tan caluroso. Me alegro de volver, en México por lo menos hace más fresco para poder dormir bien".

Las consecuencias no solo se dejarán notar en la vida cotidiana. Habrá impacto económico. Se teme la proliferación de incendios. Y la sequía ha afectado especialmente a los agricultores que cultivan maíz y patatas. Ya se habla de un encarecimiento de su precio por la falta de agua.

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Aunque en los países del Sur son más frecuentes los veranos calurosos, son también los que se han llevado hasta ahora la peor parte. En España se han contabilizado tres muertes por golpes de calor. Y Portugal ha registrado picos de hasta 45 grados que podrían repetirse esta semana.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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