El ‘establishment’ italiano presiona al PD para pactar con el Movimiento 5 Estrellas
El comité de dirección del partido, pese a la negativa de Renzi, debe decidir el jueves si se sienta negociar con los 'grillinos' una alianza para desbloquear el país
Cualquier pronóstico político en Italia está estos días condenado al fracaso. Sin embargo, algunas cosas empiezan a estar más claras a dos meses de las elecciones. Los salones romanos y los poteri forti no quieren una repetición electoral. Demasiados gastos, líos en incertidumbre. Tampoco les tranquiliza la idea cada vez más cercana de un pacto entre el Movimiento 5 Estrellas y La Liga, dos partidos de corte antiestablishment y euroescépticos con una agenda más bien cortoplacista —renta básica, tarifa única de impuestos...— y, para la mayoría de economistas, difícilmente realizable.
El consenso a favor del acuerdo con el PD, en cambio, es unánime. Presiona el presidente de la República, Sergio Mattarella y grupos mediáticos importantes. Muestran sus inclinaciones los mercados, que el viernes dispararon la bolsa a máximos desde julio de 2015 cuando el líder provisional del PD, Maurizio Martina, aseguró que había constatado “pasos adelante importantes”. Y respiraría el Vaticano, que vería protegidas de la xenófoba Liga ciertos avances en políticas migratorias en Italia, la gran bandera del papa Francisco. El comité de dirección del PD se reunirá el jueves para decidir si se sienta a negociar.
El punto de origen es que el M5S tiene que estar en cualquier gobierno. “Eso ya lo ha asumido el establishment, por supuesto. Y piensa que ya que tendrá que convivir con ellos, lo mejor es que haya una tutela del PD por si las cosas van mal. Por eso crecerá estos días la presión sobre ellos para que acepten un pacto. Pero Matteo Renzi ha quemado muchos puentes detrás de él como para volver sobre sus pasos”, señala el politólogo y profesor de la universidad LUISS Giovanni Orsina. Especialmente después de la entreivsta concedida anoche a Rai 1 donde -la primera desde su dimisión-, donde negó el apoyo a M5S despreciando su programa. Fue contestada por Di Maio duramente poco después. "Mañana habrá novedades", señaló el grillino en referencia a un posible cambio de rumbo hoy.
Así que acuerdo entre PD y M5S, pese a la presión del entorno, es muy complicado. Primero por la oposición de su militancia, que debería ratificar una alianza programáticamente contranatura y mil veces desmentida en campaña. El mensaje, emulando a Groucho Marx, sería que el M5S tenía unos principios para pactar con la Liga de Salvini y otros para el PD. Una muestra de la lógica ideológica simétrica que recuerda más a una versión tecnológica de la Democracia Cristiana que a aquel partido fundado bajo el grito de Vaffanculo [a tomar por culo] a todo lo establecido en Italia.
Pero también es difícil por la fragilidad parlamentaria que implicaría. Especialmente en el Senado, donde ambas fuerzas sumarían 161 escaños, solo uno más de la mayoría absoluta (el total son 320). Una cuenta explosiva en un país donde el transfuguismo forma parte de la cultura de política de base (la legislatura pasada hubo 566 cambios de grupo por parte de 347 parlamentarios, el 35,53% de los elegidos). En ese caso, no habría más remedio que enrolar a la minoría de izquierdas de Libres e Iguales, salida de la escisión del PD y la fontanería de Massimo D'Alema. Y eso difícilmente lo toleraría Renzi.
La militancia votará el acuerdo
El PD decidirá el jueves en su comité de dirección si acepta sentarse a negociar con el M5S. Es solo el primer paso. Porque si eso sucede y, posteriormente, se llegase a un acuerdo con los grillinos, el documento final debería ratificarse por la militancia.
Un método utilizado ya por el SPD en Alemania antes de firmar el acuerdo de Gobierno con la CDU de Angela Merkel y que el Movimiento 5 Estrellas, como ya adelantó Luigi Di Maio, también utilizaría a través de su plataforma en la Red.
Pero el PD, como toda la socialdemocracia europea, debe decidir entre susto o muerte. Formar un pacto con M5S y ganar tiempo, o volver a elecciones y asumir la irrelevancia. Según el sondeo del domingo publicado por la Repubblica, el partido ya habría perdido un punto desde las elecciones, (estaría en 17,8%), cuando obtuvo el peor resultado de su historia. La misma encuesta señala que Liga y M5S suben imparablemente devorando a Forza Italia y al PD. Pero Renzi dilata la jugada para poner al descubierto las contradicciones del M5S y niega el acuerdo. “Quien ha perdido no puede gobernar. Acepto tener un encuentro con Di Maio. Pero no darles los votos para gobernar”, señaló anoche. Para sentarse a pactar, sostiene su entorno, el precio de salida sería la cabeza de Di Maio —el grillino Roberto Fico, presidente de la Cámara, sería bien visto por el PD— y la marcha atrás en la eliminación de su reforma laboral y educativa.
Un sector creciente del PD, muy alejado de Renzi, también presiona para negociar. Sandra Zampa, histórica dirigente y miembro de la directiva actual, sostiene que lo contrario sería una tomadura de pelo. El jueves votará “sí”. “El diálogo es obligado. Especialmente porque hemos creado una ley electoral que lleva el nombre de nuestro líder en la cámara [Ettore Rosato] y que está paralizando el país. No podemos hacer ver que no tenemos responsabilidad en ello. No puede ser que Italia piense que el único objetivo de aquella ley fuese frenar el ascenso del M5S. Siempre supimos que no habría nadie en condiciones de gobernar solo. Así que hoy toca estar a la altura de algo que también es nuestra responsabilidad”, señala al teléfono. La presión crecerá hasta el jueves.
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