12 formas de frenar el cambio climático de forma inteligente
A dos años del histórico Acuerdo de París, líderes mundiales ratificarán este 12 de diciembre el compromiso para un mundo más resiliente
El miércoles 6 de septiembre de 2017, la paradisíaca isla caribeña de Barbuda cambió para siempre. Los vientos de hasta 295 kilómetros por hora del huracán Irma arrasaron con más del 90 por ciento del territorio, obligando a sus casi 2.000 habitantes a abandonar este pequeño estado que, por primera vez en 300 años, quedó deshabitado.
“El huracán Irma fue tan grande que el ojo de la tormenta cubrió toda Barbuda”, contó Charles, un voluntario de la Cruz Roja, a un especialista en manejo de riesgos de desastres del Banco Mundial que viajó a esta isla de 160 kilómetros cuadrados en una misión de evaluación de daños. Irma fue el primer huracán desde que se tiene registro en mantener un estado de categoría 5 durante más de tres días.
Y luego, a los pocos días, vino María, otro ciclón categoría 5 que asoló Puerto Rico.
Estos fenómenos están ocurriendo con mayor frecuencia en los últimos años. Alimentados por las cada vez más cálidas aguas del Atlántico y el mar Caribe, los huracanes están ganando intensidad, dejando a su paso un rastro de destrucción y víctimas.
Desde que se inició la recolección de datos hace 136 años, 16 de los 17 años más cálidos se han registrado a partir de 2001, y el 2016 es, hasta la fecha, el año más caluroso que hemos vivido.
Las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases de efecto invernadero y un factor que impulsa el cambio climático, aumentaron un 60 por ciento: de 22.400 millones de toneladas métricas en 1990 a 35.800 millones en 2013. Este incremento de las emisiones de CO2, sumado a otros gases de efecto invernadero, ha contribuido a que la temperatura media mundial suba 0,8 °C por encima de los niveles preindustriales.
Las alertas llevan encendidas varias décadas, pero hoy más que nunca deben ser escuchadas si queremos que las temperaturas mundiales no superen los 4 grados C para 2100.
A dos años del Acuerdo de París, líderes mundiales se reunirán este 12 de diciembre en la capital francesa para reiterar su compromiso para un mundo más resiliente.
El Banco Mundial ha tomado como una de sus principales banderas la lucha contra el cambio climático y apoya a los países en desarrollo con iniciativas para ayudarles en la transición para reducir las emisiones.
Estas son 12 de esas iniciativas para combatir el cambio climático en forma inteligente:
1. Costas resilientes: Una plataforma de inversión en la región tiene como objetivo movilizar financiamiento para controlar la erosión costera y las inundaciones en África occidental. Asimismo, en el Caribe, tras el paso de los huracanes Irma y María, el Banco Mundial hizo un llamado a movilizar fuentes innovadoras de financiamiento de riesgo y a revisar la política en torno al financiamiento concesional para aquellos pequeños estados afectados por las tormentas.
2. Seguros climáticos: Uruguay se convirtió en el primer país de América Latina en adoptar un seguro ante la falta de lluvias que reducirían sus reservorios para la generación de electricidad. Ahora cada vez más países en desarrollo acuden a estos programas de seguros contra riesgos climáticos y de desastres. En los últimos 10 años, 26 países de tres regiones ─África, el Pacífico, y América Central y el Caribe─ han pasado a integrar fondos soberanos de cobertura conjunta de riesgos de catástrofe.
3. Agricultura climáticamente inteligente: En la actualidad, la agricultura, la pérdida de bosques y los cambios del uso de la tierra generan la cuarta parte de los gases de efecto invernadero (GEI) que se emiten en todo el mundo, y alrededor del 80 % de la deforestación en el mundo se debe a la agricultura. En Uruguay, un proyecto financiado por el Banco Mundial está ayudando a adoptar prácticas agropecuarias sostenibles que tienen en cuenta el cambio climático, como planes de manejo del suelo supervisados por satélite para frenar la erosión y aumentar el secuestro de carbono.
4. Ciudades resilientes: La urbanización a escala global es irreversible, alcanza hoy más del 50% de la población; será del 75% en 2050. El programa de Ciudades Resilientes tiene como objetivo conectar 500 ciudades para financiar la necesidad de abordar los riesgos del cambio climático y prepararse para los desastres.
5. Movilidad: En Lima, Perú, los trabajos de construcción de la línea 2 del metro siguen a paso acelerado. Esta línea se extenderá desde el este de la capital a la ciudad de Callao, en el oeste. El plan es que haya “seis líneas de metro en el futuro”, dice el experto en desarrollo urbano Eric Dickson. Esto aliviará la fuerte presión del tráfico en esa urbe de más de 9 millones de habitantes y ayudará a reducir la cantidad de emisiones de los autos. Otro paso fundamental para un nuevo sistema de transporte público en Lima fue la construcción del primer corredor de autobuses de tránsito rápido, como lo que existe hace años en Bogotá (Colombia) y Curitiba (Brasil). Asimismo, en la ciudad de Lima, 790 buses viejos y contaminantes dejaron de circular y de emitir 26.500 toneladas de gases que causan efecto invernadero.
6. Bosques y paisajes: En México, los programas forestales comunitarios otorgan medios de sustento y dan empleo a los locales, al mismo tiempo que apoyan los objetivos relacionados con el clima. El proyecto sobre Bosques y Cambio Climático del Banco Mundial en México ayudó a que 1,8 millones de hectáreas sean gestionadas de manera sostenible, y que 1.000 comunidades y ejidos reciban beneficios.
7. Servicios hidrometeorológicos: Los fenómenos meteorológicos, hidrológicos y climáticos extremos ocasionan el 90 % del total de las pérdidas asociadas a desastres en todo el mundo. En Bolivia, el derretimiento acelerado de los glaciares es un claro ejemplo. Las acciones de adaptación al cambio climático tienen el fin de apoyar a la población y buscar que las economías puedan mantener su nivel de bienestar bajo condiciones sistemáticamente cambiantes.
8. Bonos verdes: El nuevo fondo de bonos verdes (el más grande hasta la fecha), destinado a los mercados emergentes, está expandiendo el financiamiento para inversiones climáticamente inteligentes.
9. Fijación del precio del carbono: Una coalición de líderes mundiales impulsa las medidas climáticas mediante la adopción de políticas eficaces en materia de carbono en todo el mundo. México, Colombia y Chile están avanzando en sus estrategias de fijación de precios del carbono y reducción de emisiones.
10. Energía solar: Una megaplanta de energía solar de 750 megavatios contribuirá a alimentar la red ferroviaria metropolitana de Nueva Delhi, en India. Asimismo, en áreas remotas del norte de Argentina se han instalado unos 21.000 sistemas solares que dan luz a edificios públicos, centros de salud, centros comunitarios y comisarías. Sin embargo, unas 750.000 personas, la mayoría pertenecientes a comunidades indígenas, todavía no cuentan con una conexión eléctrica. Allí, los paneles solares también iluminarán y proveerán agua caliente en casas y escuelas en regiones remotas donde las redes eléctricas nunca han llegado.
11. Energía geotérmica: La única planta geotérmica existente en Sudamérica se encuentra operativa en Chile desde abril de 2017 con una capacidad de 48 MW. A más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, Cerro Pabellón es la planta más alta del mundo. El país tiene un gran potencial geotérmico, pero su desarrollo aún es escaso debido principalmente a barreras financieras, económicas y regulatorias, y, recientemente, a los bajos precios obtenidos en las licitaciones de suministro. El Banco Mundial está apoyando a Chile a través de una asistencia técnica de 3 millones de dólares del Fondo de Tecnología Limpia, que busca optimizar el marco político, fortalecer la capacidad de gestión para movilizar las inversiones en energía geotérmica, y mejorar las condiciones de mercado para promover el desarrollo del sector geotérmico.
12. Eficiencia energética: En México el reemplazo exitoso de 45,8 millones de lámparas incandescentes y 1,88 millones de electrodomésticos obsoletos; la eliminación gradual de las lámparas incandescentes en el mercado mexicano; una actualización de los estándares nacionales de eficiencia energética para electrodomésticos; y una enorme y muy efectiva campaña de comunicación resultó en ahorros significativos, mejoras en la captura y almacenamiento o destrucción de los gases refrigerantes que agotan la capa de ozono, y una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
María José González Rivas es editora en línea del Banco Mundial
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