Qatar rechaza que sus peregrinos vuelen a La Meca en aviones saudíes
Riad no logra vencer la desconfianza de Doha debido al enquistamiento de la crisis entre ambos países
El anuncio saudí de relajar el boicot a Qatar con motivo del Haj, la gran peregrinación anual de los musulmanes a La Meca, no ha logrado disminuir las tensiones entre ese país y sus vecinos. Doha ha rechazado este lunes que sus peregrinos tengan que viajar en aviones saudíes y ha aprovechado para reclamar un levantamiento total del embargo, en lugar de un mero gesto político. Las discrepancias al respecto confirman que la crisis diplomática del Golfo se ha enquistado.
“El traslado de peregrinos cataríes [a La Meca] a través de las líneas aéreas saudíes carece de precedentes, es ilógica y contraviene las enseñanzas del islam, que insta a facilitar ese deber a todos los musulmanes”, ha manifestado el director de la Oficina de Información del Ministerio de Exteriores de Qatar, el embajador Ahmed Bin Saeed al Rumaihi, en un comunicado.
A punto de cumplirse tres meses desde que Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto cortaran relaciones con Qatar, el monarca saudí dio la semana pasada un pequeño paso hacia la reconciliación. Con motivo del peregrinaje anual, que se inicia el próximo miércoles y constituye uno de los cinco pilares del islam, el rey Salmán ordenó la reapertura de la frontera catarí para los romeros.
La medida, que las autoridades cataríes tacharon de “política” desde el principio, ha chocado con obstáculos. Aunque tres centenares de personas han cruzado por el paso terrestre de Abu Samra / Salwa, los aviones saudíes que, a instancias del soberano, debían recoger a los peregrinos no han llegado a Doha. La compañía aérea saudí Saudia denunció el domingo que no había obtenido permiso para que sus aparatos aterrizaran en Doha. La Oficina de Aviación Civil catarí ha negado este lunes que se le rechazara el permiso, pero que debía coordinarse con el Ministerio de Asuntos Islámicos, responsable del Haj.
“Arabia Saudí no impone que los peregrinos de otros países tengan que viajar con Saudia”, señala el portavoz catarí, quien reclama el derecho de los ciudadanos de su país a elegir el medio de transporte que prefieran. Su susceptibilidad se entiende mejor al recordar que los cuatro aliados contra Qatar han cerrado su espacio aéreo a la línea aérea catarí, Qatar Airways, obligándole a desviar sus vuelos sobre Irán, lo que supone un aumento de sus costes.
Al Rumaihi también ha subrayado que ni el Estado de Qatar ni sus peregrinos necesitan de la caridad saudí para realizar el Haj. En su opinión, la verdadera caridad sería “facilitar el cumplimiento de este deber a los peregrinos levantando el embargo sin restricciones”.
Las reticencias cataríes hacia la propuesta saudí revelan la desconfianza que se ha instalado entre ambos países desde que Riad y sus aliados acusaran a Doha de apoyar el terrorismo y simpatizar con Irán. Qatar se ha negado a asumir las exigencias planteadas por sus vecinos, entre ellas un giro a su política exterior y el cierre de la cadena Al Jazeera, por considerar que se trata de una intromisión intolerable. El jeque Mohamed reiteró la semana pasada durante una visita a Suecia que su país está dispuesto a debatir cualquier preocupación de esos países, pero que cualquier arreglo a la crisis debe fundarse en el respeto a la soberanía y la no interferencia en los asuntos internos.
Unos dos millones de musulmanes viajan cada año a La Meca de acuerdo con las cuotas que las autoridades saudíes fijan para cada país en función del número de musulmanes. La norma general es un peregrino por cada mil creyentes, pero los habitantes de las monarquías vecinas, donde hay una gran población inmigrante, suelen recibir más permisos. El año pasado 18.400 personas presentaron su solicitud en Qatar, al que Riad atribuyó 1.200 plazas, 900 de ellas reservadas a cataríes.
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