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Trump esquiva la obesidad

¿Por qué su médico dice que mide tres centímetros más de lo que refleja su carné de conducir?

Pablo de Llano Neira
Trump en diciembre en su club de golf de West Palm Beach.
Trump en diciembre en su club de golf de West Palm Beach.AP

¿Cuánto mide y cuánto pesa Donald Trump? Esta es la última polémica que ha brotado en las redes sociales en torno al principal personaje de la vida de EE UU, su presidente. Después de que su médico, Ronny Jackson, diese el martes un informe de la salud del mandatario, se ha planteado la pregunta sobre si el doctor retocó levemente su altura y su peso para evitar que Trump caiga dentro de los parámetros en los que sería calificado, bajo estándares de salud, como obeso.

Según los datos de Jackson, el presidente mide 1,90 metros y pesa 108 kilogramos. De acuerdo con estas medidas su índice de masa corporal lo coloca en la categoría del sobrepeso pero no en la de la obesidad. De hecho, lo deja justo al borde de ser científicamente obeso. A más o menos medio kilo. Por eso ha surgido la sospecha de que la Casa Blanca haya podido maquillar la gordura de Trump, un hombre tan autosatisfecho como de finísima piel para las críticas –ya no se diga para la burla–.

Un elemento objetivo de desconfianza es que en el carné de conducir de Trump, emitido en mayo de 2012 por el estado de Nueva York, su estatura es de 1,87 metros, tres centímetros menos que la ofrecida por Jackson. Estirar un pelín las medidas del presidente habría ayudado a sacarlo de la dimensión de la obesidad, especulan los que ponen en duda los datos del médico.

La suspicacia viral ha hecho que circulen por Internet fotos de Trump con hombres que miden 1,90 y que lucen, con claridad, más altos que el jefe del Despacho Oval. Por ejemplo, una con el exbeisbolista Álex Rodríguez. También con Obama, que mide 1,87 y con el que se ve a la par. Otros publican imágenes de Trump jugando al golf o golpeando una pelota de tenis en pantalones cortos en las que se observa la figura voluminosa del mandatario estadounidense.

Es conocida la pasión de Trump por la comida rápida, en especial por las famosas hamburguesas Big Mac de McDonald's, que consume con asiduidad. Le resultan sabrosas y le toman poco tiempo. Una fórmula perfecta para el ritmo cotidiano de Trump: enérgico, intenso, sin miramientos ni finuras. En su poderosa dieta calórica también se incluye una docena diaria de Coca-Cola light.

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El doctor Jackson afirmó que la salud del presidente, a sus 71 años, es "excelente" y elogió su calidad genética. Trump pasó el viernes de la semana pasada un examen médico y el doctor no detectó problema alguno. "Está en forma para ejercer su deber durante el resto de su mandato, e incluso durante otro mandato si fuera elegido [en las presidenciales de 2020]", dijo Jackson. El objetivo que se ha marcado es que baje entre siete y cuatro kilos de peso.

El reto para el equipo médico de la Casa Blanca será contener el presidente en su gusto por la comida basura –el pollo rebozado de Kentucky Fried Chicken y las dulces galletas Oreo también están entre sus productos predilectos– y convencerlo de hacer algo de ejercicio. Mientras tanto, sus críticos añaden su peso a la lista de defectos por los que atizarle. Hasta lo retan a pesarse en público. James Gunn, director de la película Guardianes de la Galaxia, se ha ofrecido a donar 100.000 dólares a la entidad de caridad que el presidente escoja si accede a subirse a una balanza ante las cámaras.

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