El selfi de Kim durante su paseo nocturno por Singapur
El líder norcoreano recorrió varios puntos turísticos de la isla durante la noche del lunes
Turismo nocturno, relajados paseos y selfis variados. Después de pasar todo el día resguardado del calor en su lujoso hotel, Kim Jong-un salió a hacer una inesperada visita por Singapur este lunes por la noche. Escoltado por su imponente convoy, la limusina del dirigente norcoreano se dirigió hacia varios puntos emblemáticos de la isla para disfrutar de un rato distendido antes de su encuentro del martes con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La comitiva de Kim, formada por al menos tres limusinas —entre ellas la del líder—, vehículos de policía y autobuses, abandonaba el hotel St. Regis, en el que se hospeda, alrededor de las 21.00 hora local (15.00 hora peninsular). El grupo hacía una primera parada en el turístico 'Gardens by the Bay' (“Los Jardines de la Bahía”), un futurista parque construido sobre tierra ganada al mar frente a Marina Bay Sands, el emblemático hotel-casino de tres torres de Singapur coronado por una plataforma abierta a modo de terraza.
No podía faltar el selfi durante el paseo por los bucólicos jardines. El encargado de retratar el momento para la posteridad fue el ministro de Exteriores de Singapur, Vivian Balakrishnan, que publicaba en su Twitter un autorretrato de un sonriente y despeinado Kim flanqueado por él y un exministro de Educación singapurense, Ong Ye Kung, dentro de un invernadero del parque. Después Kim se dirigía al observatorio del Marina Bay Sands, en la planta 57 del hotel, desde donde se puede ver toda la isla y que había cerrado dos horas antes de lo habitual para preparar la llegada del norcoreano.
Kim acababa la ruta en el cercano puente del Jubileo. Allí, junto a Balakrishnan –que aprovechaba la ocasión para repetir selfis- y sus docenas de guardaespaldas, el mandatario se paraba a observar el paisaje de rascacielos singapurenses desde la bahía, según retransmitió la cadena de televisión local Channel News Asia.
Una ruta pensada también para que Kim viera de primera mano los meteóricos avances de la ciudad-Estado, que en medio siglo ha pasado de ser una isla de pescadores a uno de los países más desarrollados del planeta. “Puede inspirarse para aplicar luego las ideas en su país”, decía Cheng (identificado por su apellido), un profesor de primaria que esperaba ver salir a Kim junto a sus hijos en la puerta del St. Regis.
Antes de su paseo el líder había pasado la jornada de reflexión previa a su esperado encuentro con Trump en el hotel en el que se hospeda, cuya factura el ministerio de Exteriores singapurense ha confirmado que asumirá. Una cuenta no apta para cualquier bolsillo: la suite presidencial en la que estaría alojado, con acabados de oro y metales preciosos, ronda los 35.000 dólares la noche.
La agenda de Trump fue diametralmente opuesta. El presidente estadounidense concentró sus actividades durante el día. Por la mañana se reunió con su homólogo singapurense, Lee Hsien Loong, y después recibió a personal de la Embajada de EE UU en Singapur en el hotel Shangri-La, donde se hospeda. Trump no volvió a salir del hotel durante la tarde, y desde allí se comunicaba también por teléfono con sus homólogos japonés y surcoreano, Shinzo Abe y Moon Jae-in, para intercambiar posturas por última vez antes de su encuentro con Kim.
Dos estilos diferentes de 'prepararse' para la cumbre del martes, que comenzará con una reunión de ellos a solas de unos cuarenta y cinco minutos, para después incorporar a sus respectivas delegaciones en las charlas. Distintas rutas que está por ver si conducirán o no al destino común esperado: el de la desnuclearización de la península coreana, o al menos el del entendimiento mutuo.
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