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El Kurdistán teme un ataque del Ejército iraquí sobre Kirkuk

Erbil responde con el despliegue de 6.000 'peshmergas' al refuerzo de tropas por parte de Bagdad

Ángeles Espinosa
Fuerzas de la policía iraquí toman posición en el pueblo de Rashad, al sur de Kirkuk, en Irak, este viernes.
Fuerzas de la policía iraquí toman posición en el pueblo de Rashad, al sur de Kirkuk, en Irak, este viernes. MURTAJA LATEEF (EFE)

El Gobierno regional del Kurdistán iraquí está convencido de que el Ejército iraquí y las milicias chiíes que lo apoyan se están preparando para atacar Kirkuk, la disputada ciudad petrolera bajo control de las fuerzas kurdas (Peshmerga). De nada han servido los desmentidos del primer ministro Haider al Abadi o del Mando de Operaciones Conjuntas, los movimientos de tropas y material militar en la zona ya han motivado que los kurdos abandonen algunas posiciones al sur de Kirkuk y que movilicen 6.000 soldados adicionales para defender esa ciudad que reclaman como propia.

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El Consejo de Seguridad kurdo ha alertado este viernes de madrugada de un “significativo refuerzo” del Ejército iraquí y las Unidades de Movilización Popular en Taz y Bashir, al sur de Kirkuk, “incluidos carros de combate, artillería, humvees y morteros”. De acuerdo con sus servicios de espionaje, el objetivo de esa acumulación de efectivos es “hacerse con los campos de petróleo, aeropuerto y base militar cercanos”.

“Nuestras Fuerzas Armadas no pueden ni van a atacar a nuestros ciudadanos, sean árabes o kurdos. Las falsas noticias que se están extendiendo tienen un objetivo deplorable detrás”, ha tuiteado Al Abadi repitiendo su mensaje de la víspera.

El Mando de Operaciones Conjuntas también ha vuelto a negar que hayan lanzado una operación militar al sur de Kirkuk. Sin embargo, sobre el terreno, hay indicaciones de un aumento de las tropas y de la tensión. Al menos 2.000 soldados de las fuerzas iraquíes se han concentrado a las afueras de esa ciudad, a la espera de una orden de Al Abadi. Los kurdos, por su parte, han desplegado otros 6.000 peshmergas para defenderla de las “amenazas” iraquíes, según ha declarado el vicepresidente de la región autónoma, Kosrat Rasul, a la cadena de televisión local Rudaw.

La escalada de tensión es la última consecuencia de la brecha que se ha abierto entre los gobiernos de Bagdad y Erbil a raíz del referéndum de independencia celebrado el pasado 25 de septiembre, que respaldó con un aplastante 92,73 % la autodeterminación. La consulta, que el Tribunal Supremo de Irak consideró anticonstitucional, incluyó también los llamados “territorios en disputa” que las fuerzas kurdas controlan desde 2014, cuando aprovecharon la huida de los soldados iraquíes ante la ofensiva del Estado Islámico (ISIS) para ocuparlos. Desde entonces, ambas fuerzas han luchado juntas contra los yihadistas, apoyadas por una coalición internacional liderada por EE UU.

Las agencias de noticias internacionales recogen testimonios de responsables militares iraquíes que confirman el avance sobre las localidades de Taz y Bashir, a una treintena de kilómetros al sur de Kirkuk, aunque de momento no se han producido combates. Los peshmergas allí destacados abandonaron las bases poco antes de la llegada de las fuerzas federales.

“Nos hemos replegado sobre nuestras líneas en los alrededores de Kirkuk y defenderemos esa ciudad en caso de ataque. Si el Ejército iraquí avanza, combatiremos”, ha advertido Yaafar Mustafa, un jefe militar kurdo, citado por la agencia France Presse.

Un rápido vistazo al mapa revela que Taz y Bashir son dos localidades de mayoría turcomana chií (cuyos nombres turcomanos son Taza Khurmatu y Besiir Kasabasi), lo que haría su defensa más complicada para los Peshmerga. Aunque las autoridades kurdas insisten en su protección a las minorías y la región autónoma se ha convertido en un refugio no solo para los escapados del ISIS, sino también para muchos suníes que han huido de la violencia sectaria, las comunidades se encuentran divididas y parte de sus miembros se sienten ciudadanos de segunda bajo la férula kurda.

Kirkuk es la joya de la corona de los “territorios en disputa”. Bajo su subsuelo, desde la capital provincial hacia el noroeste, se extiende un enorme campo de petróleo con tres puntos de extracción. Uno de ellos, Khurmala, queda dentro de la región autónoma kurda, pero los otros dos, Baba y Avana, solo pasaron al control de Erbil tras el avance de las tropas kurdas en 2014. Su pérdida supondría algo más de un tercio de los 600.000 barriles diarios que exporta el Kurdistán iraquí, lo que agravaría su actual crisis económica.

“No seremos los primeros que ataquemos, solo nos defenderemos y rechazaremos [a los militares iraquíes] si nos atacan”, ha asegurado en Twitter Hemin Hawrami, consejero del presidente kurdo, Masud Barzani.

Sabedores de lo que se juega en su ciudad, los habitantes de Kirkuk no parecen fiarse demasiado de las palabras tranquilizadoras de los dirigentes de uno y otro lado. Previsores, se han lanzado a las gasolineras a llenar los depósitos de sus vehículos y a hacerse con reservas de combustible para los generadores.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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