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La confrontación agrava las turbulencias económicas en Irán

El Ejecutivo de Teherán prepara una remodelación

El presidente de EE UU, Donald Trump Trump y su homólogo iraní, Hassan Rohaní.
El presidente de EE UU, Donald Trump Trump y su homólogo iraní, Hassan Rohaní. AFP

Mientras las autoridades de ambos países se aferran a intercambiar amenazas a través de discursos y redes sociales, los iraníes ven cómo se esfuman sus ahorros y su poder adquisitivo debido a la creciente inestabilidad de su economía. El rial, la moneda iraní, se ha devaluado un 85% en el último año y el oro ha encarecido un 30% en la última semana y por consiguiente los iraníes optan cada vez más por convertir sus ahorros en oro, divisas o ladrillo en vez de dejarlos en los bancos.

“Lo que se dice de Irán tanto dentro como fuera del país, provoca la subida del precio de la moneda de oro”, señaló el lunes Ebrahim Mohammadvali, el presidente del Gremio de Vendedores de Oro y Joyas de Irán, convencido de que “si no cambia la situación y la divisa sigue al alza, los precios subirán aún más”. 

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No en vano, el discurso del Secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, en la fundación de Reagan en Los Ángeles, en el cual amenazó a las autoridades iraníes con intensificar las sanciones y la dura respuesta de Trump a través de su cuenta en Twitter a Teherán, que amaga con bloquear el estrecho de Ormuz, desataron una tormenta de tuits a favor y en contra de las medidas tomadas por ambas partes. Una de las etiquetas más usadas fue #islamicregimemustgo (el régimen islámico tiene que irse) que fue compartida más de 400 mil veces, ante 100 mil tuits con #stopmeddlinginiran (dejad de entrometerse en Irán) que insisten en una reforma dentro del sistema iraní y enfatizan que EE UU y en especial Trump no es de confianza.

Mahmoud Vaezi, jefe del Gabinete del presidente iraní afirmó la semana pasada que “va a haber cambios en el equipo económico del Gobierno” y así confirmó oficialmente los rumores que había desde hace un mes sobre el cambio de algunos ministros. Hasan Rohaní ya atraviesa difíciles momentos y debe decidir si quiere acercarse a las posturas conservadoras de la Casa del líder, el ayatolá Jameneí o prefiere seguir con su política moderada; aunque las posturas del último mes del jefe del Ejecutivo refuerzan la primera opción.

Una parte de la opinión pública iraní apoya la idea del cambio del régimen como la única solución de los problemas, mientras que la otra defiende una reforma menos brusca recordando las nefastas experiencias de los países de la zona, en los que la jerarquía del poder se modificó desde arriba y con la intervención extranjera. La voluntad de los iraníes va a menos por la incapacidad de las autoridades para garantizarles un futuro prometedor.

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Los analistas admiten que una parte de las dificultades económicas del país asiático proviene de la salida de Washington del acuerdo nuclear, pero la inminente puesta en marcha de las sanciones norteamericanas ha sido la gota que ha colmado el vaso, no hay que olvidar que la actual esclerosis de los problemas hunde sus raíces en décadas de mala gestión y la parálisis del sistema judicial ante los innumerables casos de corrupción.

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