Putin vira hacia un tono más conciliador tras arrasar en las elecciones
Los observadores aseguran que en el proceso hubo una clara "falta de transparencia" y una presión inapropiada hacia los electores, aunque no pone en duda el resultado final
Relajado y en un tono conciliador que contrastaba con su belicosidad en campaña electoral, Vladímir Putin ha enumerado este lunes las prioridades para su nuevo mandato de seis años con el aval de más de 56 millones de personas (76,66% de los votos). En unos comicios en los que participaron más de 73,3 millones de personas (67,47% del electorado) el jefe del Estado, de 65 años, batió sus propios récords, y se situó muy por delante del segundo clasificado, Pavel Grudinin, el candidato de los comunistas, apoyado por 8,6 millones de rusos (11,80% de los votos).
Mientras tanto, en una rueda de prensa en Moscú los observadores de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa) han denunciado el entorno “extremadamente controlado” en el que se celebraron las elecciones del domingo, con “presión continuada sobre las voces críticas,” “restricciones a las libertades básicas de asamblea, asociación y expresión” y “falta de verdadera competencia”.
Temas de política interna, tales como el crecimiento y modernización de la económica, la educación, la ciencia, la medicina y el bienestar social componían la lista de objetivos que Putin ha mencionado, sin detalles en la parte difundida a los medios de comunicación, ante sus siete contendientes, a los que ha reunido el lunes en el Kremlin. “Lo más importante es que tengamos la posibilidad de aunar nuestros esfuerzos en el futuro para un trabajo constructivo para el bien del país”, ha dicho el presidente, dando por concluida la campaña electoral con sus “emociones”.
Antes, Putin había comunicado las mismas prioridades a los coordinadores de su equipo de “personas de confianza”, 500 individuos que en campaña se movilizaron a su favor. “Lo más importante para nosotros es la política interior”, ha asegurado el presidente, que se refirió también a la necesidad de incrementar el nivel de vida, en especial el de los trabajadores que subsisten con sueldos de pobreza. “Por supuesto debemos prestar y prestaremos la atención necesaria a continuar el fortalecimiento de la capacidad defensiva del país, pero quiero decir ya que nadie tiene intención de aventar una carrera armamentística”, ha sentenciado el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas rusas que hace algo más de dos semanas amenazaba a Occidente con nuevas y sofisticadas armas. “Al contrario, nos proponemos establecer las relaciones con todos los países del mundo para que sean constructivas. Nos orientamos y vamos a orientar a nuestros socios hacia el diálogo constructivo, sin duda”, ha afirmado.
Guennadi Ziugánov, el jefe del Partido Comunista de Rusia, y Pavel Grudinin, el candidato promovido por esa organización, han aceptado el lunes que Putin ha ganado las elecciones. Otra cosa es, sin embargo, es que se crean la veracidad de las cifras oficiales. En una rueda de prensa, Ziugánov ha dicho que los comicios no fueron limpios y que los resultados de Grudinin y también los de Vladímir Zhirinovski, el político populista clasificado en tercer lugar, habían sido (artificialmente) reducidos a la mitad. Ziugánov fue candidato en las elecciones presidenciales de 2000, 2008 y 2012 y obtuvo casi el 30% en la primera convocatoria y por encima del 17% en las dos siguientes. Hay que tener en cuenta, no obstante, que la anexión de Crimea en 2014 creó una opinión pública mucho más favorable a Putin a costa de las fuerzas políticas que habían liderado hasta entonces la gestión electoral de los factores nostálgicos de la URSS.
En los comicios del domingo, Putin renunció a apoyarse en Rusia Unida, un partido que había sido creado especialmente para él y que tiene mayoría absoluta en la Duma Estatal (cámara baja del parlamento). Tampoco se apoyó en otras organizaciones de masas diseñadas a su medida, sino que se presentó como independiente. El resultado oficial obtenido desde esta “soledad de caudillo” (teórica y mediática) le sitúa en una especial posición, que recuerda a la de los monarcas absolutos o los zares.
Putin puede adjudicarse todos los méritos de haber sido elegido y aspirar a una relación directa con el pueblo con independencia de las instituciones. “Esto es muy peligroso, si el presidente no tiene un sentido de los límites que debe traspasar”, manifestaba un empresario moscovita que se situaba en el grupo de “la gente razonable de este país”. “Putin no se apoya en ningún partido, sino en las tecnologías políticas y esto es una amenaza para la seguridad nacional”, decía Maxim Shevchenko, del equipo del candidato comunista, refiriéndose al equipo que diseña las actividades del líder entre bastidores. Según Shevchenko, Putin “estará rodeado de una corte de mentirosos y se enfrentará al dilema de fortalecer las tecnologías políticas y autoritarias o dialogar con las fuerzas políticas”.
Los “esfuerzos para incrementar la participación durante la jornada electoral predominaron sobre la campaña de los contendientes”, según ha constatado la misión de observadores de la OSCE. Estos denunciaron las detenciones de activistas que cuestionaron la legitimidad de las elecciones y la presión sobre los candidatos. Tal era el miedo del Kremlin a la abstención de la ciudadanía, que los funcionarios de la Administración del Estado y de las compañías estatales, así como los maestros fueron obligados a votar y a rendir cuentas de su votación a sus superiores, según confirman múltiples fuentes independientes entre sí.
Los medios de comunicación del Estado dieron a Putin una “presencia dominante” y crearon una desigualdad de condiciones. “Una elección sin competición real, como la que hemos visto aquí, no es una elección”, manifestó Michel Georg Link, el coordinador especial y el jefe de los observadores a corto plazo de la OSCE. Por su parte, Jan Petersen, de la misma misión observadora, ha dicho que Putin y el resto de los candidatos parecían estar en “dos planetas diferentes”.
En su comunicado, la OSCE ha recordado que 17 potenciales candidatos a la presidencia fueron rechazados por la Comisión Electoral Central, de los cuales seis protestaron sin éxito por esta decisión ante el Tribunal Supremo”. Contestando a una interpelación sobre la aplicación de nuevas tecnologías en los procesos electorales, Link ha manifestado que “los nuevos desafíos” tales como las “votaciones electrónicas” exigen un “código de conducta más severo”. A los nuevos desafíos de la observación electoral se refirió José Ignacio Sánchez Amor, observador de la OSCE y portavoz del grupo socialista del congreso español. “Las amenazas para las elecciones ya no son el pucherazo o la misma jornada electoral, sino que tienen que ver con las fake news, posiblemente con ataques y ciberintrusiones en los sistemas electorales, algunos muy vulnerables”, ha señalado Sánchez Amor a este periódico. “Las fake news son algo muy nuevo para nosotros, pero si algo diferencia a la OSCE, es su presencia en el país durante 6 semanas”, ha explicado. La misión de la OSCE en las presidenciales rusas estuvo integrada por unos 500 observadores.
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