Los hinchas desbordan los bares tras el fin del fútbol gratuito en Argentina
Vuelve el pago tras ocho años y los aficionados se agolpan en las ventanas de los cafés
“De chiquilín te miraba de afuera, como esas cosas que nunca se alcanzan”. El tango Cafetín de Buenos Aires no habla de fútbol, sin embargo, es la mejor descripción del panorama reinante en las calles durante los dos últimos fines de semana. Los argentinos se habían acostumbrado a ver el fútbol en casa. En la comodidad de un sillón, en medio de un asado con amigos o, directamente, sin abandonar la cama dominguera, desde la mañana. Sin embargo, el paraíso futbolero en pijamas se cortó para muchos tras la decisión del presidente Mauricio Macri de dejar de subvencionar a través del Estado el fútbol gratuito del que disfrutaron los argentinos los últimos ocho años, desde que Cristina Fernández de Kirchner decidió poner en marcha el llamado programa "fútbol para todos" que ahora se ha anulado.
Así fue como una vieja imagen ha vuelto a aparecer: la de las muchedumbres que no pueden pagar el pack de fútbol -unos 17 dólares adicionales al sistema de TV por cable- y se agolpan en los ventanales de bares y restaurantes, quienes cobran una consumición para poder ver el partido. El esfuerzo de permanecer parado durante 90 minutos se justificó el pasado domingo, con el primer Superclásico entre River y Boca luego de más de 3.000 días de gratuidad. Las imágenes eran impactantes: ante el intento de verlo gratis desde la calle, muchos comercios decidieron bajar las persianas para forzar a la gente a entrar y pagar su consumición.
En Argentina hay más de 12 millones de hogares, sin embargo, el registro al pack fútbol ronda el millón y medio de clientes. La audiencia con respecto a la etapa de goles libres también fue en baja: entre TNT y Fox Sports registraron 14.87 durante el Superclásico, mientras que en el partido anterior, la cifra fue de 32.8, contando todas las señales abiertas que lo transmitieron. Pero claro, las pantallas ahora agrupan a muchas más personas que antes.
La agrupación Boca es Pueblo combate la medida que privatiza los goles y para el partido de este domingo instaló una pantalla gigante en pleno barrio de La Boca. Una multitud festejó en plena acera la victoria de los de Barros Schelotto en el Monumental. “Nos duele más dejar de ver el fútbol que lo que nos cuesta pagarlo”, reconoce la agrupación en un comunicado, y proponen “que la salida al avance empresarial sea comunitaria”. En ese marco, convocan a distintos espacios a transmitir los partidos de manera gratuita, tal como sucedió este domingo y como prometen hacer cada vez que juegue Boca.
Una experiencia contraria tuvo lugar en un céntrico bar de la ciudad de Tucumán (a 1.100 kilómetros de Buenos Aires), donde hinchas de Boca y de River se trenzaron en una violenta pelea en la que no faltaron las sillas volando de lado a lado.
El Programa Fútbol Para Todos (FPT) fue dispuesto por el kirchnerismo en 2009 como una herramienta para quitarle el negocio al Grupo Clarín y democratizar el acceso a la mayor pasión argentina. La iniciativa, que se hacía con los derechos de transmisión para TV e internet y repartía los partidos entre los canales de aire, recibió críticas por costar al Estado unos 125 millones de dólares anuales. En diciembre pasado, Macri lo canceló a pesar de que el contrato vencía en 2019 y luego de muchas negociaciones, los derechos fueron comprados por las cadenas Fox y Turner.
La expresidenta aprovechó para criticar al Gobierno desde las redes sociales. Con el título “los que no pueden mirar. Los que no pueden ver”, publicó una decena de fotos que muestran la exclusión. En la misma sintonía, un grupo de legisladores de la oposición ha propuesto que los partidos se liberen, al menos, en espacios públicos como clubes de barrio, centros culturales y locales de partidos políticos, pero nadie quiere discutir esa posibilidad en el seno del oficialismo.
Son tiempos de cambio en el fútbol argentino. La propia Asociación del Fútbol Argentino (AFA) ha cambiado presidente y hasta la selección tiene un nuevo entrenador. Y así como el pasado martes debutó con polémica el VAR (el sistema de asistencia arbitral por video), ahora hay que aceptar con resignación la vuelta a escena de otro viejo conocido: el bar para ver los partidos.
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