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Luigi di Maio se perfila como candidato del Movimiento 5 Estrellas

El vicepresidente de la Cámara, de 31 años, es el único aspirante de peso que se presentará el próximo domingo en el congreso de Rimini

Daniel Verdú

Italia consume los últimos meses de legislatura con muchas más dudas que certezas. No hay una ley electoral fiable, el centro derecha no se decide a formar una coalición y Matteo Renzi, el candidato oficial del PD, sigue altamente cuestionado desde su propio electorado. Todo es tan confuso, que hasta Silvio Berlusconi, amortizado políticamente e inhablilitado por fraude fiscal, amaga con volver al ruedo. Sin embargo, en el Movimiento 5 Estrellas (M5S), el partido con mayor estimación de voto en las encuestas (28%, según el último sondeo de Repubblica), ya está bastante claro quién será el candidato a primer ministro que saldrá del congreso que se celebrará el domingo en Rimini. Luigi di Maio (31 años), por incomparecencia de todos los rivales de peso que podían disputarle el liderazgo, se perfila como el nuevo cabeza de lista de la formación.

El plazo para presentar candidaturas terminó el lunes al mediodía. Se esperaba que pudieran concurrir Alessandro di Battista o Roberto Fico, dos dirigentes de peso que aglutinan diversas corrientes de la formación anticasta. Pero ambos evitaron la contienda y solo se inscribieron en el registro online otros siete nombres de perfiles muy discretos —una senadora, un perito informático, un concejal...— que difícilmente podrán competir con el tirón político y mediático de Di Maio, uno de los dirigentes predilectos de Grillo y el hombre que desde hace meses señalaban todas las quinielas para competir en las elecciones generales.

El partido seguramente hubiera preferido que fuese una celebración algo más abierta y con varios aspirantes potentes para escenificar la pluralidad del movimiento y evitar la sensación de unas elecciones menos disputadas. El sistema informático de configuración del programa político y de votación para las primarias (llamado Rousseau), además, puede quedar en entredicho con una baja participación. Pero el indiscutible liderazgo ejercido de facto por Di Maio en los últimos meses no hacía necesarias grandes aventuras a las puertas de unas elecciones: es joven, asentado y funciona entre la inquebrantable militancia del M5S.

Las primeras críticas tardaron segundos en llegar. Desde el resto de partidos políticos, que han recibido los ataques del M5S por su falta de democracia interna (el PD lo comparó con Kim Jong-un y Corea del Norte). Pero también desde algunos exponentes del propio partido de Grillo, que ayer se desplazó de Génova hasta Roma para tutelar un esperado momento que no debía convertirse en un arma de doble filo contra el partido. Esas quejas señalan el hecho de que el futuro candidato —una vez se elija el domingo— adquirirá también parte de los poderes que hasta ahora se arrogaba el cómico, considerado el “garante” que proporciona el equilibrio. Este grupo de militantes más ortodoxo veía en Fico a un mejor candidato.

Di Maio (Avellino, 1986), hijo de una profesora y un dirigente de los partidos de inspiración posfascista Movimiento Social Italiano y luego Alianza Nacional, ha sido uno de los alumnos aventajados de Grillo desde que en 2007 comenzó a militar en el partido. Hábil en el cuerpo a cuerpo, ha sabido ampliar el registro electoral del partido acercándose a posiciones próximas a la Iglesia y a la patronal de empresarios. Con su última aparición en el foro económico de Cernobbio cimentó esa transversalidad tan característica del movimiento.

Una de las críticas que suelen lanzarse sobre el futuro candidato es que carezca de una licenciatura universitaria. Su juventud e inexperiencia en la gestión política -Berlusconi lo calificó el domingo de "meteórito de la política"- también se han usado a menudo en su contra. Pero tiene otras virtudes. Es experto en sistemas informáticos, en comunicación y luce un conocimiento y habilidad en ese mundo que casan bien con los procesos de elección y difusión de contenidos del M5S. Su talento político en los espacios cortos, exhibido durante los últimos 5 años en la Cámara, donde ha logrado gran autoridad dentro de su partido, son sus puntos fuertes.

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La idea de un candidato que arrasa sin apenas oposición es tan poco deseada que el escritor Roberto Saviano, en clara provocación a un partido con el que ha tenido ya rifirrafes, ha anunciado esta mañana que quiere ser candidato. En principio, no tiene posibilidad. “Lo hago para sacarles de una situación patética, por no decir búlgara. Rompiendo una lanza a mi favor diré que admito que no soy militante del M5S, pero comparto con di Maio el estatus de investigado por difamación. Gajes del oficio”.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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