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conversaciones con futuro

“Las élites no están interesadas en cambiar la sociedad”

El ensayista Rob Riemen advierte de los peligros contemporáneos y propone algunas recetas para superarlos: la cultura y la nobleza de espíritu

Víctor Sainz

Rob Riemen (Países Bajos, 1962) arroja en el ensayo Para combatir esta era (Taurus, 2018) un mensaje desalentador pero no lo da todo por perdido. El fascismo está de vuelta, anuncia el director del Instituto Nexus, que promueve la discusión en torno a temas globales. En su libro, presentado en la Fundación Carlos de Amberes de Madrid, el autor analiza con crudeza la sociedad occidental y se muestra convencido de que no hemos aprendido de los errores del pasado. Pero Riemen aún cree que hay tiempo de virar este destino maldito y recuperar la verdadera democracia que iluminó el origen de la Unión Europea. El abrazo a la cultura y la búsqueda personal de la nobleza de espíritu son sus recetas para nuestro futuro incierto.

Pregunta. En los albores del fascismo, Ortega y Gasset alertó en 1930 de que Europa había perdido la moral. ¿Ha vuelto a pasar?

Respuesta. Sí, y está en nuestra mano recuperarla. Nietzsche fue uno de los primeros en advertir que la democracia siempre viene con unas condiciones. Una democracia se basa siempre en la idea central de la dignidad de los hombres, que significa cultivar valores morales y universales: vivir en la verdad, tener compasión, entender el significado de la belleza. Pero una democracia de masas no está interesada en esos valores; es una sociedad kitsch, completamente vacía, basada en el cultivo de nuestros instintos más básicos. La cultura kitsch se resiente cuando llega una crisis porque las personas se sienten traicionadas. Y el ejemplo más famoso de esto es Trump. Hay que entender que el fascismo es una religión laica, y que Trump se presenta como un nuevo mesías que promete resolver todos los males sociales y, cuando no puede curarlos, busca culpables. Los fascistas necesitan la crisis, el miedo, el odio y los chivos expiatorios. Esta sociedad tendrá un hijo bastardo que será el fascismo.

La democracia nunca puede darse por sentada, como tampoco nuestra salud. Hay que trabajar en ella.

P. ¿Trump es un fascista?

R. Tiene una mente completamente fascista. Detrás del fascismo no están las ideas, solo hay personas que quieren poder y poder y poder. Odian la democracia, el debate político. Trump reduce todo a Twitter, a eslóganes, a la propaganda. Un líder fascista es un mentiroso patológico, no está interesado en la democracia, en la educación o en la filosofía. Estados Unidos no es aún un país fascista, pero ese hombre sí lo es. El problema es que la élite estadounidense sigue negando la realidad. Hablan de populismo, no de fascismo. The Washington Post o The New York Times se niegan a utilizar la palabra fascismo para referirse a Trump, porque les da vergüenza, miedo.

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P. En España hubo una dictadura durante casi 40 años, ¿podría volver a triunfar un régimen así?

R. No aprendimos las lecciones de la historia. Para estar sano hay que hacer un esfuerzo por llevar una vida saludable, y con la sociedad pasa lo mismo. Hay que trabajar en ella. La democracia nunca puede darse por sentado, como tampoco nuestra salud. No se puede comprar democracia en Amazon. Pensar que este sistema político llegó para quedarse es completamente ridículo.

The Washington Post o The New York Times se niegan a utilizar la palabra fascismo para referirse a Trump, porque les da vergüenza, miedo

P. ¿Qué piensa de la crisis en Cataluña?

R.  Bruselas nunca aceptará una Cataluña independiente por varias y buenas razones, entre ellas, que se arrepienten de lo que pasó en Yugoslavia. No podemos organizar una Unión de 26 países, así que nunca funcionaría una con 60. La diversidad es el problema y la riqueza de Europa, pero si esto se convierte en algo tribal será un veneno. Creo que mientras sigamos cultivando el Estado-nación como el modelo final, la UE seguirá destruyéndose.

P. Afirma que las élites europeas han desaparecido.

R.  La idea de cultivar lo mejor de las personas siempre ha sido responsabilidad de los poetas, de los filósofos, de los escribas, y el mundo del poder siempre ha tenido un problema con esto. Hoy en día las élites no están interesadas en cambiar la sociedad porque, si lo hacen, perderán su posición dominante inmediatamente. Lo mismo pasa en el sistema educativo, con una clase académica que se ha vuelto estúpida e incompetente. La clase política no está interesada en nosotros, las élites empresariales tampoco. Solo les importa que votes por ellos, que compres sus cosas y que te apuntes a su programa académico porque así pueden ganar dinero contigo. Las mejores mentes de nuestra generación están por ahí, pero la mayor parte del tiempo se encuentran aisladas, escribiendo libros que no van a ser publicados o poesía que nadie leerá. Se tienen que organizar de nuevo.

P. ¿Los jóvenes europeos son más ignorantes hoy que hace décadas?

R.  Sí, pero no podemos echarles toda la culpa. Hoy van al instituto con un ordenador portátil, con YouTube, con Netflix. Cuando yo estudié solo había libros. También viven con la presión social de no quedarse fuera. Si estudias arte o filosofía, estás fuera. Esta infraestructura educativa no está creada para que seas un pensador, solo te forman para que puedas contribuir al sistema económico, para que seas un buen funcionario en la democracia actual.

Si no somos libres somos esclavos o robots. No es fácil ser libre, es más fácil obedecer

P. Describe la política actual como un circo. ¿Hay algún político que le merezca respeto?

R.  Siento un gran respeto por la canciller Angela Merkel, porque estoy seguro de que está ahí por su gran sentido de la responsabilidad. No es una santa, ha cometido errores, pero es una gigante moral. El segundo, aunque aún tiene que mucho que demostrar, es el presidente de Francia Emmanuel Macron.

P. El fascismo que augura que viene ¿también será violento?

R.  Me dicen que no puedo tildar a Trump de fascista porque no es violento. Él echa la culpa de todo a unos y a otros, y lo repite una y otra vez, usa la propaganda para crear miedo y odio. Llegará un momento en que la sociedad explote. En Gaza, 60 personas fueron abatidas por la ocurrencia estúpida de tener una embajada en un determinado lugar. La violencia reside en el lenguaje. Todo el mundo debe leer a Freud cada día y decirse: “Somos una especie agresiva”. Un león nunca matará a otro león, somos la única especie que se mata entre sí todo el tiempo. La violencia está en todas partes.

P. Su libro, pese a todo, no es pesimista sobre el futuro. ¿Qué puede hacer un ciudadano de a pie para esquivar el desastre?

R.  Lo que debe hacer todo el mundo es darse cuenta de que solo tenemos una vida y que no sabemos cuánto tiempo vamos a estar aquí. Lo que hay que hacer es que la vida merezca la pena haciendo algo que nos satisfaga. Según Sócrates solo hay dos grandes preguntas: ¿cuál es el modo correcto de vivir? y ¿qué es una buena sociedad? Si encuentras una respuesta a la primera, posiblemente obtendrás la respuesta a la segunda y viceversa, porque no vivimos solos, estamos siempre rodeados. Cuando encontremos el modo correcto de vivir, podremos contribuir a una buena sociedad. No puedo imaginar una vida significativa sin libertad. Si no somos libres somos esclavos o robots. No es fácil ser libre, es más fácil obedecer. Pero la nobleza de espíritu es algo que todo el mundo puede adquirir, no hace falta dinero, está ahí. Solo hay que hacerlo.

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Sobre la firma

Inés Santaeulalia
Es la jefa de la oficina de EL PAÍS para Colombia, Venezuela y la región andina. Comenzó su carrera en el periódico en el año 2011 en México, desde donde formó parte del equipo que fundó EL PAÍS América. En Madrid ha trabajado para las secciones de Nacional, Internacional y como portadista de la web.

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