Nuevas revelaciones avivan la controversia sobre la posible injerencia rusa en el Brexit
El mecenas del eurófobo Nigel Farage mantuvo diversos contactos con oficiales del Kremlin antes y después del referéndum en que Reino Unido decidió salir de la UE
Nuevas informaciones sobre los contactos con el Kremlin del mayor mecenas del Brexit, el magnate Arron Banks, arrojan más combustible a la controversia sobre la posible injerencia rusa en el referéndum en que Reino Unido decidió abandonar la UE en junio de 2016. Una información de The Sunday Times, que ha tenido acceso a correspondencia electrónica de Banks, revela que el aliado de Nigel Farage mantuvo varias reuniones con oficiales rusos antes y después del plebiscito.
Banks es una figura clave en el Brexit. En 2014, año en que el UKIP de Nigel Farage empezaba a capitalizar el euroescepticismo y ganaba las elecciones al Parlamento Europeo, un mecenas del Partido Conservador donaba 100.000 libras (114.000 euros) al partido de Farage. Era Arron Banks, y fue ninguneado por el entonces presidente del Partido Conservador, William Hague, que dijo que nunca había oído hablar de él. Entonces Banks donó al UKIP otras 900.000 libras (1,02 millones de euros) y regaló a Hague una advertencia: “Ahora ya sabe quién soy”.
El tándem formado por Farage y Banks se convirtió en el azote del establishment político británico. En las elecciones de 2015 la dispersión geográfica de su apoyo les impidió ganar más de un único escaño, pero los casi 4 millones de votos que cosecharon (12,6%) les valieron para convertirse en la pesadilla de los tories. Y, según The Sunday Times, tampoco pasaron inadvertidos en la Embajada rusa en Londres.
Tres meses después, en la convención anual del UKIP, un diplomático ruso contactó con Banks y le invitó a reunirse con el embajador Alexander Yakovenko. El oficial, según el dominical británico, es uno de los que Londres expulsó el pasado marzo, acusados de espionaje, tras el ataque contra Serguéi y Yulia Skripal.
Aquella primera reunión con Yakovenko se produjo en noviembre de 2015. Es el único encuentro que Banks había reconocido hasta ahora. Fue “una comida alcohólica de seis horas”, en la que el embajador deleitó a sus invitados con una botella de vodka perteneciente a un raro lote elaborado en exclusiva para Stalin. Así lo recuerda el empresario en su libro Los chicos malos del Brexit, publicado en 2016, y escrito con la ayuda de la periodista Isabel Oakeshott.
Es precisamente Oakeshott la que ahora, cuando se encuentra escribiendo otro volumen con el exmecenas tory lord Ashcroft sobre la injerencia rusa en la política británica, ha decidido entregar los correos electrónicos a la prensa. Considera que Banks y su equipo “fueron descaradamente utilizados por los rusos”. La correspondencia revela que Banks mantuvo tres reuniones con oficiales del Kremlin, una de ellas pocos días después de la victoria de Trump. También le ofrecieron a Banks entrar en un negocio de minas de oro rusas. Y el magnate británico viajó a Moscú en febrero de 2016, cuando la campaña del Brexit empezaba a calentarse.
Leave.EU, financiada por Banks y liderada por Farage, no logró la designación de campaña oficial del Brexit. Pero Banks se convirtió en el mayor mecenas de la historia de la política británica al invertir cerca de 12 millones de libras en la campaña, condenada en mayo pasado por la Comisión Electoral por superar de los límites de gasto. Leave.EU exhibió tácticas al más puro estilo Trump, con alarmantes carteles contra la inmigración, destinados a cosechar apoyo al Brexit entre la clase trabajadora.
Damian Collins, presidente de la Comisión parlamentaria que estudia la posible injerencia rusa en la política británica, ha declarado que el público tiene “derecho a conocer” el nivel de los contactos de Banks con Rusia. “¿Obtuvo dinero de ellos? ¿Usó ese dinero para financiar campañas?”, ha preguntado. Banks ha aceptado comparecer ante el Comité este mismo martes. Pero ha asegurado que todo es “una caza de bruja contra el Brexit y Trump”.
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