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La primera misión científica peruana a la Luna, en riesgo por 15.500 euros

Un proyecto para investigar la reproducción de cianobacterias que producen oxígeno en el satélite pone en evidencia la falta de inversión de Perú en I+D

Miembros del equipo KillaLab.
Miembros del equipo KillaLab.

Los científicos de KillaLab, un grupo de jóvenes peruanos de entre 22 y 27 años, podrían convertirse en los primeros latinoamericanos en llevar un proyecto científico a la Luna. Pero su trabajo, que pretende investigar cómo facilitar en el futuro la presencia humana en este satélite, está en riesgo por falta de dinero: necesitan 18.000 dólares (15.500 euros) para construir un minilaboratorio que viaje en un vuelo no tripulado y sin retorno a la Luna que despegará el próximo 28 de marzo. El caso ha puesto en evidencia la escasa inversión en I+D de Perú, la más baja de Latinoamérica.

El proyecto de KillaLab (killa es luna en quechua, el segundo idioma oficial de Perú) fue uno de los siete ganadores —entre 3.400 participantes— de Lab2Moon, un concurso internacional celebrado en Bangalore (India) que premia investigaciones que ayuden a la humanidad a sobrevivir fuera de la Tierra. El proyecto peruano consiste en enviar a la Luna cianobacterias deshidratadas —microorganismos que producen su propio oxígeno—, monitorear su reproducción en la Lunay probar su resistencia a la alta radiación ultravioleta.

KillaLab está integrado por diez jóvenes especialistas en distintas disciplinas científicas (astrobiología, química, ingeniería mecatrónica e ingeniería electrónica) que estudian la vida de las cianobacterias, responsables del origen de la fotosíntesis hace 3.600 millones de años. “Cuando se reproducen las cianobacterias generan una biopelícula, es decir, una comunidad de bacterias que se cuidan entre ellas mediante proteínas, carbohidratos y pigmentos, como una tela natural”, explica la directora del proyecto, la bióloga Ruth Quispe, de 25 años. “Es una matriz en la que los pigmentos protectores, clorofilas y aminoácidos son los filtros naturales a la radiación y esa matriz le da viabilidad [al microorganismo] en un ambiente seco”, añade.

Uno de los objetivos de KillaLab es poder aplicar los resultados de la investigación en la producción de biomateriales que protejan de los rayos ultravioletas, ya que el proyecto en la Luna les permitirá descubrir qué pigmentos absorben mejor la radiación UV de tipo C. “El 80% del cáncer en la piel ocurre porque las personas no se han protegido bien: las cremas solo protegen contra la radiación A, pero no la B ni la C, que son extremas. En el calentamiento global que se aproxima va a haber agujeros muy grandes en la capa de ozono en el mundo. Si el pigmento bioprotector se produce en cantidades industriales se puede poner no solo en trajes espaciales, sino en ropa, vendas, protectores solares y cremas”, explica Quispe.

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Los investigadores recuerdan que en febrero Perú fue el país que sufrió la mayor radiación UV (de nivel C) en el planeta. De hecho, una de las tres muestras de cianobacterias que enviarán al satélite fue recogida detrás de una laguna altoandina en la región peruana de Puno, a la espalda del nevado Allincapac, a 4.770 metros sobre el nivel del mar. Según la microbióloga Sofía Rodríguez, fueron a Puno porque que saben que en ese lugar los índices de radiación UV son altos. “Vamos a esos lugares porque donde hay deshielo se van creando nuevos ecosistemas y nuevas especies de cianobacterias y algas que crean nuevas especies de vegetación. Todo se va regenerando”, subraya Quispe.

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Para concluir el proyecto, necesitan construir un minilaboratorio de 11 centímetros de alto por 8 centímetros de ancho y con un peso máximo de 250 gramos, en el que introducirán las cianobacterias. El minilaboratorio cuesta 20.000 dólares, aunque ya han logrado recaudar 2.000 durante un curso que impartieron a 40 personas sobre astrobiología. Todavía les faltan 18.000 dólares (15.500 euros) para lograr que su proyecto viaje a bordo de la nave no tripulada que despegará hacia la Luna el próximo 28 de marzo.

La falta de financiación del proyecto ha puesto en evidencia la escasa inversión en I+D de Perú, solo el 0,08% del PIB, según los datos del Primer Censo Nacional de Investigación y Desarrollo, realizado en 2016 por el Instituto Nacional de Estadística e Informática. Es el país con menor inversión en I+D comparado en América Latina, muy por debajo de México (0,545%), Chile (0,38%) o Colombia (0,08%). “Perú necesita mayor inversión en investigación. La ciencia es tan importante como atender los desastres naturales”, remata Quispe.

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