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Rusia acusa a EE UU de “chantaje colosal” por expulsar a diplomáticos

El Ministerio de Exteriores ruso anuncia represalias por la expulsión de EE UU de 60 diplomáticos y el cierre de su consulado en Seattle

Pilar Bonet
El presidente ruso, Vladímir Putin, el 27 de marzo de 2018.
El presidente ruso, Vladímir Putin, el 27 de marzo de 2018. ALEXEI DRUZHININ / SPUTNIK / KRE (EFE)

Rusia, por medio de su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, reaccionó este martes con duras palabras a la expulsión masiva de al menos 154 diplomáticos por parte de EE UU y de otros 26 países, de los cuales 19 pertenecen a la UE, por el ataque químico a un espía ruso en Reino Unido. No obstante, más allá de que Moscú denunciara un “chantaje colosal” de Washington, no ha formulado aún su respuesta ante la medida ni ha indicado en qué terreno se planteará. La respuesta será “simétrica”, según una fuente no identificada del Ministerio del Exterior citada por la agencia oficial Ria. “Trabajaremos en ello en los próximos días y responderemos a cada uno de los países”, afirmó. Rusia responderá con dureza a las expulsiones, pero está abierta a conversaciones sobre estabilidad estratégica con Washington, puntualizó este martes el viceministro de Exteriores, Serguéi Riábov.

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En Tashkent, donde participaba en una conferencia internacional dedicada a Afganistán, Lavrov atribuyó la expulsión de sus diplomáticos a la “presión y chantaje colosales” ejercidos por Washington y acusó a los europeos de hipocresía, doble moral, falta de democracia y de doblegarse a las imposiciones de EE UU.

“Responderemos, no lo duden, porque nadie quiere soportar un descaro semejante y no lo aguantaremos”, afirmó Lavrov, refiriéndose a las medidas adoptadas por los países occidentales tras el envenenamiento con un agente químico de Serguéi Skripal, un ex agente británico que estuvo condenado por espionaje en Rusia y fue canjeado, y su hija Yulia, en la ciudad inglesa de Salisbury el 4 de marzo. “Teníamos razón cuando subrayamos reiteradamente que quedaban pocos países independientes en el mundo moderno y en la Europa moderna”, dijo el ministro.

Temor al aislamiento

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“Cuando en uno o en otro país nos piden que se marchen uno o dos diplomáticos, mientras nos susurran disculpas al oído, sabemos a ciencia cierta que es el resultado de la presión y el chantaje colosales que, por desgracia, es ahora el principal instrumento de Washington en la arena internacional”, continuó Lavrov. Según el ministro, los aliados internacionales han “comprado a ciegas” la declaración de la primera ministra británica, Theresa May, en una situación en la que “estas declaraciones ofenden simplemente al sistema de justicia anglosajón y británico”. Lavrov criticó la actitud de la élite dirigente, que no escucha la voz de la sociedad, la cual, según encuestas citadas por él, está mayoritariamente en contra de que se le impongan nuevas sanciones a Rusia.

Lavrov lamentó que EE UU no participara en la conferencia de Tashkent, cuyo fin es crear condiciones para un diálogo directo entre el Gobierno de Afganistán y el movimiento de los talibanes, y manifestó que Washington se había negado a participar por “razones puramente politizadas”, a saber, que el formato de diálogo había sido iniciado por Rusia. El ministro reiteró los argumentos rusos sobre la necesidad de que Washington y Moscú cooperen contra el terrorismo.

La prensa rusa coincidía en destacar el deterioro de las relaciones entre Rusia y Occidente y pronosticaba un agravamiento de la situación. La emisora El Eco de Moscú manifestaba que “cuanto peor es la relación entre Rusia y Occidente, tanto más beneficiado resulta el presidente Vladímir Putin. Esta expulsión de diplomáticos, sin precedentes en la historia, puede ser “insuficiente” para Occidente, afirmó el comentarista Gueorgi Bovt, quien mostraba sorpresa por el hecho de que Occidente decretara la medida y al mismo tiempo ofreciera condolencias por el trágico incendio de un centro comercial en Kémerovo (Siberia) que ha costado la vida a más de 60 personas. Según Bovt, la analogía más parecida a las expulsiones, salvando las distancias, es la de la retirada de embajadores y diplomáticos occidentales desde Bielorrusia hace algunos años, cuando el presidente Alexander Lukashenko fue declarado persona non grata en Europa, aunque no lo acusaran de un ataque químico.

Bovt subrayó que Grecia, Bulgaria, Eslovaquia, Chipre y Austria se negaron a expulsar a nadie, y apuntó que el presidente estadounidense, Donald Trump, felicitó a Putin por su victoria en las elecciones y habló de un posible encuentro antes de aprobar las expulsiones.

“Iniciamos una larga confrontación con Occidente que va a más. Dentro de un plazo bastante corto puede suceder que la masiva expulsión mutua de diplomáticos resulte una travesura inocente sobre el telón de fondo de las pruebas a las que pueden someterse nuestras relaciones con Europa y con América”, añadió.

En medios próximos a la Administración rusa y también en medios académicos crece el temor al aislamiento de Rusia de Occidente tanto en el plano cultural como material. Ha causado gran impacto el cierre de la representación del Consejo Británico, por cuanto puede afectar a los programas de estudios del inglés y también en el Reino Unido por parte de ciudadanos rusos.

El lunes, la representante oficial del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, manifestó que consideraba las expulsiones como un acto hostil y una provocación. Rusia ha negado estar implicada en el envenenamiento de Skripal y su hija y ha solicitado participar en las investigaciones sobre el atentado. Sin embargo, la mayoría de los países de la UE se solidarizaron con Londres. Según Zajárova los aliados de Reino Unido “siguen de forma ciega el principio de la unidad euroatlántica en detrimento del sentido común, las normas del diálogo civilizado entre Estados y los principios del derecho internacional”.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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