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Israel confirma su salida de la Unesco tras el revés en la ONU sobre Jerusalén

Netanyahu sigue los pasos de Trump, que abandonó el organismo cultural por su “sesgo antiisraelí”

Juan Carlos Sanz
El primer mimistro de Israel, Benjamín Netanyahu, en la reunión del Gobierno, el domingo en Jerusalén.
El primer mimistro de Israel, Benjamín Netanyahu, en la reunión del Gobierno, el domingo en Jerusalén. Amir Cohen (AP)

Dos meses después de que Estados Unidos abandonara la Unesco por su “sesgo antiisraelí”, el Estado judío ha confirmado también su retirada. Al inicio de la reunión semanal del Gabinete, Benjamín Netanyahu anunció el domingo que había ordenado presentar la petición antes de fin de año. La decisión del primer ministro se produce tras el rechazo registrado en la Asamblea General de la ONU a la decisión de la Casa Blanca de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. “Es lo más apropiado ante la actitud sesgada, unilateral y absurda de esta organización hacia nosotros, y en el contexto de la sólida posición mantenida por Estados Unidos en Naciones Unidas”, afirmó Netanyahu para justificar la salida de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura, un foro donde el Estado hebreo ha sufrido sucesivos reveses diplomáticos.

No es una decisión precipitada. La declaración del casco histórico de Hebrón (Cisjordania) como Patrimonio de la Humanidad en peligro, adoptada por la Unesco el pasado 7 de julio, ya desató la indignación del Gobierno más conservador de la historia de Israel, sustentado por una coalición de partidos conservadores, ultrarreligiosos y de la derecha radical nacionalista.

Para la ONU, el perímetro monumental protegido se halla dentro del territorio de Palestina, Estado miembro de pleno derecho de la Unesco desde 2011. En la cima patrimonial de la ciudad se halla la mezquita de Ibrahim (Abraham), que los judíos denominan Cueva de los Patriarcas por acoger las tumbas de Abraham, Isaac y Jacob, de acuerdo con la tradición del Antiguo Testamento, y consideran uno de sus principales lugares sagrados.

Al igual que el resto de Cisjordania y Jerusalén Este, Israel ocupa militarmente Hebrón desde 1967, y sus tropas defienden a unos 800 colonos judíos asentados en el centro histórico, compartido con 35.000 palestinos. En la parte de la ciudad bajo administración de la Autoridad Palestina residen otras 200.000 personas más.

La misma disputa histórica y religiosa ha aflorado en el organismo cultural de la ONU en otras dos votaciones sobre la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, que los judíos denominan Monte del Templo. Situada en la parte oriental de la Ciudad Santa, que fue ocupada y posteriormente anexionada por Israel, este recinto sagrado tiene a sus pies el Muro de las Lamentaciones, principal lugar de culto del judaísmo.

“Contra la ocupación”

“El mundo no está contra nosotros, está contra la ocupación”, argumentaba en el diario Yedioth Ahronoth Yariv Oppenheimer, director de la ONG israelí Paz Ahora. “La Unesco reconoce a Israel, no que los territorios sean parte de él. Y no admite que la Tumba de los Patriarcas se halle en territorio israelí, de acuerdo con lo establecido en el derecho internacional y con la propia ley israelí”.

Como la salida de un Estado miembro de la Unesco solo puede hacerse efectiva al inicio de cada ejercicio anual y con al menos un año de preaviso, Netanyahu ha tenido que acelerar la aplicación de la decisión, con el objetivo de poner fin al término de 2018 a la presencia de su país en el foro internacional junto con Estados Unidos.

La prensa hebrea asegura que el embajador israelí, Carmel Shama-Hacohen, planteará además que el Estado judío se pueda reservar el derecho a continuar en la organización si se produce un cambio de actitud durante el año próximo. “La Unesco (...) ha batido récords de hipocresía, incitación al odio y mentiras frente a Israel y el pueblo judío”, ha afirmado Shama-Hacohen, citado ayer por Yedioth Ahronoth, “contaminando sus nobles principios básicos con politización y terrorismo diplomático, a menudo, rayanos con el antisemitismo”.

La elección, el mes pasado, de la exministra de Cultura francesa Audrey Azoulay como directora general del organismo internacional, con sede en París, puede representar un giro para el Estado hebreo. Judía de origen sefardí, Azoulay declaró poco después de su designación que es importante que “la Unesco mantenga la puerta abierta” a Israel y Estados Unidos. “La historia nos demuestra que retirarse de la mesa de conversación mundial puede llevar a catástrofes”, advirtió.

Netanyahu: “Los palestinos no quieren la paz”

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, había advertido de que, tras la declaración de Donald Trump para reconocer a Jerusalén como capital de Israel, ya no aceptará ningún nuevo plan de paz que proponga Estados Unidos. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, le acusó el domingo de “abandonar el proceso [de paz]”. “Los palestinos demuestran que no quieren resolver el conflicto”, afirmó. “EE UU ha establecido que la raíz del conflicto general en Oriente Próximo no está en Israel, sino en Irán y en el islamismo radical y el terrorismo que inspira”. Antes de asistir a la Misa del Gallo en Belén, Abbas aseguró que el presidente Trump había puesto fin a con su decisión una la conexión de la ciudad del pesebre con Jerusalén durante más de 2.000 años de cristianismo.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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