Trump alega que los problemas telefónicos de Peña Nieto impidieron que le llamara por el terremoto

Donald Trump tardó siete días en ofrecer sus condolencias a Enrique Peña Nieto por el terremoto que provocó la muerte de 98 personas en México la semana pasada. Este jueves, a través de un tuit, el presidente de Estados Unidos defendió la demora alegando que “no pudo contactarlo durante tres días por la mala cobertura” de su homólogo mexicano. La justificación, que todavía no ha sido ni confirmada ni desmentida por el Gobierno de México, es la última pincelada de otra fisura diplomática entre EE UU y su vecino sur.

Todo comenzó con el feroz paso del huracán Harvey en Texas a finales de agosto. México, como había hecho en ocasiones anteriores, brindó su ayuda tanto al gobierno federal de EE UU como al gobierno de Texas. El secretario de Estado, Rex Tillerson, agradeció la oferta durante un breve encuentro con el canciller Luis Videgaray en los días sucesivos a la catástrofe. Greg Abbott, el gobernador de Texas, también conversó con Videgaray y agradeció el apoyo ofrecido. Trump no hizo ningún comentario al respecto.

A los pocos días, el 7 de septiembre, México sufrió el golpe de un terremoto de magnitud 8.2, uno de los peores de su historia. Pasaron cuatro días y el presidente estadounidense no hizo mención al sismo ni se puso en contacto con Peña Nieto. El Gobierno mexicano anunció entonces que, dada la gravedad del movimiento sísmico y del paso del huracán Katia por su territorio, retiraba su oferta de ayuda a EE UU. La razón que alegaron las autoridades en el comunicado era la necesidad de disponer de todos los recursos económicos posibles para reconstruir las zonas dañadas en su propio territorio tras los fenómenos naturales.

Este jueves, en paralelo al comentario de Trump, el secretario de Defensa estadounidense, Jim Mattis, se dirigía a la Ciudad de México para enmendar relaciones y participar en las conmemoraciones del Día de la Independencia. Desde que el republicano llegó a la Casa Blanca, las relaciones entre ambos países se resumen en una mezcla de signos positivos y negativos con respecto a la modernización del Tratado de Libre Comercio, la posible construcción de un muro en la frontera o la cooperación respecto a la inmigración y el crimen organizado.