La larga y compleja desnuclearización de Corea del Norte que Trump quiere pactar
El desarme podría costar 20.000 millones de dólares y un mínimo de diez años, según los expertos
Los preparativos han tenido que desarrollarse a toda prisa, pero todo está ya casi listo. El presidente de EE UU, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, están a punto de sentarse a la mesa en el lujoso hotel Capella, en Singapur, para una cumbre sin precedentes. Por sus protagonistas, el extravagante modo en que se han desarrollado las negociaciones previas, y por su significado. Si fracasan, todas las opciones volverán a estar sobre el tablero. Si tienen éxito, comenzará un largo proceso que -quizá, solo quizá- llevará al desarme nuclear de Corea del Norte. Un proceso que puede durar más de diez años y costar miles de millones de dólares.
Pocos analistas creen que Pyongyang esté verdaderamente dispuesto a renunciar de manera “completa, irreversible y verificable”, como demanda Washington, a un programa nuclear al que ha dedicado décadas, preciados recursos económicos e innumerables sacrificios de su población. Si accede, será a cambio de concesiones gigantescas. Y si lo hace, puede quedar en agua de borrajas: una vez que ha adquirido los conocimientos necesarios siempre podría recrearlo si se lo propusiera. El Norte cuenta con un equipo de 200 expertos, según los cálculos de los servicios secretos del Sur.
Corea del Norte “ha pagado un precio muy caro para lograr una fuerza potente y fiable que nos permita defendernos”, subrayaba el mes pasado su viceministra de Exteriores Choe Son-hui.
Una fuerza considerable. Según los cálculos de Corea del Sur, su vecino del Norte destina el 25% de su presupuesto, o unos 10.000 millones de dólares anuales, a gasto militar. Las últimas pruebas de misiles el año pasado, antes de la moratoria que declaró unilateralmente, le supusieron un desembolso de cerca de 300 millones de dólares.
Algunos expertos calculan que el Norte posee entre 15 y 20 bombas nucleares. Esa cifra, según los servicios de inteligencia de EE UU, puede llegar a las 60. Esas armas tienen un poder de destrucción entre 10 y 25 kilotones, el equivalente a las bombas atómicas que destruyeron Huroshima y Nagasaki en 1945. En septiembre pasado, Pyongyang completó su sexta y hasta ahora más potente prueba nuclear, una bomba de hidrógeno entre 100 y 250 kilotones de potencia.
El plutonio y el uranio enriquecido que necesita para esas armas se fabrica en el Centro de Investigación Nuclear de Yongbyon. El experto Sigfried Hecker calcula que Corea del Norte cuenta con una cantidad entre los 20 y los 40 kilos de plutonio y entre 175 y 645 kilos de uranio altamente enriquecido. El régimen podría producir, según los cálculos de los expertos, entre 30 y 60 bombas más, entre tres y siete cada año.
Para que esas bombas puedan llegar a alguna parte, necesitan misiles que las transporten. El arsenal norcoreano cuenta con cerca de un millar de misiles de diferentes alcances. Durante el mandato de Kim Jong-un, Corea del Norte ha completado casi un centenar de ensayos, que alcanzaron un ritmo frenético el año pasado.
Tras progresar en los últimos dos años a un ritmo que sorprendió a los expertos, en julio y noviembre del año pasado probó con éxito, por primera vez, cohetes intercontinentales, capaces de alcanzar cualquier punto del territorio estadounidense, como Kim se complació en recordar en su discurso de primero de año. No está comprobado, no obstante, que esos misiles puedan resistir sin destruirse el reingreso en la atmósfera cargados con una ojiva nuclear.
Entre todos los misiles, la estrella es el Hwasong-15. En su prueba de noviembre -la última antes de que Corea del Norte declarara unilateralmente una moratoria- alcanzó una altura de 4.475 kilómetros y recorrió una distancia de otros mil antes de caer al mar. Con esos datos, los expertos calcularon que podría cubrir una trayectoria de 13.000 kilómetros.
Además, los analistas creen que posee 200 misiles Nodong, capaces de alcanzar Japón; 600 Scud, que pueden llegar a Corea del Sur y parte de Japón, y menos de 50 Taepodong y Musudan, que podrían atacar Guam y partes de la costa Oeste de EE UU, según la organización Nuclear Threat Initiative (NTI)
Si crear este programa ha supuesto una inversión desmesurada, deshacerse de él no será tampoco barato. Un estudio de la Universidad Kookmin en Seúl ha calculado que los costes directos e indirectos rondarían los 20.000 millones de dólares: 5.000 millones para el desmantelamiento de las bombas e instalaciones; 5.000 para la construcción de dos reactores nucleares para producir electricidad, prometidos en su día por Estados Unidos, y 10.000 en gastos indirectos, para reconstruir la maltrecha economía norcoreana y reconocer en puestos civiles a los técnicos nucleares.
Otro informe, del Centro para la Seguridad Internacional y la Cooperación de la Universidad de Stanford y firmado por Siegfried Hecker, estima que hará falta al menos una década para completar el proceso. Eso, si no se encuentran obstáculos. “La política puede retrasar la desnuclearización definitiva a tanto como quince años”, ha apuntado el autor.
Pyongyang asegura que ha dado un primer paso dinamitando su centro de pruebas en Punggye-ri, en el norte de su territorio, aunque la página especializada 38 North considera que los daños en las entradas de los túneles son limitados. “Aunque los procedimientos ejecutados por los norcoreanos harán difícil volver a usar el emplazamiento en el futuro, recuperar el acceso a los túneles de pruebas completados en las zonas sur y oeste puede ser todavía posible”, sostiene su análisis.
Incluso sin su programa nuclear, el Ejército norcoreano tiene unas dimensiones respetables. Se calcula que, con 1,1 millones de soldados —el 5% de la población—, es el cuarto del mundo (por detrás de China, India y EE UU). Cientos de misiles apuntan a Corea del Sur desde su territorio.
Según cálculos de los Ministerios de Defensa de EE UU y Corea del Sur, recogidos en un informe del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) estadounidense, Corea del Norte contaba entre 2015 y 2016 con más de 1.300 aviones, 300 helicópteros, 430 buques de combate, 250 barcos anfibios, 70 submarinos, 4.300 tanques, 2.500 vehículos blindados y 5.500 lanzaderas múltiples. Aunque, según las estimaciones de los expertos, buena parte de ese equipamiento está obsoleto. Las sanciones internacionales han impedido que se modernizara.
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