Una ‘millennial’ para paliar el caos informativo en la Casa Blanca
Los Trump la consideran un miembro más de la familia y eso la convierte en una figura casi intocable en pleno tumulto
Hope es una las palabras más utilizadas en los lemas de campaña para movilizar la ilusión y la confianza del electorado hacia un proyecto. Esperanza, en la traducción literal del inglés, se llama la elegida para dirigir el aparato de comunicación de la Casa Blanca, de apellido Hicks. La millennial de Connecticut es una de las personas más fieles a Donald Trump y su bajo perfil le permitió sobrevivir al tumulto permanente que acecha al presidente. Ni siquiera tiene cuenta en Twitter y en Instagram es privada.
Los que siguieron la contienda electoral recuerdan perfectamente a la elegida para sustituir al controvertido Anthony Scaramucci, que no duró más de diez días en el cargo de propagandista jefe. Se encargaba, entre bastidores, de dirigir la estrategia de comunicación. Y todo indica que la idea es que siga al margen del objetivo de las cámaras para protegerse. Esa discreción se está mostrando un activo clave para prosperar sin que se note mucho.
Hicks tiene su oficina al lado de la de Trump. Los corresponsales de la Casa Blanca, de hecho, dicen que era una especie de guardiana con la autoridad suficiente para decir quién entraba en el Despacho Oval y cuentan cómo les colaba para encuentros improvisados con el presidente. Eso era antes de que el general retirado John Kelly asumiera el cargo de jefe de gabinete y empezara a poder orden en el caos.
La exmodelo es una de las figuras más jóvenes en el complejo entramado político en Washington. La debutante tiene 28 años. Trabajó con Jason Miller durante la transición, después con Mike Dubke y con Sean Spicer. Anthony Scaramucci también dijo que su plan era mantenerla en el equipo de comunicación de la Casa Blanca, que iba a someter a una intensa purga para cortar las filtraciones.
El anuncio de su nombramiento se hizo en plena ruptura de las relaciones del mundo empresarial con la Administración, limitado a una nota de prensa. Nada que ver con la puesta en escena que hace un mes se hizo para presentar al tiburón de las finanzas. Hope Hicks trabajará codo con codo con Sarah Huckabee Sanders, la secretaria de prensa, otra superviviente. En principio su cargo es interino pero no será una sorpresa si lo asumo con carácter permanente.
La intocable Hope Hicks, como dicen en los círculos políticos, es una vieja amiga de Ivanka Trump, hija predilecta del presidente, y Jared Kushner, yerno y asesor directo de Donald Trump. En el entorno de la familia la tratan como un miembro más, hasta el punto de que la incluyeron en el grupo que estuvo en la audiencia con el Papa Francisco –Sean Spicer se quedó fuera. Pese a esta proximidad con el magnate, se dirige a él como “Mr. Trump”.
Trump la llama cariñosamente “Hopester”. Hicks entiende que está ahí para ayudar y por eso ejerce al pie de la letra su papel de defensora intelectual del presidente. Pero como sucede con otros miembros cercanos personalmente al magnate, en los círculos de poder en Washington se preguntan si estas figuras de su anterior vida en Nueva York no hacen más que torpedear el trabajo de la Administración.
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