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Colombia paraliza el diálogo con el ELN tras nuevos ataques de la guerrilla

Santos ordena el regreso del jefe del equipo de negociadores reunidos en Quito "para evaluar el futuro del proceso"

El presidente Santos, en Cartagena de Indias, hace una semana.
Francesco Manetto

El Gobierno colombiano paralizó este miércoles el diálogo con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) después de que esta organización volviera a cometer atentados al finalizar una tregua de 101 días. Los negociadores del Ejecutivo de Juan Manuel Santos y del grupo insurgente estaban reunidos en Quito (Ecuador) para renegociar ese acuerdo. El presidente ordenó al responsable de las conversaciones, Gustavo Bell, volver a Bogotá “para evaluar el futuro del proceso”.

Horas después de acabar el cese al fuego, pactado en septiembre días antes de la visita del Papa, los guerrilleros cometieron al menos cuatro ataques en el Este del país contra oleoductos y militares. El mandatario condenó en una intervención televisada estas acciones “contra la población civil, las Fuerzas Armadas y la infraestructura” y lanzó una advertencia a la guerrilla.

“El Gobierno nacional”, aseguró Santos, “estuvo siempre dispuesto a prorrogar el cese al fuego con esa organización y negociar uno nuevo”. “Así se lo hicimos saber desde hace varias semanas y lo reiteramos en los últimos días, para responder afirmativamente ante la solicitud de la conferencia episcopal, las Naciones Unidas, los países amigos y centenares de organizaciones de la sociedad civil. Inexplicablemente el ELN no solo se negó, sino que reanudó sus ataques terroristas esta madrugada, justo el día en que se debía iniciar el nuevo ciclo de negociaciones”, denunció el presidente, que ordenó al equipo encargado del diálogo regresar de Ecuador. Con todo, el Ejecutivo aclaró que esta decisión no supone una suspensión del proceso de diálogo.

La ONU pide seguir negociando

ANA MARCOS

El Consejo de Seguridad de la ONU tenía sesión la mañana del miércoles para evaluar la segunda misión del organismo en Colombia en el proceso de paz con las FARC. La cita era para analizar la etapa de reincorporación a la vida civil de más de 7.000 excombatientes desde que el pasado agosto entregaran las armas. Pero se ha convertido en un reclamo para que se mantenga el alto al fuego entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y la segunda guerrilla del país, el ELN.

Minutos antes de que comenzara la sesión, el Consejo de Seguridad, como el resto de los colombianos, ha conocido a las pocas horas de que terminara el cese, el ELN había atacado a miembros de la Fuerza Pública y volado una instalación petrolera. Las posibilidades de renovar el acuerdo de manera automática han terminado en ese momento. La ONU ha lamentado lo sucedido y ha pedido al Gobierno y la insurgencia que vuelven a la mesa de diálogo.

Jean Arnault, jefe de la misión en Colombia, y los representantes de varios países volvieron a felicitar al Gobierno y a la exguerrilla de las FARC por los avances en la implementación de los acuerdos pactados en La Habana. No olvidaron las dificultades de esta fase, en concreto, los retrasos en la entrega de las ayudas socioeconómicas a los exguerrilleros, los asesinatos de más de un centenar de líderes sociales en 2017 y los problemas en la aprobación parlamentaria de varios puntos del texto de paz.

Las modificaciones en la Justicia Especial para la Paz, el mecanismo que juzgará a los actores armados involucrados en medio siglo de guerra, y la Reforma Rural, que tendrá que cambiar el campo colombiano, han sido dos de los reclamos de los países miembros de la ONU. Instan a todas las partes a que se aprueben con celeridad estas leyes para que el proceso avance.

Santos, que firmó la paz con las FARC, aseguró también que ya había dispuesto a las Fuerzas Armadas con el objetivo de actuar “con contundencia para responder a esta agresión y proteger la vida y honra de los colombianos, como es su deber constitucional”. “Mi compromiso con la paz ha sido y será indeclinable. Pero a la paz se llega con voluntad y hechos concretos de paz. No solo con palabras”, zanjó el presidente.

El ELN, mientras tanto, se escudó en que “los incidentes sucedidos en el oriente colombiano ocurren en medio de la compleja situación de conflicto que sufre el país” y dijo que “no debe alterarse el curso de las conversaciones para lograr una salida política del conflicto”. Pablo Beltrán, a la cabeza de las negociaciones por parte de la insurgencia, planteó el martes nuevas exigencias al Estado y avisó de que el alto el fuego estaba a punto de acabarse. Estos ataques terroristas reflejan lo que ocurre en la estructura del ELN, una organización de alrededor de 2.000 combatientes formada por frentes que actúan sin control incluso en medio de una mesa de diálogo con el Gobierno.

El momento más crítico

Las conversaciones con el ELN afrontan así su momento más crítico. La delegación gubernamental en la negociación, establecida en Quito en febrero de 2017 y que de momento apenas ha logrado avances, manifestó que “los hechos mencionados desconocen la disposición del Gobierno, vuelven a afectar gravemente a la población y desatienden el clamor de la sociedad civil, líderes políticos, de derechos humanos, la Iglesia, países amigos y las Naciones Unidas”. “Estas acciones no son sólo un atentado al oleoducto, son una afrenta directa a las comunidades”, continuó el equipo de negociadores en su texto.

Así las cosas, las autoridades analizan lo ocurrido “y sus implicaciones para el futuro de la mesa de diálogo”. “Buscaremos privilegiar el bienestar de los colombianos y precisar el mejor camino para avanzar en dirección correcta hacia la paz. El jefe de la delegación de Gobierno acudirá al llamado del señor presidente de la República a consultas para definir la posición del Estado colombiano frente a este momento”. Aun así, la violencia descontrolada de esta guerrilla, la más activa en Colombia tras la desmovilización de las FARC, ralentiza ahora el proceso de paz.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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