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El papa Francisco clama contra la deforestación y la trata de personas en plena selva amazónica

Los indígenas peruanos piden a Francisco que les ayude a salvar sus pueblos y la selva

El papa Francisco habla a los indígenas en Puerto Maldonado, en la Amazonía peruana.Vídeo: ALESSANDRA TARANTINO - AP / REUTERS - EPV
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El Papa más ecologista de la historia, que ha dedicado su encíclica Laudato Si a la necesidad de salvar el planeta, arrancó su visita a Perú con una inédita reunión con grupos indígenas en plena selva amazónica, en Puerto Maldonado. Allí, varios representantes de estos pueblos, ataviados a la manera tradicional, reclamaron en tono dramático al Papa que les defienda, que impida que la minería y la industria maderera o petrolera arrasen con la selva y acaben con ellos. Francisco recogió el guante y clamó contra la deforestación, la minería ilegal y la trata de personas, auténtica plaga de estas zonas selváticas donde el Estado no llega, o la esterilización masiva sin consentimiento, que llegó a su cénit durante el Gobierno de Alberto Fujimori.

La cita con los indígenas era una de las más esperadas en el viaje del Papa. Después de abandonar Chile, uno de los viajes más complicados de sus cinco años de papado, donde le persiguió el escándalo de los abusos sexuales y su apoyo a un obispo acusado de encubridor, y quedó en evidencia la crisis de la iglesia chilena porque el Papa no logró llenar casi ninguno de sus actos y apenas había gente por las calles, en Perú el giro ha sido de 180 grados. Desde su aterrizaje, el Papa comprobó que Perú es un país donde el catolicismo está mucho más fuerte que en Chile. A cada paso se ven masas y entusiasmo desbordado, y el Papa sonríe mucho más. Así, de los problemas internos de la Iglesia pasó al discurso que más le interesa, el de la defensa de la lucha contra el cambio climático, el cuidado de la amazonía, y la protección de los pueblos originarios.

Ahí se siente mucho más cómodo y los indígenas agradecieron mucho sus palabras, que fueron muy directas. Algunos representantes de los pueblos de la amazonía expusieron en forma cruda frente al Papa y por tanto con una audiencia global cómo están siendo aniquilados, explotados, esclavizados en algunos casos y sobre todo cómo su territorio natural está siendo destruido sin freno. "Somos los supervivientes. Nuestros hermanos sufren por la tala de árboles, los buscadores de oro, de petróleo, de gas. Le pedimos que nos defienda. Los foráneos nos ven débiles y nos quitan el territorio. Podemos desaparecer. Queremos que nuestros hijos se eduquen pero no que la escuela borre nuestras religiones y nuestra cultura, nuestra sabiduría ancestral. Tenemos miedo. La tierra, los animales, los peces se están muriendo", clamaron varios indígenas.

Francisco cierra una reunión con miembros de grupos indígenas peruanos en Puerto Maldonado.
Francisco cierra una reunión con miembros de grupos indígenas peruanos en Puerto Maldonado.Reuters

Al encuentro asistieron además obispos de nueve países de la Amazonía, entre ellos el cardenal de Sao Paulo, Claudio Hummes, como anticipo del sínodo panamazónico que se realizará en 2019 por iniciativa del Papa. Al final del encuentro, el apu (jefe) de la etnia awajún Santiago Manuin colocó en la cabeza una corona de plumas al Santo Padre, que solo reciben los sabios o líderes en su región. Manuin es uno de los sobrevivientes de un enfrentamiento ocurrido entre pueblos indígenas y la Policía Nacional el 5 de junio de 2009, en Bagua, selva norte, cuando los agentes dispararon para terminar con el bloqueo de una carretera durante una huelga.

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El Papa no redujo ese dramatismo que plantearon los indígenas. "Nunca han estado tan amenazados en sus territorios como ahora", admitió. "La Amazonía es tierra disputada desde varios frentes: por una parte, el neo-extractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que apuntan su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales. Por otra, la perversión de ciertas políticas que promueven la 'conservación' de la naturaleza sin tener en cuenta al ser humano y, en concreto, a ustedes hermanos amazónicos que habitan en ellas", aseguró Francisco, que ha sido muy criticado por los conservadores precisamente por ese discurso contra los grandes grupos capitalistas.

"Para algunos ustedes son un obstáculo. En realidad son un grito a la conciencia, memoria viva de la misión que Dios nos ha encomendado a todos: cuidar de la casa común". Francisco no evitó ninguno de los temas sensibles que sufre esta zona, una de las más pobres de Latinoamérica, alejada de cualquier protección del Estado. Explicó que había visto un cartel contra la trata en el aeropuerto, y recordó que este es un problema especialmente grave en la zona, donde el uso de "mano de obra esclava y los abusos sexuales claman al cielo. No miremos para otra parte". Entre 2014 y 2016, las autoridades peruanas registraron 5.114 víctimas de trata.

El Papa también clamó contra la esterilización forzada de las mujeres indígenas, uno de los delitos por los que se procesó a Fujimori, ahora indultado por Pedro Pablo Kuczynski, que acompaña al Papa en todos sus actos y trata de usar su viaje para calmar la revuelta política peruana. "No nos dejemos atrapar por colonialismos disfrazados de progreso", dijo como rechazo a planes de control de natalidad de algunos organismos internacionales. El Papa mantiene la tradicional oposición de la Iglesia tanto a los anticonceptivos como al aborto.

El Papa asiste a una reunión con niños del Hogar Principito, en la ciudad peruana de Puerto Maldonado.
El Papa asiste a una reunión con niños del Hogar Principito, en la ciudad peruana de Puerto Maldonado.AFP

Deforestación, trata y minería ilegal

La elección de esta zona para arrancar su viaje peruano no es casual. En 2017, Tambopata, la provincia de la que es capital Puerto Maldonado, tuvo la más alta tasa de homicidios del país, 29,5 por cada 100.000 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística, tres veces más que el promedio del país. A Puerto Maldonado llegan trabajadores de la minería ilegal, y también menores de edad y adultas reclutadas con la promesa de un trabajo como azafatas de restaurante que terminan engañadas como trabajadoras sexuales en los 'prostibares' de los campamentos de la minería ilegal. Algunas mujeres que intentan escapar, luego son castigadas con violación colectiva, a otras las asesinan. Además, hay bandas de extorsionadores que cobran cupos a los mineros ilegales, y cuando no pagan, los matan y desaparecen.

Según la Amazon Conservation Association, desde 2012, más de 4.400 hectáreas de bosque han sido deforestadas por la minería ilegal en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata, el principal territorio de biodiversidad de la región Madre de Dios. En su recorrido en Puerto Maldonado,

Francisco además visitó el hogar El Principito, un albergue autogestionado con los ingresos generados por tres empresas sociales creadas por iniciativa del sacerdote suizo Xavier Arbex hace 21 años. Una heladería, un lodge ecoturístico y una librería papelería financia el hogar que acoge a 100 niños que han sido declarados en abandono por jueces de menores, y que pasaron por maltrato físico o psicológico. Los niños reprodujeron delante del Papa unas escenas en las que los indígenas son esclavizados por hombres blancos pero después llegan los misioneros para ayudarlos. El viaje de Francisco entra por tanto en una fase mucho más cómoda que la chilena, aunque en Perú también hay escándalos por abusos sexuales dentro de la Iglesia que Francisco tendrá que afrontar.

Condena al "virus de la corrupción" en un país arrasado por ella

En pleno palacio presidencial, epicentro de una política peruana devorada por la corrupción, hasta el punto de que todos sus expresidentes están procesados o investigados y uno de ellos, el último, Ollanta Humala, en la cárcel, el Papa Francisco clamó contra ese mal que hunde la credibilidad de los líderes del Continente, en especial la de Pedro Pablo Kuczynski, que le escuchaba atento y le aplaudió. También estaba allí Keiko Fujimori, líder de la oposición y también investigada por el caso Odebrecht, aunque por asuntos muy diferentes. "Estemos atentos a ese virus social de la corrupción que tanto daño hace a nuestros pueblos latinoamericanos y las democracias de este bendito continente. Es un fenómeno que lo infecta todo, siendo los pobres y la madre tierra los más perjudicados", aseguró el Pontífice. El Papa llega a Lima en plena crisis política, menos de un mes después de que Kuczynski indultara al autócrata Alberto Fujimori, condenado a 25 años por corrupción de los que ha cumplido 12, a cambio de que una decena de diputados fieles salvara al presidente de una destitución que tenía casi segura por su implicación en el escándalo del caso Odebrecht.

En ese contexto, Kuczynski trata de usar la visita del Papa para calmar las aguas peruanas y volver a un ambiente tranquilo que le permitar seguir en la presidencia pese a que ha perdido definitivamente el apoyo de los antifujimoristas. El Papa hizo una llamada a la unidad, como es habitual, pero también dejó caer esa advertencia sobre la corrupción.

Francisco también tuvo un mensaje contra las políticas liberales, defendidas con firmeza por el ex banquero de inversión Kuczynski. Llamó a “defender la esperanza, lo que significa impulsar y desarrollar una economía integral alternativa al modelo de desarrollo ya caduco que sigue provocando degradación humana y ambiental”.

También criticó la minería, una de las bases de la economía peruana y la gran especialidad del presidente en el mundo privado. El cálculo oficial del crecimiento de la economía peruana bordea el 2% para 2017, y la economía se sustenta desde hace casi 15 años en los precios internacionales de los minerales. Además, desde 2014, se ha incrementado la cantidad de comunidades de la selva norte afectadas en su salud debido a los constantes derrames de petróleo del Oleoducto Norperuano operado por la estatal PetroPerú. Asimismo, la minería ilegal se ha incrementado con la complicidad u omisión de algunos gobiernos regionales, y la falta de fiscalización del Gobierno Central. El producto de la extracción ilegal termina siendo comprado por empresas legales.

“La degradación del medio ambiente no se puede separar de la degradación moral de nuestras comunidades, no podemos pensarlas como dos distintas. La minería informal se ha vuelto un peligro que destruye la vida de las personas, los ríos son devastados con toda la vida que ellos poseen”, cuestionó.

Transcurridas 24 horas de su visita a Perú, el Papa no ha mencionado los abusos del clero que han ocurrido en el país, principalmente en la organización Sodalicio de Vida Cristiana en Lima desde la década de los años 70. Hace solo una semana, por orden del Vaticano, se intervino la institución para investigar los abusos cometidos allí, pero al contrario de lo que pasó en Chile, donde arrancó con este asunto, el Papa no ha hecho ninguna mención en Perú.

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