Italia no logra superar el bloqueo dos meses después de las elecciones
El presidente dará un ultimátum a los partidos el lunes para cerrar un acuerdo que permita evitar la repetición electoral
Dos meses después de las elecciones, Italia sigue exactamente igual. Los vetos cruzados entre partidos han impedido cualquier combinación posible para formar Gobierno y el presidente de la República, Sergio Mattarella, les ha vuelto a convocar el lunes en el Quirinal para darles una última oportunidad. Pero la posibilidad de una repetición electoral, algo que no ha sucedido nunca en Italia en un lapso de menos de un año, está cada vez más cerca.
Los partidos han dispuesto de un crédito aparentemente ilimitado para jugar una partida táctica y plagada de intereses internos que han terminado irritando a Mattarella. En lugar de pensar en un Gobierno, el Partido Democrático (PD) se ha dedicado estos dos meses a averiguar quién manda en sus filas tras la dimisión de Matteo Renzi —que se fue, pero a su manera—. La Liga quería comerse electoralmente a Forza Italia antes de aceptar un posible pacto con el Movimiento 5 Estrellas (M5S), de modo que dilató los tiempos del acuerdo, insistió en no entregar el cadáver de Silvio Berlusconi —como le pedían los grillinos para firmar el pacto— y terminó haciéndoles perder la paciencia. Y el M5S, claro vencedor de las elecciones y fijo en todas las combinaciones, no estaba dispuesto a sacrificar la cabeza de su líder, Luigi di Maio, en ninguna de las propuestas recibidas.
Pero la barra libre concedida por la Bolsa y los mercados ha terminado. Este jueves la Comisión Europea recordó a Italia que la inestabilidad política no sale gratis: “La incertidumbre política se ha vuelto más pronunciada y si se prolonga podría hacer más volátiles los mercados y afectar el sentimiento económico y las primas de riesgo”. El dato es fundamental y retrotrae a noviembre de 2011, cuando Mario Monti entró en el Palacio Chigi para apagar el fuego del último Gobierno de Silvio Berlusconi, que había dejado la prima de riesgo en 574 puntos, máximo histórico. Según los datos presentados este jueves, Italia sigue a la cola de crecimiento en la Unión Europea y necesita un Ejecutivo fuerte. Al menos, empiezan a indicar algunas voces, hasta que se diseñen y aprueben los próximos presupuestos en diciembre.
Una fecha que sirve de horizonte para el último globo sonda lanzado desde el entorno de Mattarella: un “Gobierno de tregua” pactado entre los diferentes partidos que permita estabilizar el país. Pero para ello se necesitaría la aprobación de las dos formaciones con mayor vigor: Liga y M5S. Pero, ambos llevan una semana anunciando en las redes sociales que quieren elecciones anticipadas.
En parte por eso, Sergio Mattarella convocó este jueves una tercera ronda de consultas en el Quirinal sin esperar al resultado de la votación del PD, que celebraba su comité de dirección para decidir —demasiado tarde— si apoyaba al M5S en la formación de un Gobierno.
El escueto comunicado del Quirinal lo resumió todo. “Después de dos meses las posiciones de salida de los partidos siguen inmutables. No ha emergido ninguna perspectiva de mayoría de Gobierno. En los últimos días, incluso se ha apagado la posibilidad de un acuerdo entre M5S y PD. El presidente Mattarella realizará nuevas consultas para verificar si los partidos tienen otras perspectivas para una mayoría de Gobierno”.
El PD firma la tregua y cierra la puerta al M5S
El PD celebró este jueves por la tarde su comité de dirección, con Paolo Gentiloni sentado en primera fila y Matteo Renzi justo detrás. En la calle Nazareno se dirimía el orden jerárquico de un partido descompuesto y, sobre todo, la conveniencia de sentarse a negociar la posible participación en un Gobierno con el Movimiento 5 Estrellas. Pero el partido está descolocado en el campo y hace tiempo que llega mal y tarde a cada jugada. Los grillinos ya les habían descartado antes de empezar la reunión, evidenciando todavía más su crepuscular irrelevancia. Su única posibilidad pasa por una jugada de última hora de Silvio Berlusconi. La repetición electoral podría terminar de hundirles.
La única buena noticia fue que no llegó la sangre al río entre los partidarios de Renzi y el resto del partido. Se aprobó que Maurizio Martina, ministro de Agricultura y líder provisional del PD, pilote la formación hasta la próxima asamblea.
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