Las ‘casas clavo’ o cómo resistir a un derribo durante 14 años
Las autoridades de Shangái tiran, tras más de una década de negociaciones, una vivienda que había quedado en mitad de una carretera
En 2003, la familia Xu recibió un aviso de las autoridades de Shanghái en el que se les advertía de que su vivienda de tres pisos debía ser demolida. La calle Huting norte estaba sujeta a obras de ampliación por el aumento del tráfico en la zona y su casa, junto a muchas otras, era una de las afectadas por esta operación de reurbanización. Todos los vecinos aceptaron entonces la compensación de las autoridades locales y se mudaron, con lo que la calle pasó de dos a cuatro carriles. Aunque no en todo su recorrido: a la altura del número 238, la casa de los Xu ha seguido en pie 14 años más por la tenacidad de sus propietarios.
La familia consideró que la compensación que se les ofrecía entonces no era suficiente para dejar su casa. Tras varias rondas de negociaciones que no fructificaron, las autoridades decidieron llevar a cabo las obras igualmente. Durante más de una década, la casa ha quedado literalmente pegada a la carretera y ha sido objeto de admiración para unos y de fastidio para otros.
Shanghai's 'most awesome nail house' is finally torn down after 14 years of blocking traffic https://t.co/iwyng3zX1j pic.twitter.com/rSV3Xrxibn
— Shanghaiist.com (@shanghaiist) September 19, 2017
En 2015, informa el periódico The Paper, las autoridades intensificaron los contactos con la familia para forzar su salida. Fueron numerosas llamadas telefónicas y hasta ocho reuniones con el propietario, un hombre de 87 años, que "tras analizar objetivamente las ventajas y desventajas de mudarse", decidió en agosto firmar finalmente el contrato. No están claros los motivos reales, pero una de las mujeres que habitan la casa explicó al digital SixthTone que la familia había sido objeto de críticas y elucubraciones entre el vecindario: "Ha habido demasiados rumores en los últimos años, diciendo que queremos un precio más alto y nos han criticado por ser gente egoísta (...) Varios dicen que hemos recibido miles de millones de yuanes. Si así fuera, nos habríamos mudado hace mucho tiempo", dijo.
Los 14 años de rebeldía terminaron en apenas 90 minutos, el tiempo que tardaron las excavadoras en demoler la casa durante la madrugada del domingo al lunes y el que necesitaron los empleados para apartar las ruinas.
Casos como el de la familia Xu no son raros en China. En mandarín se les llama dingzihu, literalmente casa clavo, porque sus propietarios se aferran a ella oponiéndose a la compensación de las autoridades o de promotores inmobiliarios al considerarla injusta. Son, generalmente de forma involuntaria, voces críticas al voraz proceso urbanizador que ha sufrido el país y sobre todo a las formas utilizadas para sacar de sus casas a los afectados por la construcción de una carretera, un nuevo bloque de apartamentos o un flamante centro comercial. Hay miles de casos similares cada año, cuya práctica totalidad acaban igualmente desalojados tras un dictamen judicial. Los que más resisten terminan en ocasiones con el agua corriente y luz cortadas e incluso siendo amenazados por matones a sueldo de las empresas inmobiliarias.
Según las autoridades, la familia ha sido compensada con cuatro apartamentos en Shanghái de nueva construcción, de acuerdo con "el mismo estándar" que se aplicó al resto de vecinos hace 14 años. El Gobierno, dicen los medios, nunca subió la oferta. Sin embargo, y teniendo en cuenta que entre 2003 y 2017 los precios de la vivienda en la metrópolis china se han incrementado de media un 850% (o multiplicado por nueve), al menos sobre el papel la tenacidad de los Xu ha tenido premio.
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