La polémica construcción de la estatua más grande del mundo en India
El memorial a Shivaji, rey hindú del siglo XVII, supondrá un gasto de más de 450 millones de euros para un país con elevados niveles de pobreza
Fruto de una carrera para demostrar quién construye la obra más grande, el Gobierno del Estado de Maharashtra confirmó hace unas semanas el desembolso extra de 7,8 millones de euros para levantar la estatua más alta del mundo; destronando así a los competidores del vecino gigante asiático, China. “La propuesta del Templo de la Primavera de Buda era de 208 metros de alto, y nuestro memorial iba a ser de 210. Pero las autoridades chinas hicieron algunos cambios en la base de la estatua, elevándola a los 210 metros. Eso nos impulsó a revisar nuestro diseño y aumentar la altura hasta los 212 metros”, declaró el jefe del Ejecutivo estatal, Devendra Fadnavis. En total, el plan prevé una inversión de más de 450 millones de euros para edificar una figura ecuestre sobre una isla artificial a orillas de Bombay, capital del estado de Maharashtra y epicentro financiero de India.
“Tiene que ser la estatua más alta del mundo. Será una gran inspiración para las generaciones venideras, como la Estatua de la Libertad”, dijo el subsecretario de obras públicas del Gobierno regional, Sachin Chivate, según recoge el Financial Times. Dos veces más alto que la icónica estatua neoyorquina, el monumento también descansará encima de un islote en el mar Arábigo y frente a Marine Drive, el turístico paseo marítimo de Bombay, para deleite de los visitantes. Tras su inauguración en diciembre de 2016, con la colocación de la piedra fundacional por el primer ministro indio, Narendra Modi, el proyecto ha generado controversia no solo por multiplicar los costes iniciales en un país en el que millones de personas viven en la pobreza; también lo ha hecho por la naturaleza del personaje al que honra y el perjuicio de las sensibilidades político-religiosas que cualquier mención histórica suscita en el país asiático.
El elemento principal del memorial, y de la discordia, es una figura a caballo de un rey del siglo XVII. Guerrero hindú, Shivaji luchó contra el imperio musulmán mogol hasta formar el reino Maratha, que llegó a ocupar gran parte de la actual India hasta la invasión colonial británica y cuya capital fue la región de lo que hoy es el estado de Maharashtra; al que da nombre. Pese su relevancia histórica, los contrarios a la estatua del personaje critican que se trata de un proyecto populista orientado a ganar votos por parte de la comunidad Marathi, de la que Shivaji procedía y que sigue siendo mayoría en el estado. Aun siendo la ciudad más cosmopolita de India, Bombay es también centro de confrontación entre el partido regionalista Shiv Sena y minorías como la musulmana; quienes se enfrentan a diferentes formas de discriminación local, incluyendo la imposibilidad de alquilar pisos en determinadas áreas de la megalópolis india.
Más allá de las suspicacias político-religiosas siempre presentes en la india independiente, el proyecto ha levantado polémica a medida que aumentaba su altura y su presupuesto. Primero se aseguró que la estatua superaría los 182 metros de la del vecino estado de Gujurat; en honor al también héroe nacionalista Vallabhbhai Patel. Posteriormente, el objetivo fue superar los 208 metros del buda construido en China. De esta forma, la estimación de 32,5 millones de euros no ha hecho más que crecer. A los 126 metros de estatua y 86 del pedestal sobre el que se sostendrá, se unen 14 metros de muro fortificado y cientos de cámaras de un circuito cerrado de vigilancia para reforzar la seguridad del islote. Un gasto que el grupo Larsen & Toburo ha presupuestado en 316 millones de euros para la primera fase y otros 136 millones para la segunda; que incluirá un helipuerto y varias pasarelas.
El proyecto es “un derroche criminal de fondos públicos cuando hay gente que vive en la pobreza y luchando por sobrevivir”, dice uno de los muchos pleitos que exige su cancelación. Aun siendo uno de los estados más prósperos de India, gracias en parte a la economía de Bombay, Maharashtra tiene unos índices socio-económicos preocupantes. Su gasto en atención sanitaria de este año (unos 1.500 millones de euros) supone menos de 17 euros por habitante, mientras que un cuarto de los niños de la región tienen niveles de peso por debajo de la media nacional. A esto se une la situación de los empobrecidos granjeros de la región que llevan décadas exigiendo mayor apoyo económico a un sector que supone el 17% del PIB; y quienes poco orgullo nacionalista sentirán con el multimillonario monumento que se planea edificar a orillas de Bombay.
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