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Eutanasia es un corto de terror australiano

Ante el enésimo proyecto de ley para aprobar la muerte digna en Australia sus partidarios ruedan una estremecedora película sobre la realidad de un enfermo terminal

En vídeo, el tráiler del cortometraje 'Stop the horror', a favor de la muerte digna en Australia.
Patricia Gosálvez

El vídeo se titula Stop the horror y empieza con una advertencia que hace imposible no darle al play:

"Esta película está basada en hechos reales. Contiene representaciones gráficas que pueden resultar ofensivas y perturbadoras para algunos espectadores. Por ello se ha incluido un botón STOP en la parte inferior de la pantalla".

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Antes, sobre una imagen con marcada estética de película de terror ha aparecido un rostro desencajado gritando y, en rojo sobre negro, un +18. El director del cortometraje es Justin Kurzel, autor de la inquietante Snowdown (sobre un asesino en serie) y la violenta Assassin's Creed (basada en una saga de videojuego).

Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, en el cortometraje en cuestión no hay monstruos ni asesinos. No narra una historia de violencia al uso, sino que recrea las últimas semanas de "vida" de un enfermo terminal en una unidad de cuidados paliativos. Hay mucho llanto, ahogos, convulsiones, fluidos, sufrimiento, gritos de dolor, abrazos, súplicas, besos y de nuevo, más lágrimas. Es la historia, interpretada por actores, de Greg Sims un australiano que murió de cáncer cerebral en 2005, y su hija Nia, que lo vivió a pie de cama de hospital. Forma parte de una campaña para apoyar el enésimo proyecto de ley para legalizar la eutanasia en Australia.

Un poco de contexto: en Australia ha habido más de 40 intentos de legislar la eutanasia, y eso solo desde 1995, cuando se llegó a aprobar brevemente en el Territorio del Norte, convirtiéndose en el primer lugar del mundo con una ley semejante. Sin embargo l gobierno federal la revocó poco después. Desde entonces, nunca ha vuelto a prosperar un proyecto en ninguno de los estados australianos, a pesar de que en las encuestas de opinión pública cerca del 80% de los ciudadanos apoyan la muerte asistida para pacientes terminales con un sufrimiento insoportable.

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Imagen con la que arranca el corto 'Stop the horror'.
Imagen con la que arranca el corto 'Stop the horror'.

En octubre, el estado de Victoria votará un nuevo proyecto de ley. "La idea de la campaña Stop the horror es conseguir que la gente se ponga en contacto con sus políticos ya que serán ellos quienes decidan", explica por mail Kiki Paul, directora de Go gentle Australia, la ong defensora de la muerte digna responsable del vídeo. "Esta es una película de cinco minutos sobre la desesperación y sobre un dolor inimaginable; ha sido diseñada para que sea virtualmente imposible de ver... Por ello tiene un botón de STOP, cuando alguien tiene que parar porque es demasiado (y también cuando la película acaba) aterrizas en una página que te pide tu código postal y tu mail". Si el espectador vive en Victoria, recibe un correo con los detalles de contacto de su parlamentario local; si el código postal es de otro lugar, puede hacer una donación.

 "El uso de esta película es un esfuerzo amateur para influenciar a la gente joven para que haga lobby por el suicidio asistido", se ha quejado la asociación contraria a la muerte digna, Right to Life Australia.

Sin embargo, la campaña de amateur no tiene nada. Además de un laureado cineasta, el cortometraje Stop the Horror, tiene detrás una agencia de publicidad, Cummins & Partners, que planteó la campaña inicialmente como un estreno en redes sociales del nuevo filme de terror de Justin Kursel. El éxito viral fue inmediato. El vídeo ha aparecido en medios de todo el mundo, aunque en la mayoría tratado superficialmente, con titulares que ahondan en la polémica alimentada por la propia campaña: "El desgarrador corto que muy pocos pueden ver más de 15 segundos" (Telecinco o RT); "Un película tan escalofriante que es imposible verla" (News Au), "El vídeo pro-eutanaisa tan fuerte que You Tube lo ha prohibido" (The Independent y The Mirror), etcétera.

El corto, sin embargo, es más triste que escalofriante y You Tube nunca lo censuró, si no que la propia ong nunca quiso colgarlo en la plataforma (en ella no funciona el botón de STOP especial). "Alguien subió una copia ilegal a You Tube, lo denunciamos por infringir el copyright y fue retirada", explica Kiki Paul, "lamentablemente le quitó 225.000 visualizaciones a nuestra web, por lo que perdimos 225.000 oportunidades para que la gente levantase la voz".

En la web de Go Gently se pueden ver muchos otros vídeos que apoyan el proyecto de ley en Victoria. No tan gráficos como Stop the Horror, pero si resultan igualmente estremecedores. En uno Lawrie, enfermo terminal que decidió suicidarse con una sobredosis de pastillas dado que la ley no permite otra vía legal, se despide de su mujer y de sus dos hijos pequeños con una carta. En otro, la enfermera de cuidados paliativos Anne Maxwell describe entre lágrimas cómo se le rompe el corazón cada vez que un enfermo terminal le pregunta cuánto tiempo más ha de sufrir y hacer sufrir a los suyos. En la web hay muchos vídeos semejantes, de enfermos, familiares y sanitarios. Ninguno se ha hecho viral.

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Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

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