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Columna
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Los resultados del partido FARC en las legislativas colombianas

El partido de la antigua guerrilla sacó el 0,34% de los votos, cerca de 53.000, muy por debajo de los cálculos más pesimistas

Ariel Ávila

Decenas de periodistas extranjeros y colombianos, analistas y líderes de opinión estaban a la expectativa de los resultados electorales del partido que surgió con la reincorporación de la guerrilla de las FARC. La Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común tenía en sus cuentas un millón de votos, lo cual le posibilitaba tener al menos 10 senadores. Los cálculos de analistas le daban entre 80.000 y 150.000 votos.

A nivel de política colombiana, saber el número de votos era determinante, pues como en películas de ficción y en una buena parte de los hechos de la vida, no había punto medio, pues les debía ir bien o les debía ir mal y ello impactaría sustancialmente las estrategias de comunicación de varias campañas presidenciales, principalmente las de la derecha.

Por ejemplo, las campañas de la derecha, es decir, la del expresidente Uribe con su candidato Iván Duque y la campaña de exvicepresidente German Vargas Lleras intentan sacar a la gente a votar con miedo. Argumentaban al menos tres ideas, que se expandían en redes sociales como noticias falsas. 1. El presidente Santos le entregó el país a las FARC y Colombia está a punto de volverse otra Venezuela. Para analistas y expertos estos causaba risa, pero la población colombiana lo creía. 2. Las FARC habían escondido dinero o mejor no lo habían entregado al Estado y era para comprar votos. De hecho, miles de personas en la ciudad de Medellín decían que en la Feria de las Flores –evento cultural de la capital del departamento de Antioquia- las FARC habían inundado de dólares esta ciudad para poder lavar el dinero. Otra gran mentira, pero que era repetida por taxistas y comerciantes. 3. Las FARC van a sacar muchos votos y con eso pondrán presidente.

Estos eran los mensajes de la derecha para sacar a la gente a votar con miedo. De hecho, el Centro Democrático, partido del expresidente Uribe, apostaba a pasar de 20 a 30 senadores. Al final lograron 19, un pésimo resultado para ellos.

El partido FARC sacó el 0,34% de los votos, cerca de 53.000, muy por debajo de los cálculos más pesimistas. Esté resultado puede tener dos miradas. Una negativa, pues estos pocos votos deslegitiman el proceso de paz y sobre todo le harán difícil la vida a los miembros de este partido que serán senadores y representante a la Cámara –no debe olvidarse que ellos tienen un régimen transicional donde tienen derecho a cinco senadores y cinco representantes a la Cámara–. Pero también tiene una mirada positiva, pues se logró demostrar que todo lo que se decía sobre el lavado de activos de las FARC, la compra de votos y que el presidente le había regalado el país era una gran mentira.

Pero más allá de estas consecuencias, el resultado de la Fuerza Alternativa del Común tiene varias explicaciones. Por un lado, una errada estrategia de campaña política. Los miembros de estos partidos prefirieron el proselitismo en las ciudades, donde nunca habían tenido base política y donde tenían muchas resistencias y en cambio abandonaron sus zonas rurales donde estaba su base social.

En segundo lugar, hubo una estrategia de sabotaje contra esta estructura política y se les impidió hacer campaña en público. Piedras, huevos y botellas de agua llovían a cada miembro de este partido que salía a plaza pública. En tercer lugar, no tuvieron dinero para la campaña. Los bancos, por ejemplo, abrieron cuentas solo a los quince días de las elecciones, ya que temían ser sancionados por la lista Clinton. Además, los dineros de los anticipos llegaron muy tarde y no lograron hacer una cuña radial o comercial televisivo. Por último, los miembros del nuevo partido eran muy hábiles para la guerra pero no para la política. La inexperiencia fue inmensa y no tenían como competirles a los viejos caciques regionales, la asimetría era inmensa.

Ahora las FARC deberán diseñar una estrategia de crecimiento político ante las elecciones locales del 2019 y para las presidenciales del 2022, pero lo cierto es que su resultado electoral fue bastante deficiente. La política electoral es un arte y no se aprende de la noche a la mañana. Por ejemplo, en El Salvador el FMLN tardó casi 20 años para llegar al poder y antes de Sánchez Cerén, estuvo Funes, alguien que no venía de la guerrilla.

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